-A mi... también me gustas, Harry. -solté tímida al separarnos. Su sonrisa se ensanchó más de lo que nunca había visto. Dejaba a la vista sus perfectos hoyuelos. Él en verdad lucía feliz. Y yo también lo estaba, al parecer. Bajé mi mirada al suelo y corrí uno de mis cabellos detrás de mi oreja. No sabía que decir. Y al parecer no fue necesario decir nada, ya que él envolvió sus brazos a mi alrededor, apretujándome.
-No sabes cuan feliz estoy. -dijo. Sonreí y Harry besó mi mejilla. -En verdad.. si tú no sentías lo mismo, que era lo que imaginaba, no sé como habría hecho para mantenerme lejos de ti. -era tan divertido y dulce oírlo decir esas palabras acerca de mí.
-Pero si lo siento. Así que ya deja las cursilerías, ¿quieres? -solté una risa y él también rió besando mi cabeza. -Bien, dejaré las cursilerías. Ya ni siquiera me reconozco diciendo este tipo de cosas -dijo y fingió indignación, yo golpeé suavemente su brazo con mi puño. -¿Dónde está el Harry Styles rudo y frío que conocía? -solté.
-Pues-s-s... parece que le ha picado el insecto del amor. -respondió con una mueca graciosa. Observé mi reloj y noté que ya eran más de las 8. Debía volver al hotel donde me alojaba y poder descansar para el concierto de mañana en Alemania. -¿Ya es tarde? -preguntó él a lo cual asentí como respuesta. -Bien, me gustaría haber pasado más tiempo contigo, pero supongo que tendré que llevarte al hotel. -su intento de cara de perrito me convenció de pasar un rato más con él.
-Harry Edward Styles, tu mal intento de cara de perro mojado no me convenció en absoluto. Pero como me das pena cederé a pasar un tiempo más contigo. -él sonrió como si supiera que iba a ganar un debate.
-¿Película y palomitas, entonces? -levanté mi pulgar en asentimiento mientras nos dirigíamos hacia su coche. -Oye, un momento, ¿cómo sabes que mi segundo nombre es Edward? -<<Rayos>> pensé automáticamente. No esperaba que ese detalle se hubiera notado. Harry levantó sus cejas de manera interrogante y no abría la puerta del auto. Al parecer no abriría hasta tener su respuesta deseada.
-Está bien, tal vez, ¡sólo tal vez! Te haya buscado en Google, ¿contento? -Harry simplemente se dignó a abrir las puertas del auto y dejó a la vista su dentadura brillante. Una vez más, volvía a sentirse ganador. Debía procurar evitarlo.
...
Buscamos algún cine que no se viera tan repleto, por la obvia razón de que simplemente queríamos ver una película y no organizar un caos. Luego de un rato de búsqueda finalmente lo encontramos. Un cine particular que no quedaba tan lejos del centro de la ciudad, pero tampoco estaba demasiado cercano a todo. El punto intermedio ideal.
Luego de sacarnos fotos con algunas de las personas que nos lo pidieron, fuimos rápidamente hacia la boletería. Deliberamos la elección por un momento hasta que ambos coincidimos por "The Purge", una de suspenso que parecía bastante entretenida. Compramos los tickets, palomitas de maíz y bebidas y entramos a la sala.
Durante el comienzo no pensé que me aterrorizaría. Pero en el transcurso de la película, cuando los purgadores con las máscaras llegan a la casa, comenzé a ponerme nerviosa. Ya había olvidado que las películas de suspenso siempre me ponían inquieta. Rayos, no quería quedar como una cobarde frente a Harry, así que continué mirando sin dejar de comer palomitas, lo que tampoco me ayudaba demasiado. Me aguanté bastante hasta que los purgadores entraron a la casa. Me aterrorizaban sus máscaras pero sobre todo su manera de actuar, eran demasiado sádicos y eso me asustaba. Comencé a bajar mi cabeza y mi cuerpo y a esconder mi cara detrás del tarro de palomitas. Estaban atacando al padre violentamente. Sin moverme mucho observé de reojo a Harry, quien estaba bastante concentrado en la película como para notar mi nerviosismo, por buena suerte. Cuando decido volver a mirar, de la nada aparece el líder y asesina al padre. No llegué a detener el tarro de palomitas cuando se me cayó al suelo. La situación de la película me había tomado totalmente desprevenida, no esperaba para nada eso. Malditos films de suspenso.
Harry comenzó a reir y mis mejillas estaban hirviendo de la verguenza. Al menos en los cines las luces siempre están apagadas. Volví a acomodarme en el asiento y elegí ser valiente, despúes de eso no creía que otra cosa pudiera ser peor. Harry pasó su brazo por mis hombros y me acercó más a él. -¿Te encuentras bien, Serena? ¿Quieres que nos vayamos? -preguntó atento. Negué con la cabeza y le afirmé que estaba bien. El resto de la película no fue tan malo, para variar. Volvimos hacia el hotel donde yo tenía hospedaje. El bajó de su auto para acompañarme hasta la entrada del hotel. Luego de abrazarnos por un largo rato, lo solté un poco.
-Te extrañaré mucho, Harry. -él besó mi coronilla y luego acarició mi mejilla izquierda.
-Yo también a ti, Serena. Prometo que te llamaré y estaré en contacto contigo cada vez que me sea posible -asentí y volví a abrazarlo. Era reconfortante tenerlo conmigo, aunque ya estuviera por acabarse. Me alejó un poco de nuevo para mirarme a los ojos y después unir sus labios con los míos. No quería estar lejos de él. Sin embargo, debía aceptarlo. -Te quiero.
-Y yo a ti. -me sonrió y se dirigió a su auto para luego marcharse. Y al parecer, sería nuestra despedida por un tiempo. No sabía si sería largo o corto, pero en fin, un tiempo.