Parpadeé. Sentí unas suaves caricias en mi espalda y hombros junto con una respiración sobre mi cuello. Después siguieron unos cuantos besos sobre mi piel y aquello me despertó por completo.
No quería abrir los ojos, pero los besos y caricias me distraían bastante. Empecé a removerme, aún adormilada, tratando de espantar a quien quiera que estuviera haciéndome eso.
Escuché una risa suave.
Jay.
—Buenos días, amor —me susurró en el oído para después dejarme un beso detrás de la oreja. Sonreí con los ojos cerrados.
Dejó unos cuantos besos en mi espalda, haciendo que mi piel se erizara. Recordé lo sucedido la noche anterior, y una pequeña sonrisa se formó en mis labios. Nunca había sentido algo así, fue...
Abrí los ojos de par en par.
—Oh Dios —exclamé aterrorizada.
¿Por qué siempre mencionaba a Dios en momentos así?
—¿Qué pasa? —preguntó Jay, quien estaba acostado en la cama, con un brazo debajo de la cabeza y con la otra mano acariciándome la piel descubierta.
Me giré hacia él.
—Jay, no utilizamos condón —dije escandalizada.
Jay detuvo las caricias. Abrió los ojos desmesuradamente y se incorporó de repente.
—Carajo —murmuró pasándose las manos por el cabello.
—¿Qué haremos? —pregunté con el terror invadiéndome poco a poco.
Jay se paró de la cama, haciendo que la sabana se deslizara de su cuerpo. Viéndolo a la luz del día, completamente desnudo, era algo muy diferente a verlo en la noche. No pude evitar recorrer mi vista por todo su atlético cuerpo.
—Kim —me regañó Jay. Alcé la mirada de eso y contemplé su rostro burlón.
—Oye, no me digas que no vea porque es imposible —señalé alzando las manos tratando de fingir inocencia.
Jay se rio y negó con la cabeza. Cuando encontró en el suelo su camisa se la puso y eso mismo hizo con el pantalón.
—Iré ahora mismo a comprar la pastilla —comentó mientras se ponía los zapatos—. Apenas son las... siete y media, así que han pasado unas... ocho o nueve horas. No hay problema, la pastilla te servirá.
—¿Y qué pasa si no lo hace? ¿Y si quedo embarazada? —Abrí la boca con horror. Pensé en algo más y miré a Jay con el ceño fruncido—. ¿Acaso eso no me dejará estéril.
Primero que todo, aún estaba demasiado joven para tener hijos. No era que no quisiera tenerlos, pero todo debía ser a su debido tiempo. También había escuchado por ahí que la píldora te dejaba estéril, aunque eran solo rumores, supongo.
—Serás una hermosa chica embarazada —dijo sonriéndome.
—¡Jay!
Se carcajeó conforme agarraba mis llaves del apartamento y su billetera de la mesa de noche.
—Y no te preocupes, sé muy bien cómo funciona la pastilla.
Alcé una ceja al escucharlo.
—No diré nada al respecto. —Saber de su anterior vida promiscua era lo que menos quería en ese momento. Me crucé de brazos. La sabana que me rodeaba ocultaba mi desnudez, afortunadamente.
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¿Matrimonio falso? |¿MF? #1|
Romance|Historia ganadora de los premios Wattys 2015 en la categoría "Las Favoritas de los Coleccionistas"| -¿Quieres casarte conmigo? En cuanto escuché esas tres palabras saliendo de los labios del mejor amigo de mi hermano se puede decir que tuve tres r...