Es apenas un instante, un momento, un segundo en el que uno se equivoca de camino. A partir de ahí cada paso que damos nos aleja cada vez mas de nosotros mismos. No tenemos conciencia de los errores que cometemos, apenas una sensación, una pequeña voz interior que nos dice “algo está mal”. Y aunque esa vocecita está ahí seguimos adelante, ignorándola, equivocándonos, casi a conciencia.
Lo ves venir. Sabes que eso que estás por hacer va a cambiar todo, y así todo lo haces. Ya te equivocaste, ya te fuiste, ya te perdiste, ya te traicionaste. Y ahí te mirás al espejo y ya no te reconoces, hay otro que te mira, te pregunta “¿Dónde fuiste? ¿Dónde estás?”
Un error lleva a otro. Es tan fácil equivocar el camino y tan difícil volver de eso. Es un impulso, un momento irracional, y ya no hay vuelta atrás. Incluso cuando tenemos buenas intenciones un error puede cambiar todo, romper todo. Ya estás perdido, errado, extraviado, si no tenés rumbo ¿A dónde podrás ir?
Hay alertas, hay advertencias que no avisan, pero nosotros hacemos caso omiso y vamos directo al error. Cuando nos equivocamos, nos desviamos del camino. En ese largo y duro camino por hacer el bien, hacemos daño, causamos heridas, que tardan en curar. El dolor se tranforma en resemtimiento, en tristeza inolvidable.
Lo único que sé, que desde entonces no soy la misma. Quieres volver al pasado, echar el tiempo atrás, pero sabes que es imposible. Me hubiera gustado no haber aceptado algunas decisiones, pero, lo bueno de equivocarme es que al equivocarme he aprendido que no todo está perdido y que podemos sacar algo bueno de los errores, aunque hayamos dañado a los demás, puedes sacar algo positivo. Muchas veces nos sentimos vulnerables, pero eso mucha gente no lo vé, porque se piensan que por sonreír somos felices, y no es así. En mi caso, sonrió porque en su momento lloré mucho. Sonrió porque no quiero satisfacer a los demás en verme infeliz, aunque sea una sonrisa fingida, a ellos les da igual, solo me quieren ver mal.
Muchas veces, no aprendemos de nuestros errores. Muchas veces, cometemos errores que sabemos que nunca tendriamos que haberlos cometido, pero son inrremediables. Son errores que por muchas veces que pensemos en el porqué, no encontraremos solución.
Todos tenemos esa vocecita que nos dice, que estamos equivocados, no hagamos esto, pero muchas veces, nos equivocamos por orgullo, por no demostrarles a los demás, que los que están equivocados son ellos y no nosotros. Y eso, a la larga, nos perjudicará.
Mi reflexión de esto es que: Nos equivocamos porque pensamos que lo que decidimos está bien, aunque hagamos daño a los demás, pero la mayoría de las personas se equivoca porque solo piensan en ellos, y no en su alrededor. Por muchos consejos que nos den, hasta que no te des con el canto en la frente no aprendes. Asi que, se aprende a base de caídas y golpes. Equivocarnos está bien, pero si sabemos qué aprender de cada error y no cometerlo más.
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Reflexiones de una adolescente.
RandomSon recopilaciones mías, donde digo lo que pienso y reflexiono sobre las cosas de la vida, las preguntas más frecuentes que la mayoria de los jovenes se preguntan.