Capítulo 8~ De compras

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A las dos de la tarde del día siguiente, iba cargando con 3 bolsas de compra en cada brazo. No era diva ni nada, el Rick este. Había comprado prácticamente todo lo que había en las tiendas. Y de marca. La parte buena, era que se lo pagó todo el solito. Me salieron, como no, mil incognitas más en la mente. ¿De dónde había sacado todo ese dinero? ¿Él también vendía drogas, o algo así, como André? No le pregunté. 

Paramos a comer en el McDonald's. Sí, ya lo sé. Súper romántico. Pero me aliviaba en cierto modo; no quería que se gastase toda su pasta en un solo día. Fue entonces- mientras mordía mi BigMac- cuando apareció aquella chica. 

Tenía el pelo recogido en dos alegres coletas, y su cara denotaba, simplemente, inocencia. Era como una niña pequeña atrapada en el cuerpo de una mayor. Supuse, a primera vista, que tenía más o menos nuestra edad. Iba con un vestido hasta las rodillas amarillo, y unas medias de rayas blancas y negras, que hasta yo (que no tenía ni la menor idea de moda) pude ver que no combinaban en lo absoluto. Llevaba también, una de estas grabadoras que nos regalaban a todos cuando éramos niños. Era rosa con pegatinas de conejitos y demás animales adorables. 

Pensé que era rara. 

-¡Callie! ¿Eres Callie, verdad?- me dijo, cogiendo una silla con un trozo de mostaza seco en ella, y sentandose a nuestro lado. Aparté un poco mi bandeja para dejarle espacio. Colocó su grabadora en la mesa. Rick la miraba con una cara divertida. 

-Eh... Sí, supongo. 

-¿Es cierto que te has acostado con todos los chicos del club de fútbol?- preguntó, dandole a un botón rojo en la grabadora para niños. 

-N-No. ¿Por qué preguntas eso?- le contesté, inmediatamente, alarmada. Me metí una patata a la boca. ¿Quién narices era esa chica? Rick parecía estar a punto de morirse de la risa.

-Se te vio hablando con André Petchman, amigo de Rick O'Wines, amigo de Christofer, alias Chris, Mikers, quien es el capitán del equipo. Cuando hablamos con él, le preguntamos si ten algo contigo. No reconocía tu nombre. Entonces, le enseñamos una foto que te habíamos tomado a escondidas, y dijo, riéndose, que sí, que habíais follado en un hotel hasta el culo de LSD. 

¿Qué? Es decir, ¿qué? Entendía lo que la chica acababa de decir, pero... No lo entendía. ¿La gente había estado hablando sobre mí? ¿Le habían enseñado fotos mías, que me habían sacado a escondidas, a una persona cualquiera del colegio? Dios...

-No. ¿No ves que... Os han gastado una broma? Nunca he dormido con Christoper- dije, pronunciando mal el nombre del capitán del equipo.- Ni con otra persona. ¿Puedes apagar eso, por favor? 

-¡Qué rollo! ¡No me vas a ayudar a sacar un buen número del periodico escolar, si no te pasa nada interesante!- suspiró. Cuando hablaba, su voz era tan aguda que quería arrancarme los tímpanos. Me había caído mal. Con una razón aparente. ¿Cómo se le ocurría venir de improviso y empezar a hacerme preguntas?

-Gracias, Megan, pero creo que Call está bastante cansada de paparazzis por hoy. Le gustaría disfruntar de su BigMac. 

-¡No te metas, Ricky! ¡Estoy en medio de algo muy importante! 

-Oh, cállate. Estamos ocupados. 

-Conseguiré tu maldita confesión, ¡lo prometo!- gritó, y por fin, de una vez por todas, se apartó de nuestra pacífica mesa. Sentía que la cabeza me iba a explotar; su tono era demasiado irritante. Esperé que no pudiese sacar nada malinterpretado de la grabación que le acababa de dar; porque a saber lo mal que estaba esa chica. 

-¿La... La conoces?

-Es mi hermana mayor. No le hagas demasiado caso. 

-¿Tu hermana... M-Mayor? 

-Me molesta que la gente repita lo que digo. Sí, coño, mi hermana mayor. Es un poco rarita, pero es maja. 

-No se parece a ti. 

-Se crió con la puta pija de mi madre, claro que no se parece a mí.- dijo, con un claro deje de agresividad. ¿Es que sus padres estaban separados? 

-Ah... Ya.

Era la segunda vez que me saltaba las clases. En dos días casi seguidos. Y no había acabado mi trabajo de matemáticas, porque no podía parar de pensar en Rick, en su vida, y en sus preocuapciones. Me di cuenta de que no lo conocía; para nada. Y a cada minuto que pasaba con él, más y más dudas se acumulaban en mi ya rebosante cerebro. 

Él tampoco parecía demasiado emocionado por contarme cosas suyas. Y yo no sabía cómo indagar más. 

-¿Trabaja para el periodico escolar o algo por el estilo...?

-No, solo le gusta cotillear. Pero la he visto cuatro veces en mi vida. No sé una puta mierda de ella. No tengo ni zorra de cómo te ha seguido hasta aquí. ¿Te has acabado ya la mierda esa? Tenemos que seguir comprando. 

Me pregunté si en algún momento conseguiría dejar de decir tacos cada dos palabras. Mi primer pensamiento fue que no. No daba el pego como típico chico rubio y rico que se comportaba excelentemente. No, no, no. Mi segundo pensamiento fue que estaba bien como estaba.

-¿Más compras? Dios... Te vas a quedar sin dinero. 

-Me sale dinero hasta del culo, no te preocupes. 

-¿Cómo...? ¿Cómo lo consigues?- me aventuré a preguntar, porque realmente me daba curiosidad. 

-No quieres saberlo.

-Eh... V-Vale...

Su voz salió tan áspera y seria que me atemoricé al instante. No dije nada más, y me acabé mi hamburgesa en dos mordiscos. No me creía que aquella chiquilla de antes fuera su hermana mayor, ni tampoco me creía que alguien se hubiese tomado la molestia de conseguir historias interesantes sobre mí. Principalmente, porque nada de lo que yo hacía era interesante.

Estuvimos comprando durante unas horas más, mientras los remordimientos de no estar en el colegio me carcomían. No me había perdido ni una sola clase desde que tenía cinco años- cuando tuve que faltar por varicela- y ahora ya iban dos días casi seguidos. Me costaba concentrarme, y tenía demasiadas cosas en la cabeza. Todo había pasado demasiado rápido, y me ponía nerviosa. Me gustaba tener las cosas, las pocas cosas que tenía a mi alcance, controladas, pero; últimamente no parecía que nada me funcionase bien.

Además, mi madre no estaba en casa. Tener que pagar el alquiler, agua y demás, cuando ella había desaparecido, sería un problema. Para empezar, no tenía dinero. Para continuar, si el cobrador se daba cuenta, era seguro que me llevarían a los servicios sociales, y de ahí, me transportarían a un internado. 

Aunque podría pasar, que en una situación desesperada, le pidiese dinero a Rick. Pero preferí no considerar esa posibilidad por el momento, porque seguía asustada por lo de "no quieres saberlo". ¡Por el amor de Dios! Sonaba a típica frase de película de espías, en la que el protagonista siempre acababa siendo un mafioso, un traficante, o algo así. No me impresionaría viniendo de alguien como Rick, claro. 

Su hermana, por otra parte, parecía que estuviese loquísima. Él había mencionado que solo la había visto cuatro veces en su ivda, pero, sin embargo, ella se refería a él como "Ricky". Me pregunté también, en que cosas me mentía, y en que cosas me decía la verdad. 

Supuse que no se me abría por completo, por supuesto, y que había varias cuestiones sobre una persona como él que escapaban a mi alcance, o que, simplemente, no me quería decir. 

Claro que, no me esperaba nada de lo que me iba a ocultar realmente. 


Bad Wolf. |Editando|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora