Capítulo 1- Oveja.

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Narra Callie~

31 días antes.

Yo no sobresalía. Era la típica chica que estaba en tu clase, y que no recordarías unos años después.

Cómo no, a mí me pasó lo que toda chica desearía. Pero no de la manera que toda chica desearía.

Rick O'Wines era el chico más popular, y más guapo de todo el colegio. Presumía de tener un historial de antecedentes tan largo como su miembro; con eso te lo digo todo.

Obviamente, yo estaba enamorada de él. Era como mi amor platónico de la secundaria. En mi joven e inocente mente, creía que, en algún momento, él se me iba a confesar, y íbamos a salir como el novio y novia más geniales de todo el instituto.

Bueno, sí, tenía una parte racional también. Estaba claro que eso nunca me iba a pasar, pero soñar era gratis.

No todo pasó, ni de una, ni de la otra manera que esperaba.

Era 30 de noviembre.

Llegué a clase como siempre, con mi mochila de corazoncitos que tenía desde segundo grado, y con mis pintas tan horribles como siempre. No me había dado tiempo de ponerme nada de maquillaje, y lamenté eso más tarde.

En mi taquilla, había colgado un papel de libreta con un celo. Estaba escrito, con pintalabios de fresa, "Gorda". No sabía por qué un pintalabios podía ser de fresa, cuando los pintalabios no tenían sabor. Ah, y tampoco sabía por qué me llamaban gorda, cuando, supuestamente, estaba en mi peso ideal.

Era blanco de muchas burlas. Por eso, quizá, el año pasado me corté el pelo hasta las orejas, y me lo teñí de rubio. Eso no dejó de hacer que me molestasen; no sabía exactamente lo que me esperaba. Ahora, además, me llamaban "rubia de bote", entre otros más y más creativos.

Tiré la notita a la basura, y saqué mis libros de cálculo avanzado. Cálculo Avanzado III. Claramente, tenía mucho tiempo libre.

Me dieron ganas de llorar. No era sencillo soportar tantas burlas todos los días, y simplemente porque no podía defenderme. Y aún no había visto nada.

Luego, me dirigí a mi aula, 10-C, y me senté en mi pupitre, en la fila trasera. En mi mesa habían dibujados penes, y "holas" escritos. Había otro "gorda". Empecé a pensar que quizá yo me estaba imaginando esas palabras pero luego lo descarté. Tampoco es que estuviese tan gorda.

En la pared al lado, había colgado un anuncio. "¿Has visto a esta chica?", ponía, y había una foto de una adolescente con el pelo largo, liso y marrón. Tenía una mirada amenazante en la imagen, me pregunté qué podía haberle pasado. Estaba desaparecida. En el barrio de Nevada nos conocíamos todos bastante bien. Espera, me he equivocado. Yo conocía a los demás bastante bien. A mí, nadie me conocía.

O eso pensaba.

Me estaba revolviendo en la idea de apoyarme contra el escritorio y quedarme dormida, dejando de lado las pintadas en la cara que probablemente me harían si lo hiciese, cuando Rick se paró delante de mí.

Ahí estaba, con su chaqueta negra, su camisa blanca, y sus pantalones rasgados. El pelo lo llevaba tirado hacia atrás, y sus ojos azules resplandecían con un brillo extraño.

Juraría que mi corazón estaba saliéndose de mi pecho. Estaba demasiado cerca de mí.

-Eh.- saludó.- ¿Quieres salir de aquí?

Lo único que pude responder, en una leve voz baja, fue:

-¿M-Me estás hablando a mí o...?

-No, le estoy hablando a la pared, ¿no te jode?- suspiró.- ¿Y bien?

Bad Wolf. |Editando|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora