Capítulo 25: Verdad

860 96 9
                                    

Tras la conversación que había mantenido con su hijo, Aomine permaneció sentado en el sillón mientras que Daisuke regresó a su dormitorio junto al gato. El niño quería estar solo tras la bomba que le había soltado su padre, necesitaba pensar y asimilar esa noticia tan importante que ponía patas arriba su mundo. Aomine le permitió hacerlo, sólo esperaba que esa vez no se escapase, empezaba a oscurecer y era peligroso que un niño anduviera solo por las calles, aunque si su hijo tenía alguna intención de hacerlo, lo escucharía ya que la puerta de su cuarto seguía sin pomo y no podía cerrarla.

Se echó hacia atrás en el sofá y reposó la cabeza cerrando los ojos con cansancio, estaba agotado tanto física como psicológicamente. Desde que Akashi había regresado, todo habían sido complicaciones, aunque tampoco podía echarle toda la culpa al pelirrojo, él también había tomado determinadas decisiones que sabía que le traerían problemas en un futuro. En algunas ocasiones deseaba volver a su juventud donde las únicas preocupaciones que tenía eran el baloncesto y los estudios, y a veces ni eso último, porque solía saltarse las clases para irse a dormir a la azotea de su instituto. Todo era más sencillo por aquel entonces.

Abrió los ojos y se sentó recto, no quería empezar a perderse en los recuerdos y rememorar su pasado con Akashi. Debía centrarse en el presente, en lo que tenía frente a él y, en ese momento, era ponerse en contacto con el padre de su hijo para decirle que ya tenía lo que quería, que le había contado la verdad y que el pequeño quería hablar con él. Colocó las manos en el sillón y las usó como apoyo para levantarse con cuidado, la maldita rodilla seguía haciéndole la vida imposible. Caminó cojeando hasta la mesita donde estaba el teléfono inalámbrico y lo cogió para llamar a Akashi y acordar un encuentro entre los tres.

Acercó el dedo índice para marcar los números pero, de repente, lo dejó suspendido a tal sólo unos milímetros de una tecla, cuando una pregunta acudió a su mente. ¿Cuál era el número de Akashi? Se acababa de dar cuenta de un detalle importante y era que no conocía el número del jugador de baloncesto ni tampoco sabía dónde vivía. Siempre había sido Akashi quien le había buscado en su trabajo o en casa, nunca al revés, y no había prestado atención a eso hasta ahora. Nunca se había preocupado por conocer esos datos ni se le había pasado por la cabeza tratar de averiguarlo porque lo último que quería era tener más contacto con él, sólo deseaba que le dejase en paz con su vida, así que no era importante para él... hasta ese momento.

Se revolvió el pelo frustrado y cabreado. Esa situación le estaba recordando demasiado a cuando quiso ponerse en contacto con él para contarle la noticia de su embarazo y no pudo por las mismas razones que en ese instante. La única diferencia era que en esa ocasión no iba a cometer el mismo error de acudir a Masaomi a por ayuda, ya trataría de averiguarlo de alguna manera.

Volvió al sillón con el teléfono aún en la mano pensando en cómo podía tratar de conseguir su número, dudaba mucho que viniera en la guía telefónica. Se le vino la imagen de sus amigos a la cabeza, quizás alguno de ellos lo tenía... no perdía nada por llamarles e intentarlo. Kise estaba descartado porque había vuelto a irse de Japón por trabajo, por lo que probaría primero con Midorima ya que él y Akashi solían pasar mucho tiempo juntos jugando a shôgi, quizás en su regreso, Akashi se había puesto en contacto con él para retomar esa antigua costumbre.

Tecleó su número y esperó a que descolgara. Cuando escuchó el quinto tono sonar, supo que no debía estar en casa así que terminó la llamada. Pasaría al siguiente candidato de la lista, Murasakibara. Repitió la operación de marcar y esperó hasta el tercer tono, en el que escuchó la aburrida voz de su antiguo compañero de equipo. Aomine no perdió tiempo y fue directo al grano preguntándole si tenía el número de Akashi y recibiendo como respuesta un no. Murasakibara ni tuvo curiosidad por saber para qué lo quería, sólo le preguntó si necesitaba algo más porque le había interrumpido cuando estaba probando una bolsa de cortezas de un nuevo sabor que había salido al mercado recientemente y quería volver a ello. Aomine entendió entonces el motivo por el que ni parecía interesado en por qué le había preguntado aquello, la comida siempre sería la debilidad de su compañero. Se despidió de él dejándole tranquilo con su bolsa de cortezas y colgó de nuevo. Ya sólo le quedaba llamar a Tetsu y preguntarle si él o Kagami tenía la información que necesitaba, aunque lo dudaba mucho. Aun así, decidió intentarlo y llamó a su mejor amigo.

Baloncesto callejero (Kuroko no Basuke, AkaAo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora