-¿Qué no eras Sytles? -pregunté. -Es decir, la voz del portero me dijo que aquí vivía el señor Sytles. -él rió. -¿Qué? ¿qué es lo gracioso?
-No soy Sytles, eso es sólo por si a alguna fan se le ocurre venir a la casa. Soy completamente un Styles -dijo sonriendo -Bueno no te has presentado conmigo aún no, es decir, vienes a mi casa pero no sé quien eres -suspiré -Soy Serena, Serena Evans -dije. Él tomó suavamente mi mano y la besó -Es un placer conocerte Serena, de todos modos ya sabía quien eras -yo lo miré confusa -¿No qué no me conocias? -él volvió a reir, se reía mucho, se me hacia muy irritante. -Claro que te conozco, eres la famosa Serena, sólo dije lo de tu presentación por cortesía, se supone que todos debemos presentarnos ¿no? -rodé los ojos y me limité a asentir mirando más el jardín para encontrar con la vista la pelota de tenis -¿No piensas pedirme un autógrafo? Esto si que es raro -volteé mi mirada hacia él mirándolo ahora con desprecio -Mira, ya me has cansado lo suficiente. Sólo vine aquí para buscar mi pelota y resulta que tengo que soportar a un chico famoso más egocéntrico de lo que pensé, déjame ir por la maldita pelota e irme ¿si? -él me miró sorprendido, imagino que nunca se habría esperado esas palabras por parte de una chica. Menos yo, nunca había tratado así a alguien, pero su formalidad y sus frases irónicas me habían irritado lo suficiente. Sorpresivamente él asintió a mi pedido y se retiró hacia adentro de la casa. -Bueno, genial Serena, tu cáracter acabó con la primera amistad que podrías haber tenido.- dijo una pequeña voz en mi cabeza. No, para nada, yo nunca sería amiga de alguien superficial como él. Algo furiosa comenzé a recorrer el patio en búsqueda de mi pelota, nada. Caminé como por 10 minutos y no había señales de ella. Volví hacia donde había estado platicando con el dueño de la casa y ¡Bingo! la pelota estaba encima de la mesita donde Styles estaba sentado hace un rato. Rápidamente la tomé y me fuí lo antes posible de ese lugar, al que tenía pensado no volver jamás.
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-¿Cómo dices que te dijo? -preguntó mamá entre risas. Estábamos almorzando barbacoa que papá había preparado en su nueva parrilla, y yo comenzé a comentarles el hecho que había vivido hacía un rato en la casa del vecino. -¿No piensas pedirme un autógrafo? -imité su voz y provoqué que todos los que estaban en la mesa rieran, incluyéndo a Monique que se había quedado a almorzar también. A pesar de ser mi manager teníamos muy buena relación y también con mi familia.
-Y con semejante historia no nos has contado quién era ese chico egocéntrico aún -comentó Monique mientras Thomas le pasaba la ensalada. -Creo que era Harry Styles, el de One Direction. -sentí a Monique ahogarse un poco con la bebida que estaba tomando en ese instante. -Serena ¿de verdad le dijiste eso al mismísimo Harry Styles? -dijo mirándome ahora seria. -Hmm... ¿si? -respondí ahora un poco avergonzada, pues, era claro. Esto me traería consecuencias, si a Styles se le ocurría contarle esto a algún medio o algo por el estilo podría quedar él como el bueno de la historia y yo como una joven histérica que quiso humillarlo. -Serena, deberás ir a pedirle perdón -Saqué la vista de mi plato y miré a mi manager con mis ojos bien abiertos -Sí, lo siento Serena pero esto puede trascender a los medios y arruinaría tu imagen. Además sólo será una disculpa. -Miré a mis padres y ellos aprobaban lo que Monique acababa de decir, pensaban que tenía razón. Rayos, tendría que ir a pedirle disculpas a ese idiota. Preferiría haber hecho bungee jumping desde el puente más alto del mundo, aunque sea fóbica a las alturas, antes que pedirle perdón y que mi dignidad se vaya por el retrete. Terminé mi plato de barbacoa aunque el apetito se me había ido por completo y me dirigí al jardín. Estaba dubitativa. No sabía si ir ahora sería el mejor momento. Daba igual, de todas maneras ya iba a perder la dignidad disculpándome, así que ahora o nunca, iría.
Estaba llegando a la puerta, el corazón me latía bastante fuerte, me avergonzaba tener que ir a pedir disculpas. Toqué el timbre, la misma voz que ayer me había atendido habló. -¿Quién solicita al señor Sytles? -preguntó -Soy Serena, vine ayer -se escuchó un lejano "no" por el timbre. -Lo siento señorita Evans, pero el señor Sytles no se encuentra en condiciones de recibir visitas. -¿Por qué rayos le seguía diciendo Sytles si sabía que era yo? Cómo sea. ¿Qué hacía ahora? era obvio que Harry no quería verme después de lo que le dije. -Pero... es urgente, necesito disculparme por algo -dije algo desesperada, ya era demasiada humillación tener que ir hasta allí para que no me reciban. Silencio, nadie contestaba ¿habría ordenado Harry al señor de la voz que me dejara? justo cuando pensé en volver a casa respondieron -Puede pasar señorita Evans. -Las grandes puertas se abrieron y caminé hacía lo que debía ser la puerta principal. Un mayordomo me abrió la puerta antes de que pudiera tocarla. -Pase por favor, el joven Harry está en su recámara -Agh, detestaba estos tonos formales tan londinenses. Subí por las escaleras que me habían indicado y golpeé la puerta que imaginé que sería la de el cuarto de Harry ya que había una H dorada trazada sobre ella. Golpeé. Luego de unos segundos la puerta se abrió dejando ver a un Harry con el torso descubierto. Me estremecí. Estaba muy cerca mío y con una gran cantidad de piel al aire, esta situación me incomodaba demasiado. -¿Vas a pasar o qué? -preguntó. Vaya, su tono había cambiado mucho que al que tenía ayer. Me adentré a la habitación, al parecer estaba jugando con su perrito, ya que allí había un hermoso Golden Retriever que lo miraba ansioso con una pelota roja en su boca. -¿Es tuyo? ¿Cómo se llama? -pregunté. -Se llama Zeus, ¿para qué has venido aquí? -respondió algo cortante. En cuanto Zeus notó mi presencia, se abalanzó sobre mí haciéndome caer al suelo. Comenzó a lamer mi rostro y no podía parar de reírme. -Zeus, ya basta -dijo Harry entre risas intentando sacar al perro que estaba aún sobre mi. Finalmente el perro se movió y Harry, que estaba sobre él, cayó encima mío. Nuestros rostros estaban a muy poca distancia de separación. Podía sentir su respiración agitada mezclándose con la mía. Nuestras miradas se conectaron por unos segundos, él parecía acercarse lentamente a mi. ¿Me iba a besar? cuando logré reaccionar y mover mi cabeza, noté que él aún estaba sin camiseta. Mis mejillas se ruborizaron y el se incorporó rápidamente. Imité su acción. -Lo siento -dijo. -No hay cuidado -respondí aún incómoda por lo que acababa de suceder. -Bueno, en fin, no me has dicho a qué venias... -dijo colocándose una camiseta. -Bueno, en realidad yo... venía a ofrecer una disculpa, por lo qué pasó ayer, ya sabes... -él me miró sonriente -Ah si? ¿qué pasó ayer? -preguntó con cara de confusión -¡HARRY! ya lo sabes, no me hagas repetirlo. Bueno... vine a disculparme por eso, lo siento de veras, no quería decir eso, sólo, se me salió ¿si? Lo lamento. -
-Disculpa aceptada -respondió. Dejé escapar un suspiro. -Pero ahora... ¿me pedirás el autógrafo? -lo fulminé con la mirada. -Es broma, es broma -por primera vez le dediqué una sonrisa. Creo que al fin y al cabo no era tan malo como había pensado.