4. capítulo

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Bueno, ¿qué quieres hacer entonces? -preguntó Sheely a Gabi mientras las dos comían chocolate tumbadas en su cama.


-Divertirnos, por supuesto. ¿No había planes para una fiesta esta noche?


-Sí. Hemos quedado unos cuantos en un pub que está aquí cerca...


Una llamada en la puerta les interrumpió. Sheely miró extrañada a su prima. Sus padres se habían ido junto con los vamps y las hadas hacía ya un buen rato. Gabi se encogió de hombros y fue a abrir la puerta.


- ¿Sheely? -preguntó Louis extrañado-vaya ¿y tú quién eres?


El chico la miró apreciativo de arriba abajo, deteniendo la mirada en su cintura estrecha y luego en los pechos firmes de la chica.


-No me habías presentado a tu nueva amiga, Sheely-reprochó él sin dejar de mirarla cuando la medio vampira se acercó.


Gabi le miró furiosa.


-Si me hubieses mirado a la cara seguramente me habrías reconocido, vampiro-dijo con desprecio.


El chico abrió los ojos sorprendido y ahora sí, la miró de frente.


-Vaya. Si es la pequeña Gabrielle. ¿Qué ha pasado con tus trenzas?


-Louis...-protestó Sheely.


-Eres un idiota, Louis Saint-Croix-insultó la loba.


-No te pongas así, lobita. Has cambiado mucho. Y debo decir que a mejor, sin duda.


-En cambio tú sigues siendo el mismo arrogante de siempre.


El chico se apoyó en el marco de la puerta con expresión divertida.


-Cuidado, Gabrielle. Ahora estás bajo mi cuidado.


Ella sonrió burlona.


-Ni lo sueñes. Puedo cuidarme yo solita, perfectamente.


El chico cambió su expresión por una de análisis.


-Supongo que en este tiempo habrás madurado lo suficiente para entender lo que voy a decirte, Gabrielle-dijo ahora muy serio-y espero que tú también lo tengas en cuenta, Sheely. Mientras nuestros padres no estén, estoy a cargo de la casa, de la comunidad de vampiros y de vosotras. De las dos. Y especialmente de ti, Gabrielle, ya que el alfa Kai nos ha pedido ese favor a los vampiros. Así que tenedlo en cuenta. Si haces algo que ponga en peligro la confianza que mis padres tienen en mí, lobita-ahora miró directamente a Gabi-te aseguro que te arrepentirás.


El chico dio la vuelta dejando a las dos medio hadas incapaces de responder.


-Evidentemente, no puedes salir de la casa sin consultármelo, Gabrielle-añadió él sin girarse-si necesitas ir a algún sitio, yo te llevaré.


Cuando desapareció, Sheely cerró la puerta.


-Madre mía-exclamó-no le había visto nunca ponerse así.


-Idiota, arrogante, estúpido...si se ha creído que voy a...es un idiota integral.


-Bueno, la verdad es que un poco de razón tiene. Estás aquí porque estás en peligro. Quizás sea mejor no salir.


Gabi miró a Sheely como si estuviera loca.


- ¿Y dejar que se salga con la suya? -preguntó ofendida-ni hablar. Esta noche saldremos de fiesta como habíamos planeado. Y si no le gusta que se aguante.


- ¿Estás segura, Gabi? Creo que hablaba en serio cuando te ha amenazado. Y es un vampiro. Tiene un genio de mil demonios.


-Yo soy una loba, Sheely. Te aseguro que no me puede ganar a mal genio.





Esa noche, las chicas se vistieron y maquillaron para salir. Sheely con un top rojo y unas mallas ajustadas y Gabi con una camisa gris perla y una falda corta negra. Las dos se dirigieron a la puerta dispuestas a pasar una noche divertida.


-Hola Raoul-saludó Sheely al vampiro que encontraron en la entrada.


-Lo siento, Sheely, pero no podéis salir de la casa.


- ¿Qué? ¿Puedo saber por qué?


-Órdenes del príncipe, señoritas. Tendréis que hablar con él si queréis salir.


La medio vampira miró a Raoul furiosa.


-Tendrás problemas con mis padres por esto, Raoul.


-Tendré más problemas si no obedezco órdenes. Lo siento Sheely. Habla con tu primo.


-Está bien. Vamos Sheely. Raoul no tiene la culpa -Gabi tiró del brazo de su prima para llevársela.


Las dos chicas fueron hacia el salón privado de la familia.


- ¿Vamos a ir a buscar a Louis? -preguntó Sheely mirando extrañada a Gabi.


-Por supuesto que no. Ese idiota no nos dejaría salir. Está dispuesto a amargarnos la existencia. Vamos a buscar otra forma de salir.


-Hay hombres por el jardín, Gabi. Siempre hay alguien de guardia.


-Lo sé-respondió la chica abriendo la ventana del salón-pero no tienen por qué vernos. Después de todo somos hadas, ¿no?


La vampira sonrió con picardía. Un momento después, las dos usaron su magia de hadas para envolverse en invisibilidad y salir por la ventana.














Gabrielle #wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora