-Entonces... ¿A dónde vamos exactamente? – preguntó Nozomi mirando por la ventanilla del carruaje el paisaje tan verde que los rodeaba, dejando atrás la ciudad de Elukia.
-Ya lo verás. Es una sorpresa – Le contestó Sora, quien también miraba por la ventanilla, teniendo a su hermana durmiendo a su lado, usando las rodillas de Sora como una almohada.
Al día siguiente de que Sora y Nozomi hablaran aquella noche, y Nozomi le revelara a Sora que no estaría eternamente en Disboard, Sora y Shiro estuvieron todo el día encerrados en su habitación, y colgaron un cartel de no molestar en la puerta.
Nozomi se preocupó por esto. Creía que Sora no iba a hacer caso de su promesa de tomarse las cosas con calma aun sabiendo la verdad, y estaba maquinando un plan junto a su hermana para acelerar su objetivo de dominar todas las razas de Elukia.
Pero ese pensamiento empezó a tambalearse cuando el día después, más temprano de lo que se esperaban las chicas que vivían en el palacio, los reyes se levantaron. Sora se veía más energético de lo normal para estar de pie a esa hora, aunque no se podía decir lo mismo de Shiro, quien estaba algo somnolienta.
-¡Nozomi! – La nombrada dio un pequeño brinco en la silla - ¡Ven con nosotros, queremos enseñarte algo!
Las chicas se miraron entre ellas confusas y sin saber que pasaba exactamente, pero después de un corto momento, Nozomi se levantó y acompaño a Sora y Shiro hasta la entrada donde un carruaje los estaba esperando, y una vez dentro, sin que dieran instrucciones al chofer, este se puso en marcha hacia las puertas de Elukia, saliendo de la ciudad hacia un rumbo desconocido para la peliverde.
Tras un largo viaje de unas horas llegaron a su destino. Era un enorme edificio que se asemejaba a un gran rascacielos pero con un estilo parecido a los templos japoneses. Nozomi, un vez bajaron del carruaje, trató de divisar el final del edificio pero por mucho que inclinó el cuello no llegó a conseguirlo.
-Este sitio... - comenzó a decir Nozomi – Me parece haber oído hablar de él. ¿No será...?
-La Embajada de la Unión del Este de Elchea, y hogar de las Bestias Guerreras – Habló una voz de anciano desde la puerta.
Se trataba del anciano Hatsuse Ino, el embajador de la Union del Este, quien había estado esperando por su llegada.
-Como siempre, me hacéis esperar más de lo debido. – dijo levantándose un poco las gafas
-Ya deberías saber que nosotros somos de hacernos de rogar. – dijo Sora con una sonrisa de oreja a oreja lo que pareció molestar al anciano
-Por desgracia – Ino se fijó en Nozomi que estaba a pocos pasos detrás de los hermanos e hizo una reverencia – Tú debes ser la joven de la que Sora me habló. Mi nombre es Hatsuse Ino, es un placer.
-El placer es mío, Ino-dono. – Nozomi devolvió la reverencia y mostró aquella sonrisa suya una vez levantó la cabeza
-Humm, menos mal. Ya pensaba que al ser una conocida de este sin vergüenza usted seria como él.
-¿¡A quien llamas sin vergüenza!? – Le gritó Sora.
-¿Es que acaso miento?
-No... no mientes... - dijo Shiro sin que su hermano pudiera contestar haciendo que Sora quedara en sock
-Agradezco el cumplido Ino-dono.
-¡No lo tomes como un cumplido! – le reprendió luego Sora, haciendo que cayera al suelo herido emocionalmente por ver que todos se ponían en su contra.
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No Game no Life: Saigo no Negai
FanfictionTras vencer a la Federacion Oriental, las cosas han vuelto a la normalidad en Elukia... pero no por mucho tiempo. Un día cualquiera, Sora tiene un extraño sueño del pasado anterior a conocer a Shiro, un pasado que involucra a una vieja amistad. Lo q...