"Entonces, ¿quieres venir a mi casa?"
Miré fijamente al chico delante de mí, alto para nuestra edad, o, al menos, más alto que yo. Con los ojos azules, y el pelo negro como el carbón. Conocía a Rick de la escuela; era el chico que siempre iba desastrado y con ropa remendada, y, según las chicas de mi clase, era un apestoso. Pero ahora que estaba cerca de él, no me parecía que oliese mal. De hecho, tenía como una especie de aroma a colonia de vainilla bastante agradable.
A veces jugábamos juntos a perseguirnos con un palo, y él se quejaba porque yo le pegaba demasiado fuerte, pero, luego, no se vengaba de mí, y me pegaba más despacito.
Siempre tenía una sonrisa en la cara, aunque su cara siempre estaba manchada.
Pero, cuando me llamó después del colegio, para pedirme que fuese a su casa, me sorprendí bastante. Y luego me sonrojé.
"¿Por qué quieres que vaya a tu casa?" respondí "Podrías venir tú a la mía. Tengo deberes de matemáticas. Tengo que hacer cálculo rápido."
Él, como un adorable niño de seis años, parpadeó rápidamente, primero decepcionado porque yo no fuese a su casa, y luego feliz porque le propuse venir a la mía. Sin embargo, su semblante se tornó un tanto oscuro.
"En tu casa... Está tu padre. Me da miedo... Mucho."
Desperté cubierta en sudor, en dolor de cabeza, y en lágrimas que empezaron a salir sin poder notarlo. Nunca había tenido ese sueño. Eso me asustó. ¿Realmente había conocido a Rick en... Primero de primaria? ¿O era solo una creación de mi imaginación? ¿Por qué a Rick le daría miedo mi padre?
No entendía nada, y no podía encontrarme peor. Ir al "médico" no me había servido de nada. No era de esas personas que están enfermas cada dos por tres, y aun así...
No me podía ni levantar, por lo que me puse una mano en la frente, para comprobar que, estaba ardiendo. No quería quedarme ahí tumbada todo el día.
Intenté, con todo mi coraje, llamar a Rick, pero mis cuerdas vocales, cómo no, también estaban destrozadas.
De todas formas, el teléfono de casa empezó a sonar, y lo cogí rápidamente para que Rick no se despertase con el ruido. La mesita de café de la entrada empezó a temblar cuando retiré el aparato de ella. Recordé mentalmente que había que cambiarle las patas. De la misma forma que había que cambiar las patas a casi todos los muebles del piso.
No fui capaz ni de decirle "hola" a la persona que estaba llamando, pero, en cuanto oí su voz, un tanto grave y, esta vez, preocupada, supe que era André.
-¿Rick? Rick, he intentado llamarte al móvil, pero me ha saltado el contestador.
"No soy Rick," pensé, aunque no lo dije, porque no podía, y porque, en cierto modo quería saber lo que pasaba. André no tenía su tono casual y gracioso. Tenía miedo.
-Tío, ¿estás ahí? Oh, joder. Tienes que estar ahí, hijo de puta. Has cogido. Bueno. Creo que se han enterado. La... El grupo ese, los peligrosos. Creo que saben algo. Me han dejado una nota en casa. Está manchada de sangre.- hizo una pausa. Literalmente, pude sentir su respiración agitada. No entendí por qué se había alterado tanto debido a una nota. Quiero decir, eso sería atemorizante para cualquiera que no viviese en barrios tan malos como en los que vivía André.- ¡Coño! ¡Rick, me has metido en toda tu mierda! ¡Responde, al menos!- soltó un grito indignado.- Mira, van a venir a por mí. Me van a matar por tu puta culpa. ¡Contesta!
-N...Rick... Durmiendo...- dije, pero solo algunas palabras se pudieron entender. Esperé que pudiese captar el mensaje.
-Oh, coño. Eres Call. Joder. Voy a ir a tu piso, me la suda. Y voy a llevar la puta nota. Seguro que Rick está dormidito en la cama, el hijo puta. Ahg.
Y André colgó. Todo el odio, que luego se transformó en emoción y amabilidad de ayer, ahora era puro temor y enfado. Me lo había contagiado hasta a mí. ¿Qué clases de cosas hacía Rick? ¿De dónde había sacado todo el dinero que tenía? Antes me había planteado lo de la mafia como una broma, pero... ¿Y si...?
¿Por qué estaba enferma? ¿Por qué demonios había empezado a sentir que Rick y yo, de hecho, habíamos hablado antes, cuando éramos niños?
Hasta la más mínima cosa era sospechosa. Por ejemplo, ¿por qué había comprado tanta ropa, más de la que nunca necesitaría?
Me revolqué en mis pensamientos, durante un rato, hasta que pude oír los enfadados pasos de André por la escalera, porque el ascensor seguía estropeado. Le dio un par de golpes a la puerta de entrada de mi piso, luego, suspiró, hizo un par de ruidos con la puerta, y la abrió. La abrió. La puerta en la que había trabajado tanto, con todos los candados y cerraduras que podían caber.
-Necesitas mejorar esa seguridad.- murmuró, pero ni se detuvo a mirarme, porque corrió a entrar en todas las habitaciones, hasta que, cuando oí un gritó, supe que había encontrado mi cuarto, y a Rick.
Pronto, fueron más gritos. Pero solo de André, porque Rick estaba bastante calmado. No entendí lo que decían, pero definitivamente parecía algo muy importante. Por lo menos a juzgar por los gritos enfadados y desesperados del rubio.
Tuve miedo, y quise volver a mi antigua vida. A cuando mamá volvía a casa borracha, pero, al menos volvía, y a cuando no tenía que lidiar con dos chicos discutiendo en mi dormitorio mientras yo apenas podía hablar o levantarme.
Así que, André salió enfadado de la habitación. Bueno, más enfadado de lo que estaba antes, y se sentó en la parte del sofá que yo no podía ocupar por mi corta estatura. En mi defensa, el sofá era bastante largo.
-Es un hijo de puta. Coño, yo te lo había advertido, pero no me había advertido a mí mismo. Joder...- farfulló, con lágrimas amontonándose en sus ojos grises pálidos.- No se preocupa por nadie que no sea él mismo. Tenía que haberlo sabido. ¿Por qué le ayudé?
"¿Ayudarle, con qué?". Rogué a Dios por poder preguntarle eso, pero mi voz no podía más. Mi garganta se quemaba.
Aunque dudé de que se estuviese quemando tanto como el corazón de André en ese momento.
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El fin está cerca y ohdios necesito editar esto mucho~~.
Gracias por leer <3
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Bad Wolf. |Editando|
Lãng mạnEsta no es una historia de amor de Disney. Al contrario. Esta es probablemente una de las peores historias de amor de la historia, si es que se le puede llamar así. Es es cuento de cómo Callie descubrió que sus cuentos de hadas no se harían realid...