No me secuestraron. Pero tampoco me acordé de preguntarle a André sobre la fiesta a la que me habían invitado.
Aquel día, no pasó nada interesante, a parte de una conferencia que hizo el club de celibato, dirigida, cómo no, por Megan R.
En nuestro colegio, las cosas se dividían por Megans. Había una Megan que era la presidenta del club religioso, esa que se rumoreaba que estaba liada con un profesor. Megan Rickson. La otra Megan era la popular, la diva, la que me había invitado a su fiesta. Megan Poppins.
Sí, la verdad es que yo tampoco consigo comprender como alguien con "Poppins" de apellido, consiguió ser la mayor autoridad estudiantil, sin embargo, se ve que es posible.
Durante la charla de Megan R, pude percibir que varias chicas se reían por lo bajo, como diciendo "Esta tía se cree que somos tontas. El celibato no sirve para una mierda."
Y con todo, nadie le estaba prestando atención. Ni siquiera yo.
Pero me di cuenta de que su voz parecía apresurada y llena de énfasis, como si quisiese convencerse más a si misma que a cualquier otra persona. Por eso no paró, ni con toda la bulla que se formaba en la clase. Me replanteé aquello de que no podía estar saliendo con un profesor del colegio.
Salí desanimada de la escuela. Había varios exámenes la semana que venía, y estar en último año no hacía nada más sencillo. Por más fáciles que fuesen las lecciones, no me libraba de tener que estudiar todo el tiempo, y eso me hartaba. Aunque si quería salir de Nevada, era la única forma. Ir a una buena universidad en, yo qué sé, Francia, porque el francés no se me daba mal del todo. O cualquier otro lugar.
Qué lástima que por culpa de cierta persona, ese sueño no se pudiese volver real.
Caminé hasta casa cansada, porque la fiebre no había dado ningún indicio de querer desaparecer, y porque, por alguna razón, estaba bastante deprimida. Me apetecía sentir la sangre corriendo por mis venas, aunque fuera un segundo, pero con Rick en casa no habría manera de poder hacerlo.
Así que la escena que me encontré cuando abrí la puerta de mi departamento, no fue para nada buena para mi débil salud.
André y Rick estaban peleando en la cocina. Bueno, más bien, André le estaba gritando toda clase de insultos a Rick, mientras él sonreía sarcásticamente. Como no.
Me froté la sien con una mano, y suspiré. Ni siquiera sabía la manera en la que debía tomarme la situación. La verdad es que era algo cómico. La verdad es que debería estar cuestionándome seriamente por qué había dos semi extraños casi matándose en mi humilde cocina. Pero, la verdad de verdad era que me interesaba el motivo de toda aquella confrontación, porque André nunca parecía enfadado en serio, y por primera vez, sí que daba la sensación de que había dejado ir a su cara humorística.
-¡Eres un puto gilipollas! ¡Joder! ¿¡Quién coño te ha dado permiso para follarte a mi hermana?!
Ay por favor. Parecía que estuviésemos grabando una maldita telenovela latina. "¡Pinche Ricardo, guarda el miembro en los pantalones, ché!"
O algo parecido.
André se calmó un poco al verme ahí parada, y relajó la mirada agresiva hacia Rick. Rick, por su parte, parecía un tanto aliviado, y me sonrió con sorna.
Su expresión siempre tenía un tono chulesco, y juraría que incluso aunque estuviese colgando de un puente hacia el vacío, seguiría con esa estúpida sonrisita en la cara. Pero claro, eso era una de las cosas que me gustaban más de él.
-¿Qué...? ¿Qué pasa?- intenté preguntar, dirigiéndome al estante donde guardaba los ibuprofenos. Caminé con cautela, a ver si me iban a soltar una hostia a mí también.
-Este hijo de puta se ha estado tirando a mi hermana.
-¿Y a ti qué coño te importa lo que haga yo con tu hermana? No es que la estuviese forzando, joder.
-¡Q-Que se supone que no tienes que hacer esas cosas con mi jodida hermana! Es como la primera regla de la amistad, o alguna pollada así.
Me metí la pastilla de ibuprofeno en la boca, y me la tragué con un vaso de agua del grifo. El vaso tenía restos de suciedad, por el fondo. Quizá lo único que sabía hacer mi madre era usar correctamente la lavadora.
-¿Y a ti qué coño te importa? No estoy follando contigo, ¿no? Pues ya está.- resolvió Rick, con una mueca cansada. Supuse que no le importaba el asunto demasiado.
-Argh, me voy a ir, pero solo porque está Call delante y no quiero que vea cómo te mato.
Al final, me aventuré a preguntar, mientras acompañaba a André a la puerta de salida.
-¿Cómo sabes que Rick ha estado... Ya sabes, con Alexa?- él me respondió mientras sostenía la roída puerta de entrada con una mano.
Me dedicó una mirada cansada, como la cara de Rick hacía unos minutos. Por lo visto, no era agradable para ninguno de los dos discutir. No creo que fuera divertido discutir con tus mejores amigos.
-Tch. Cuando fui a buscar a mi hermana, resulta que el pavo ese sí que la quería para tirársela porque estaba buena. Pero, como no, Alex estaba de acuerdo con ello. Así que la saqué de allí y la llamé zorra, y algunas cosas más.- hizo una pausa con un suspiro agotado.- Y ella me dijo que follaba con Rick, y con quién le salía del coño, básicamente.
Uau, parece que la "campaña contra palabrotas" de la que Alexa me habló tan contenta el día que nos conocíamos, ya se había terminado.
-Jo... Lo siento por ti... Aunque, tampoco creo que Rick tenga la culpa.
-No, claro que no. Ri es un santo, vamos. Completamente.- dijo, con obvio sarcasmo, antes de irse pisando enfadado.
-¡El... El ascensor no funciona bien!- grité, esperando que me oyese.
-¡Sí, ya me he dado cuenta de eso!- gritó André, como toda respuesta.
Suspiré.
Tenía decidido que el resto de la tarde me la pasaría tumbada en donde pudiese tumbarme, sin hacer nada más útil que mirar al techo, y lamentar ser tan débil de salud.
Sin embargo, después de tanta emoción en tan poco tiempo, hasta me había desaparecido el martilleo en la cabeza. Qué medicina más efectiva, y actuaba incluso más rápido que le ibuprofeno o el paracetamol.
Necesitaba más; era como cuando me cortaba y dejaba de pensar en todo lo demás, y el dolor solo se concentraba en mis muñecas y en mis brazos. Podía sonar estúpido, sí, pero no por eso dejaba de ser efectivo.
Miré a Rick, cerrando la puerta principal. Él me sonrió con ese gesto enigmático. Como diciendo, "sí, mírame, parezco muy amable, pero poco a poco te voy destrozando por dentro."
Volví a suspirar, lista para internarme en otra tarde y noche llena de momentos incómodos y vergonzosos con mi nuevo compañero de casa.
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Bad Wolf. |Editando|
RomanceEsta no es una historia de amor de Disney. Al contrario. Esta es probablemente una de las peores historias de amor de la historia, si es que se le puede llamar así. Es es cuento de cómo Callie descubrió que sus cuentos de hadas no se harían realid...