Capítulo 23: Malas noticias

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Tras comprometerse a casarse con Takumi, éste quiso hablar sobre la fecha y detalles de la boda, pero Aomine le dijo que antes de planificar nada, debía contarle la noticia a su hijo logrando que su jefe aceptase posponer la charla para otro momento pese a querer fijar cuanto antes la fecha para tenerle definitivamente sólo para él y así conseguir que Akashi no pudiera arrebatárselo. Por su parte, Aomine se había sentido agobiado por la rapidez con la que Takumi quería dejar todo arreglado. Una cosa era aceptar la propuesta y otra que le bombardeara al segundo siguiente con la planificación de la boda. Escuchar a su jefe preguntarle cuándo prefería que se celebrase la ceremonia le había hecho darse cuenta de lo real que era todo, que realmente iba a convertirse en un hombre casado y no estaba preparado, todavía necesitaba asimilar que dentro de muy poco compartiría el resto de su vida con alguien al que no amaba. Necesitaba salir de allí y por eso le dijo aquello, aunque no fuese del todo una excusa ya que realmente necesitaba poner al corriente a su hijo, necesitaba su aprobación pese a saber que no iba a reaccionar bien cuando se enterase.

Aomine salió del bar y regresó a casa a preparar el almuerzo. Cocinaría el plato favorito de Daisuke para empezar con buen pie la conversación con su hijo, aunque seguramente la salsa especial de Kagami no le saldría tan buena como al propio Kagami. Las horas siguiente las pasó cocinando y practicando diferentes maneras de hacerle saber a su hijo que muy pronto Takumi formaría parte de su día a día de una manera mucho más cercana y personal.

Cuando vio que quedaba poco para que terminaran las clases en el colegio de Daisuke, salió de casa y caminó hacia la escuela lentamente por el dolor que a veces se apoderaba de su rodilla. Al llegar frente al portón, esperó con el resto de padres que aguardaban a que sus hijos salieran y en cuanto vio la cabellera pelirroja tan característica de su pequeño, levantó el brazo para llamar su atención y así se acercara a él.

- Tengo varias sorpresas para ti – le dijo Aomine sonriendo cuando Daisuke estuvo a su lado.

- ¿Sorpresas? ¿Cuáles? – le preguntó el niño con los ojos iluminados por la emoción.

- Una de ellas te espera en casa y creo que adivinarás cuál es en cuanto abras la puerta.

- Vamos rápido – le dijo entusiasmado tirando de su padre aunque sin demasiada fuerza porque sabía que Aomine no podía caminar al ritmo que le gustaría por culpa de la lesión.

Nada más abrir la puerta del departamento, un agradable olor llegó hasta las fosas nasales de Daisuke, quien lo reconoció enseguida.

- ¿Has hecho espaguetis con albóndigas y la salsa especial del tío Taiga? – le preguntó con los ojos brillantes.

- Así es, he tratado de seguir la receta de Kagami al pie de la letra. Espero que me haya salido tan buena como a él – comentó sabiendo que sus dotes culinarias no eran muy buenas.

El niño salió disparado a la cocina dejando la mochila tirada en el sofá y se sentó frente a su plato tras lavarse las manos. Aomine sonrió por la vitalidad de su pequeño y fue tras él para no hacerle esperar más. Almorzaron mientras Daisuke le contaba a su padre lo que había hecho en el colegio ese día y todo lo que había aprendido, pero cuando su plato se quedó vacío, llegó el momento que Aomine temía.

- Me has dicho que tenías varias sorpresas para mí. ¿Cuáles son las demás? – preguntó mirando a su alrededor con curiosidad.

- Sólo hay una más y espero que te haga tan feliz como a mí – sonrió fingiendo felicidad aunque por dentro se odiara en ese instante por mentirle a su hijo.

- ¿Qué es? ¿Qué es? – repetía impaciente.

- ¿Te acuerdas de las preguntas que te hice esta mañana? – le dijo y Daisuke asintió desconcertado – Pues hay una persona aparte de ti que me hace muy feliz y esa persona y yo hemos decidido casarnos.

Baloncesto callejero (Kuroko no Basuke, AkaAo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora