Kim
Puse una rosa allí, otra hojita allá. Agarré el atomizador y le eché agua a las plantas.
El arreglo que estaba haciendo estaba quedando hermoso, y no era por creerme mucho o algo así, pero de verdad era buena en esto. Era enorme y colorido; la señora que lo pidió me había dicho que tenía que hacerlo como si fuera el último arreglo de flores que fuera a hacer en mi vida. Ella debe estar orgullosa. Hice un gran trabajo con esto.
Pero no hice un gran trabajo al manejar mis emociones.
De un momento a otro, las lágrimas ya se estaban derramando por mi rostro. Algunas caían en las flores y no me esforcé en quitarlas. Era de igual forma agua.
—Oh, corazoncito, no llores más. —Ulises, quien estaba detrás de mí limpiando unas plantas, se hizo a mi lado y pasó un brazo huesudo por mis hombros—. Tu rostro hermoso ya está todo hinchado y rojo de tanto llanto.
—No eres muy bueno... tratando de animar a las personas. —Sorbí mi nariz y apoyé la cabeza en su pecho.
—Es cierto, pero ¿sabes en qué soy bueno? —preguntó. No esperó a que respondiera—. ¡A vivir la vida de fiesta en fiesta, corazoncito!
Me alejé un poco para verlo a los ojos.
—¿Qué diablos estás hablando, Uli? —quise saber. Él rodó los ojos como si le molestara mi lentitud para entender las cosas.
—Lo que quiero decir, corazoncito, es que tú, Diane y yo iremos a una hermosa y agradable discoteca para vivir la vida loca, loca, loca, loca...
—Ya entendí el punto, Ulises. —Lo interrumpí. Me separé de él y crucé los brazos—. No creo que sea buena idea...
—En realidad, no te estoy pidiendo opinión, cariño. Ya está confirmado; hoy saldremos de fiesta. —Alzó una mano y la empezó a mover de un lado a otro como si hubiera música la cual bailar.
Hice una mueca de desagrado.
—No quiero ir a ninguna fiesta —le dije.
—¿No quieres ir? —Hizo un puchero y yo negué con la cabeza en respuesta—. Pues me importa un pedo lo que pienses, porque de igual forma iremos. —Su boca se frunció de una forma extraña y se miró las uñas con sumo interés.
—Dije que no quiero ir...
—¡Diane! —Su grito me hizo sobresaltar. Nosotros estábamos en la parte trasera del local donde se guardaban los arreglos pedidos, y donde limpiábamos las flores y las plantas. Diane estaba en los mostradores, quizá jugando algo en su celular, ya que hoy no había mucha clientela.
Ella llegó un segundo después del grito de Ulises y nos miró confundida.
—Pedacito de cielo, imagínate que corazoncito dice que no quiere ir a bailar esta noche. —Ulises hizo un mohín completamente ridículo. Este chico era infantil.
Diane abrió la boca, mostrándose indignada.
—¿Por qué rayos corazoncito no quiere ir? —preguntó, utilizando el mismo apodo de Ulises hacia mí.
—Porque corazoncito no tiene ánimos para bailar y beber —repliqué yo. Era extraño hablar de mí misma en tercera persona y mucho más extraño mientras lo hacía llamándome "corazoncito". Ulises y sus estúpidos apodos.
—Pero pedacito de cielo quiere que corazoncito vaya porque así se distraerá y pasará un agradable momento con sus amigos. —Diane hizo un puchero al igual que Ulises. Rodé los ojos un tanto cansada de todo este asunto.
ESTÁS LEYENDO
¿Matrimonio falso? |¿MF? #1|
Romance|Historia ganadora de los premios Wattys 2015 en la categoría "Las Favoritas de los Coleccionistas"| -¿Quieres casarte conmigo? En cuanto escuché esas tres palabras saliendo de los labios del mejor amigo de mi hermano se puede decir que tuve tres r...