19. capítulo

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Se casaron delante de Sebastián esa misma tarde. Ella no abrió la boca durante la ceremonia más que para probar de la copa en la que habían mezclado sus sangres. Después, subió a la habitación sin decir ni una sola palabra. Echó el pestillo y se tumbó en la cama.
-Gabrielle-la voz del vampiro al otro lado de la puerta la sobresaltó.
-Déjame en paz, Louis.
-Esa no es manera de hablar a tu maridito, cariño. Me gustaría que bajaras a cenar conmigo.
-No tengo hambre-aseguró ella.
-Voy a entrar, lobita-advirtió el chico.
Gabi vio descorrerse el pestillo y usó su magia para mantenerlo cerrado. Le oyó reírse y, un momento después, la puerta se abría con un golpe de su cuerpo. La loba se incorporó mirándole furiosa.
-¿Qué es lo que quieres?
-Nadie va a creerse que estamos enamorados si sigues con esa actitud, esposa.
-¿Será porque no lo estamos? -dijo ella con sorna.
El vampiro suspiró.
-Está bien. Pasaremos de la cena. Pero traeré el champán. Te vendrá bien relajarte un poco.
Volvió a subir con una botella y dos copas. Cerró la puerta y abrió la botella sin dejar de mirarla. Sirvió el champán y la acercó una copa. Luego, se sentó en el borde de la cama, junto a ella.
-Por nosotros, esposa-dijo con esa voz sensual que a ella le causaba estragos.
Gabi le miró con odio y, en lugar de beber, le tiró el líquido a la cara. Louis no se inmutó, simplemente le quitó la copa de la mano y la dejó con la suya en la mesilla.
-Es una pena, Gabrielle. Es un champán estupendo-susurró mirándola con deseo.
-No...-protestó ella antes de que el vampiro la besara.
Trató de empujarle cuando se apretó contra ella, pero Louis le sujetó las manos y deslizó los labios por su cuello.
-No voy a hacerte daño, lobita. Te lo prometo-aseguró él mientras volvía para encontrar de nuevo sus labios.
La besó con dulzura, con una suavidad que hizo que a ella le pareciera absurdo pelear por soltarse. Poco a poco, se relajó entre sus brazos y empezó a responder. El placer la recorrió de arriba abajo cuando sintió sus dedos acariciándole los pechos y no protestó, cuando él la incorporó para quitarle la camiseta. Louis se quitó la suya con rapidez y volvió a abrazarla. La chica no pudo evitar admirar su cuerpo, cada músculo definido y ni un gramo de grasa. Dejó que su lengua la explorara desde el cuello hacia abajo, poco a poco, hasta sentir que desabrochaba su vaquero y bajaba la cremallera.
-No...-trató de incorporarse, pero el vampiro la sujetó con una mano contra la cama.
-Schhhhh, no tengas miedo, Gabrielle.
La chica le miró asustada y Louis, con un suspiro subió para mirarla a los ojos directamente. Le acarició una mejilla y sonrió.
-Lo siento, me olvidaba de que no tienes ninguna experiencia en esto.
-Te olvidabas de que no quiero hacer esto-respondió ella.
-Solo tú te crees eso, lobita. La realidad es que me deseas igual que te deseo yo a ti.
La besó de nuevo, esta vez con pasión, explorando su boca. Mientras, bajó las manos por su cuerpo para quitarle el pantalón usando su velocidad de vampiro. Sin darse cuenta, Gabi se encontró que los dos estaban desnudos y el vampiro, encima de ella, recorría su cuerpo, deteniéndose en las zonas más sensibles. Gabi gimió cuando él deslizó un dedo en su interior. Louis dedicó un rato a estimularla así mientras la besaba a la vez. Luego, deslizó un dedo más. Gabi se tensó un momento, pero Louis bajó la boca para lamer los pezones y el hada volvió a relajarse de inmediato.
-Qué hermosa eres, cariño-murmuró él.
El vampiro se apartó un momento para ponerse un condón. Luego se acomodó entre sus piernas y la penetró en un solo movimiento. La chica lanzó una exclamación de sorpresa y él la miró preocupado.
- ¿Te duele? -preguntó.
-Un poco-respondió ella con un gesto de incomodidad.
-Mejorará si me dejas seguir, Gabrielle. Te lo prometo. Pero si quieres... pararemos.
Gabi le miró a los ojos. En su mirada se reflejaba lo que le estaba costando contenerse. Profundamente hundido en su interior, ella no podía hacer gran cosa para alejarle. Pero la estaba diciendo que ella decidía. Y, para ser sincera, quería saber qué había después de esto. Se mordió el labio sin saber cómo decirlo. Louis la besó de nuevo con suavidad y deslizó los labios hacia su cuello.
-Decide, Gabrielle-susurró -no puedo esperar mucho más. ¿Quieres seguir?
Gabi le abrazó con las piernas y buscó su boca con los labios, besándole con pasión. El vampiro gimió.
-Lo interpretaré como un sí -murmuró antes de empezar a moverse.
El placer volvió a invadir a la chica cuando él siguió embistiendo en su cuerpo con cuidado. Gabi cerró los ojos y levantó la cadera para salir a su encuentro.
-Despacio, preciosa-ordenó Louis divertido-no quiero hacerte daño y tú no querrás que esto se acabe antes de tiempo ¿no?
Louis la sujetó con firmeza contra la cama y se movió con suavidad dentro y fuera, marcando un ritmo cómodo para los dos. Enseguida, la tensión en el vientre de la loba creció hasta apoderarse de toda su conciencia y Gabi gritó de placer echando su cabeza hacia atrás. El vampiro aprovechó para morderla con suavidad en el cuello y el orgasmo de la chica se prolongó tanto que pensó que se desmayaría. Louis, inmerso en su propio placer, embistió ahora con fuerza mientras jadeaba. Luego, se dejó caer encima de ella.
-Joder-exclamó mirándola asombrado-ha sido increíble.
Se deslizó a su lado, se quitó el preservativo y la atrajo hacia él. La loba, aún conmocionada, se dejó abrazar sin protestar.
-¿Estás bien? -preguntó el vampiro- ¿te he hecho daño? He perdido el control al final.
Ella no contestó. Estaba totalmente avergonzada de cómo había respondido. Louis la cogió por la barbilla y la obligó a mirarle.
-Te he preguntado si te he hecho daño, Gabrielle-insistió él con voz calmada.
Ella negó con la cabeza.
-¿Y te ha gustado un poquito por lo menos? -preguntó divertido.
La chica se apartó enfadada y se envolvió en una sábana, poniéndose en pie.
-Déjame en paz, Louis. Esto no cambia nada.
El vampiro cruzó los brazos por detrás de su cabeza y la miró con expresión burlona.
-Bueno, al menos ya sabemos cómo divertirnos en nuestro matrimonio, cariño. Y ya sabemos que no me divertiré sólo yo.
-Vete a la mierda, vampiro-Gabi le lanzó a la cabeza la estatuilla que estaba en la mesilla.
Louis la cogió al vuelo y la dejó en la mesilla. Luego, se movió a esa velocidad imposible de los vampiros y la atrapó para volver a tumbarla en la cama con él encima.
-¡Suéltame! -ordenó ella furiosa.
-¿Sabes que los ojos te cambian de color cuando te enfadas? -preguntó él divertido.
-Es mi loba queriendo salir. Y si no me sueltas, es probable que la deje hacerlo y tengamos un problema.
-Ni se te ocurra, lobita. Me gusta tu piel sin pelo. Es lo más suave que he tocado nunca.
La besó en el cuello y Gabrielle sintió un escalofrío recorrerla muy a su pesar. Cuando él retiró la sábana con la que se cubría, no protestó. El vampiro besó sus pezones endurecidos por el deseo, pero, en lugar de seguir, suspiró y se apartó de ella.
-Por más que te desee, nena, no creo que volver a hacerlo sea bueno para ti. Ya vas a estar bastante dolorida por unas horas.
Tiró de la manta para tapar sus cuerpos y la abrazó. Luego, hizo que la luz se apagara con un gesto.
-Duerme, Gabrielle-ordenó-mañana será un día muy largo.
Gabi no pudo evitar relajarse en los brazos de Louis. Poco a poco, apoyó la cabeza en su pecho y sus ojos se cerraron. Louis sonrió cuando la sintió respirar con regularidad.
-Eres mía lobita-susurró-para siempre.

Gabrielle #wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora