Capitulo 4 (2/2)

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Al día siguiente, Rufus llego con un grupo de hombres los cuales traían mazos y hachas, dispuestos a demoler el lugar, como había dicho que haría el día anterior cuando le ganó a Albus por la pertenencia de la mansión y su terreno.

Iba a entrar por la puerta, cuando en mitad del patio, estaba Nozomi, con los brazos cruzados y mirando hacia los recién llegados con una sonrisa algo desconcertante para esos hombres.

-¡Eh tú! – Dijo Rufus señalándola con el bastón que usaba para caminar - ¡No puedes estar aquí, esta es una propiedad privada!

-He venido a proponerle un juego, señor Rufus – Nozomi se fue acercando – Un juego que estoy segura no querrá rechazar

Rufus bajó su bastón y con una sonrisa pervertida comenzó a juguetear con el lado de su bigote

-¿Aah sii? ¿Y qué juego seria ese?

Nozomi le lanzó algo que llevaba en la mano con gran rapidez, pero el obeso hombre fue capaz de cazarlo a tiempo. Se trataba de un tazo

-He oído que es increíblemente bueno con el juego de los menkos, y me gustaría tener el honor de poder verlo en acción

-Hehe, eres muy atrevida jovencita. Si sabes de eso, sabes que jamás pierdo al juego de los tazos.

-Entonces no le supondrá ningún problema jugar ¿no es así?

Rufus soltó un bufido de aprobación y se acercó más a Nozomi hasta estar a pocos pasos de ella. La miró de arriba abajo, como si la estuviera examinando. Pensó que no sería un problema para el derrotarla, no la veía muy fuerte ni hábil para eso, aunque el bien sabía que las apariencias pueden engañar.

Sin embargo, la sonrisa confiada de la chica le tentaban a aceptar su juego, quería ver si esa sonrisa se le borraría una vez perdiera. Además, tenía pensado una recompensa por su victoria en la que ella estuviera involucrada.

-Muy bien. Aceptaré el juego. ¿Qué te gustaría en caso de ganar? Cosa que lo veo muy difícil para ti pero así son las reglas.

La chica tardo unos segundos en contestar, y puso una mirada seria, aunque no enfurecida.

-Quiero que devuelvas este lugar a su dueño – Rufus al igual que los hombres se sorprendieron

La sonrisa de Rufus se borró de su rostro

-Así que eres amiga de Albus ¿no es así? – Se dio la vuelta, dándole la espalda a Nozomi – Lo siento preciosa, pero eso no es un precio que esté dispuesto a pagar. Albus perdió, y no hay vuelta atrás. De todos modos no tienes nada que pueda equivaler a eso.

-Ella puede que no – se oyó a alguien en la entrada, tras el grupo de los hombres, quienes se giraron – Pero nosotros sí.

Sora y Shiro estaban en la puerta con mirada desafiante hacia el noble. Tras ellos se encontraba Steph quien parecía estar muy dolida, llorando a moco tendido de forma cómica sin que supieran la razón. Al otro lado, estaba Albus quien parecía estar algo acobardado. Rufus rió irónico ante su presencia

-Vaya, vaya. Los reyes de Elukia. Que bajo has caído Albus. Ir a pedir ayuda a los grandes, ya que no eres capaz de combatir tus batallas solo. Eres un cobarde.

Albus se sintió ofendido y agacho más la cabeza

-No es de cobardes pedir ayuda – hablo Shiro recibiendo la atención de Rufus – Lo que es de cobardes es aprovecharse de las debilidades de los inocentes.

-¿¡Acaso me acusas de algo, mocosa insolente!?

-Un poco más de respeto gordinflón, no olvides que hablas con la reina de Elukia – le paro Sora al oírle insultar a su hermana

No Game no Life: Saigo no NegaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora