24. Capítulo

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Estamos en los últimos capítulos, chicas! Espero que os gusten. Un abrazo.

Por la mañana, ella y Louis buscaron al alfa que, muy serio, cortó la cuerda.
-Tú-señaló a Louis con el dedo-conmigo. Ahora.
-Papá...-empezó Gabi.
-Y tú ve con tu madre, Gabi. Es tu alfa el que habla ahora.
La chica bajó la cabeza con respeto y fue en busca de su madre.
Louis la observó irse y miró al que ahora era su suegro.
-Tienes que enseñarme cómo hacer eso, Kai.
-Es la voz del alfa. No puedes usarlo, vampiro. Y ahora vamos a trabajar un poco. Mientras estés aquí, harás las mismas cosas que cualquier lobo.
El alfa empezó a caminar y Louis, resignado, le siguió.
-¿Os ha gustado la casa?-preguntó Zuria a Gabi mientras iban a reunirse con el resto de las mujeres.
-Sí, es perfecta, mamá, gracias.
Su tía Andrea que había oído la pregunta, se echó a reír.
-Venga, Zuria-dijo-¿de verdad crees que han tenido tiempo de ver la casa? Con suerte, habrán visto el dormitorio y nada más.
El resto de mujeres río con ganas.
-Dicen que los vampiros son insaciables en la cama-comentó otra de las mujeres.
-Y que tienen una resistencia incluso mayor que los lobos-intervino Mara.
-No voy a hablar de eso con vosotras.
-Que tímida. En fin, ¿pensáis tener muchos bebés? -preguntó otra de las lobas.
-¿Bebés? -la chica pareció aterrorizada.
-Sí, ya sabes, Esas cosas pequeñas y adorables que salen de nuestro interior.
-Es suficiente, Andrea-interrumpió Zuria-son demasiado jóvenes para eso. Ya tendrán tiempo.
El día transcurrió con rapidez en la aldea de los lobos. Esa noche, cuando se reunieron en su nueva casa, Louis parecía contento.
-¿Mi padre te ha agotado?-preguntó la chica observándole con curiosidad mientras bebía un sorbo de su copa de vino.
El chico sonrió con suficiencia.
-Soy un vampiro, cariño. Un lobo no puede agotarme.
La atrajo hacia él y la besó hasta que Gabi sintió que se derretía.
-Creo que tu padre intentaba cansarme para que no te folle esta noche-le murmuró Louis al oído.
-¿Y lo ha conseguido?-preguntó la loba con un jadeo cuando sintió sus dedos rozándole los pezones.
El vampiro soltó una carcajada.
-Ni con una estaca en el corazón, nena.
La alzó en vilo y ella se abrazó a su cintura con las piernas. Así, fueron hasta el dormitorio sin dejar de besarse. Cuando llegaron, Louis la dejó de pie en la habitación y la empezó a desnudar.
-Déjame a mi-pidió ella en un susurro.
Le acarició el pecho con las manos y deslizó luego la camiseta por encima de la cabeza del vampiro. Le besó y saboreó cada centímetro de su cuerpo hasta que el pantalón fue un estorbo y se le desabrochó. Louis gimió cuando ella tomó su erección con la mano y le acarició de arriba a abajo. Gabrielle se agachó para bajarle toda la ropa y, aprovechando la posición, le tomó en su boca.
-Dios, Gabrielle-el vampiro cerró los ojos en un gesto de placer-si sigues haciendo eso se terminará la diversión muy rápido.
La chica le mordisqueó la punta y deslizó la lengua de arriba abajo. El vampiro la sujetó la cabeza y empezó a embestir con suavidad en su boca.
-Si quieres que pare, lobita, es el momento de decirlo-advirtió con un gemido.
Ella chupó con fuerza y él, sin poderlo evitar llegó al clímax apenas con tiempo de derramarse fuera de su boca. Se dejó caer de rodillas enfrente de ella y le acarició la cara con suavidad.
-¿Cómo demonios se te ha ocurrido esto?-preguntó curioso.
Ella se encogió de hombros.
-Las demás lobas no han hecho más que hablar sobre...ya sabes.
Louis la miró horrorizado.
-¿Sabe el alfa a qué os dedicáis las mujeres durante el día?
-Supongo que no.
Louis rio.
-Aunque supongo que también lo disfrutará.
-¡Louis, por favor, qué asco! Estás hablando de mis padres.
El chico se quitó la ropa y la hizo levantarse.
-Ven, vamos a la cama. Te vas a quedar helada en el suelo.
En un momento, los dos estaban desnudos y abrazados bajo las sábanas.
-Las chicas me han preguntado si queremos tener muchos bebés-susurró ella.
-Y ¿qué les has dicho? -preguntó él vampiro tras un momento de silencio.
Ella se incorporó para mirarle.
-No he sabido qué decirles. Ni siquiera sé ...
-¿Cuál es el problema, Gabrielle? ¿No quieres tener hijos conmigo?
-Quizás no siquiera podamos.
-O quizás sí.
-Un hijo es para toda la vida, Louis.
El vampiro se incorporó también.
-Creo que soy consciente de eso. ¿Y?
-No sabemos cuánto va a durar esto.
-Nadie lo sabe, Gabrielle.
-Sabes a qué me refiero.
-No, no lo sé. Estaría bien que me explicaras qué quieres decir.
La chica le miró furiosa.
-¡Tú no quieres esto! No quieres algo para toda la vida. Te has encaprichado de mi pero volverás a tu vida en cuanto se te pase. O querrás volver a tirarte a tías de todas las especies posibles. Y si para entonces tenemos hijos, ¿qué ocurrirá con ellos?
-¿En qué momento he dicho que no quería algo permanente contigo, Gabrielle? -preguntó él chico con los ojos entornados.
-No has dicho lo contrario.
-Me he casado contigo. Eso, normalmente, se considera como cierto grado de compromiso.
-Me has obligado, Louis. Es diferente. Y lo has hecho porque no había otra forma. Si hubieras podido tenerme sin que nuestros padres te hubiesen matado, lo habrías hecho.
-¿Eso es lo que piensas? -el rostro de él era frío como el hielo.
Ella asintió y Louis se levantó y se vistió.
-¿A dónde vas?-pregunto la chica.
-A tomar el aire antes de que diga o haga algo de lo que me arrepienta. No te molestaré más esta noche.
Louis desapareció en una décima de segundo dejando a la loba confundida. Él parecía verdaderamente dolido. Se acostó pero no pudo ya pegar el ojo en toda la noche.
Por la mañana buscó a su madre que la miró preocupada.
-Tienes pinta de haberte pasado la noche llorando. ¿Está todo bien?
-No quiero hablar de eso, mamá. Necesito que me ayudes con otra cosa.
Zuria, después de escuchar a su hija, la llevó con Andrea. Su cuñada se había hecho cargo de ayudar a las mujeres con los embarazos, abortos y anticoncepción después de que casi murió en su propio embarazo. Elise la había salvado, pero le había prohibido terminantemente volver a quedarse embarazada y le dio unas hierbas para impedirlo. Además, durante años, la había enseñado a cuidar la salud de las lobas de la aldea.
-Toma una infusión de esto -ordenó- será suficiente con una vez al día.
-Gracias tía.
Zuria y Andrea se miraron preocupadas cuando la chica salió.
-¿Qué diablos les pasa?-preguntó la loba.
-Creo que no lo saben ni ellos, Andrea.
Gabi empezó a tomar la infusión ese mismo día, aunque podría habérselo ahorrado, porque los siguientes días apenas vio a su compañero. Durante el día él permanecía fuera, con los lobos, cazando o entrenando. Y por la noche venía cuando ella ya llevaba tiempo acostada, la saludaba con un simple "buenas noches" y se dormía. Cuando la chica despertaba por la mañana, él ya se había ido, a pesar de lo difícil que era para un vampiro levantarse al amanecer. Gabi no se había sentido nunca tan infeliz. Al cuarto día, se encontró de frente con Hide, su primo, que la miró con suspicacia.
-¿Todo bien, Gabi?-preguntó.
Ella le miró sin poder contestar. Cuando el lobo vio que los ojos se le llenaban de lágrimas, la cogió de la mano para sacarla de la aldea.
Pasearon hacia el río en silencio.
-Hacía mucho que no hablábamos -dijo el chico.
-Sí. Te he echado de menos-aseguró ella.
-Aunque no es por eso por lo que lloras.
-No estoy llorando, Hide.
-¿Qué ocurre, Gabi?
-Ojalá lo supiera. No entiendo a Louis. No sé qué le pasa por la cabeza, pero llevamos cuatro días sin hablarnos.
-Vaya. Eso es mucho tiempo para una pareja tan reciente. Pero, por otra parte, no me extraña. ¿Quién entiende a un vampiro?
-Venga Hide, sé que te llevas bien con él.
-La verdad es que es un buen tío. Aunque eso no quiere decir que sea un buen compañero, claro.
La chica se apoyó en su primo y él la abrazó.
-Creo que nunca te había visto llorar, Gabi. Tendré que dejar claro a tu compañero que le patearé el culo si vuelves a hacerlo por su culpa.
Ella sonrió y le besó en la mejilla.
-Quizás solo nos falta un poco de tiempo, Hide. Gracias por escuchar mis tonterías.
-Deberías volver a los entrenamientos, primita. Has estado un poco inactiva últimamente.
-Tienes razón. Tengo que volver a comportarme como una loba.
Los dos permanecieron mucho rato sentados a la orilla del río, abrazados y sin hablar. Luego volvieron a la aldea para empezar a preparar todo para la reunión semanal. Esa noche habría una cena en común y luego, los lobos y las lobas se desafiarían unos a otros en la arena.
Gabi entró en su casita para cambiarse de ropa y se sorprendió al encontrar en ella a Louis. La mirada de él era de furia.
-¿Qué hay entre ese lobo y tú?-preguntó avanzando hacia ella.
-¿Qué? ¿De qué estás hablando?
-Hablo de tu paseo con Hide-dijo entre dientes llegando enfrente de ella.
-No voy a responder a esa estupidez, Louis.
Gabi se volvió para salir de la habitación pero Louis estaba de nuevo frente a ella en un momento.
-¿Vas a negar que estabas con él? -preguntó su compañero.
-No, no voy a negarlo. ¿Por qué diablos iba a hacerlo?
-¿Quizás porqué os habéis pasado la tarde abrazándoos y haciéndoos arrumacos?
-¿Estás celoso de Hide? ¿Te has vuelto loco?
-¡Soy un vampiro, Gabrielle! Estoy celoso de todo macho de tu especie o de otra que se te acerque. Y creía que había una norma para que las lobas emparejadas no se queden a solas con ningún lobo.
-Eso solo sirve para las lobas que están con un lobo pero no se han emparejado, Hide. Las que tenemos pareja oficial,* nos hemos comprometido con nuestro honor a ser fieles a nuestro compañero. Y, desde luego, no sería válido si el lobo es de la familia. Te recuerdo que Hide es mi primo.
-Me da igual. No te volverás a acercar a él.
La chica le miró furiosa.
-No puedes prohibírmelo.
-Ya lo creo que puedo.
-No voy a obedecerte, Louis.
-Bien. Pues prepara tus cosas. Nos vamos mañana mismo a mi casa.
El chico caminó hacia la salida.
-Louis, por favor...
-Despídete esta noche, Gabrielle. Mañana nos iremos temprano.
El vampiro salió y la loba se limpió con rabia las lágrimas que pugnaban por salir.

Gabrielle #wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora