11. Capítulo

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-Bebe-ordenó el vampiro muy serio acercándole la muñeca a la boca tras haberse mordido él.


Gabi le miró asqueada.


-No, gracias. No es grave, me curaré.


-No podemos esperar. El olor me está volviendo loco, Gabrielle. Bebe y quítate esa ropa manchada.


La chica le miró calibrando lo que decía. Luego acercó la boca a su muñeca y chupó un poco de la sangre que salía. Esperaba una nausea, pero, curiosamente, no la desagradó. Tomó un poco más y notó que, de inmediato, la herida se cerraba.


-Suficiente-dijo él apartándose-ahora la ropa.


-No voy a desnudarme delante de ti, vampiro.


Él suspiró.


- ¿Qué parte de toda esta historia no has entendido, loba? Si pierdo el control te morderé, beberé tu sangre y no podré evitar tampoco follarte. Irá todo unido, cariño. Acabaré matándote y cuando tu padre lo sepa, declarará la guerra a los vampiros. Tu manada se quedará sola frente a vampiros, vamps y hadas, Gabrielle. Y Tania aprovechará para hacerse con el poder. ¿Lo has entendido?


Gabi asintió con la cara demudada por el miedo.


-Pues quítate esa ropa. La tiraré por el ventanuco. Puedes ponerte mi camisa si quieres.


Louis se dio la vuelta para quitarse la camisa y Gabi se sacó el vestido por la cabeza. Se quitó también el sujetador, ya que estaba empapado en sangre. Cogió la camiseta que Louis la tendía sin volverse y se la puso con rapidez. El vampiro se dio la vuelta y cogió las prendas. Las tiró por la ventana lo más lejos que pudo. Gabi se había sentado en la cama, abrazándose las piernas y con las lágrimas cayendo por sus mejillas.


-Oye-llamó Louis-no puedes estar así, Gabrielle. Necesito que seas fuerte.


El chico se sentó en la cama a su lado y la pasó el brazo por los hombros acercándola a él.


-Vas a matarme ¿verdad? No podrás evitarlo.


-Haré todo lo posible, te lo prometo. Tenemos que intentar salir de aquí antes.


Ella negó con la cabeza.


-No podemos salir, Louis. Y en poco tiempo más yo no podré caminar. Me debilito muy rápido.


-Cálmate. Quizás nos encuentren antes.


- ¿Cuánto tiempo aguantarás sin comer?


-No lo sé. Los vampiros jóvenes necesitamos alimentarnos a menudo. Y no lo he hecho desde anoche. Supongo que para mañana estaré...un poco hambriento.


La chica se movió para mirarle de frente.


-Y ¿si bebes un poco? -preguntó.


-No te entiendo.


-Si ahora que aún controlas lo que haces bebes un poquito, podrás alargarlo ¿no?


El vampiro pensó un momento.


-Sí, supongo que podría dar resultado. Al menos por un tiempo.


-Bien, pues hazlo-ordenó la chica tendiéndole la muñeca.


Louis la miró y ella vio como sus colmillos se alargaban un poco hasta asomar por sus labios.


-Espera, antes tienes que saber una cosa, Gabrielle.


Gabi le miró interrogante.


-Si pruebo tu sangre y salimos de ésta...no sé qué puede ocurrir.


-¿Qué quieres decir?


-Eres medio hada. Los vampiros nos obsesionamos con las hadas y más si hemos tomado su sangre. Si pruebo la tuya, no sé cómo reaccionaré. Quizás no puedas librarte de mí nunca.


La chica le miró dudosa. Luego se encogió de hombros.


-Creo que la alternativa es peor, vampiro. No quiero morir. Solucionaremos el problema cuando venga. Si no nos matan antes.


Louis bajó de la cama y buscó por toda la habitación mientras Gabi le miraba extrañada.


-¿Qué buscas?


El vampiro se agachó y rompió una pata de la mesilla. Luego se la dio a la loba.


-¿Sabes cómo se mata a un vampiro, Gabrielle?


-Sí. Hay que atravesarle el corazón.


-Bien, esto servirá. Si no da resultado y te ataco, quiero que lo uses ¿entendido?


La chica se mordió el labio para no llorar.


-No...


-Tienes que hacerlo, Gabrielle. No podemos dejar que se salgan con la suya. Promételo.


Ella negó.


-Promételo, Gabrielle.


-Está bien. Lo haré si es necesario.


-Bien. Escóndelo debajo de la almohada. Y ponte cómoda. Ya que vamos a hacerlo, lo haremos bien.


La chica le miró desconfiada. Louis se sentó detrás de ella y le apartó el pelo hacia un lado.


-Tienes un pelo muy bonito, loba-murmuró-ahora que ya no llevas trenzas.


Ella le miró con odio y el vampiro se rio...


-Relájate, Gabrielle. Eran cosas de niños.


El chico la acarició el cuello con los labios con mucha suavidad y Gabi sin querer se empezó a relajar en sus brazos.


-Tú no eras un niño-reprochó.


-Apóyate en mí, Gabrielle. Deja de pensar-susurró en su oído.


La chica obedeció apoyándose con precaución.


-Eso es. Cierra los ojos, lobita. Déjate llevar.


Cuando sintió los agudos pinchazos se quejó un momento. Louis la sujetó sin permitirla moverse mientras empezaba a succionar. De repente, un placer infinito la recorrió de arriba abajo. Gimió extasiada. Se apretó más contra él buscando más contacto. No sabía qué ocurría en su cuerpo. Una tensión desconocida recorría su sexo, su vientre, sus pechos...gimió de nuevo y apretó la cabeza del vampiro contra ella. Louis se apartó y lamió los pinchazos para que dejara de sangrar.


-Schh...-trató de tranquilizarla cuando la chica le miró confundida-no pasa nada. El mordisco de un vampiro puede ser muy placentero...si el vampiro quiere. ¿Estás bien?


Gabi asintió y bajó los ojos avergonzada. Sus pezones erguidos se marcaban con claridad en la camiseta. Y si ella podía oler su propia excitación, probablemente él también.


-No te avergüences, Gabrielle-dijo él levantándole la barbilla con un dedo para que le mirara-no puedes evitarlo. Eres totalmente inexperta en esto. Y los vampiros somos especialistas en seducir. Supongo que prefieres esto a que te duela, ¿no?


-Supongo que sí-aceptó ella.


El vampiro sonrió y se alejó de ella al otro extremo de la habitación.


- ¿Qué ocurre? -preguntó la chica.


-Descansa Gabrielle-ordenó Louis.


-Pero...


-Necesito un momento, lobita. Es difícil parar cuando lo que quiero es meterme hasta el fondo en tu cuerpo, nena. Así que dame un respiro ¿de acuerdo?


La chica se tumbó sin responder. Poco a poco el sueño la dominó.


Gabrielle #wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora