II

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—¿Qué desea?

Una sirvienta con el cabello castaño y largo, de no más de 30 años de edad, lo recibió en la puerta.

—Eh, y-yo... -Sin saber qué hacer o decir, señaló la maleta.

—Oh, pase. ¿Es usted el nuevo empleado?

—Supongo que sí.

La sirvienta sin responder nada más lo guió por un enorme pasillo, el piso de color blanco brillante y las paredes de un marrón muy claro. Kyungsoo seguía tragando saliva cada vez que veía algo misterioso, pues aún dudaba sobre aquel lugar.

Llegó a una enorme habitación y la sirvienta desapareció tras la puerta, Kyungsoo se quedó parado en medio de la habitación sin saber qué estaba pasando.

¿Qué se supone que tengo que hacer?

Al rato otra sirvienta volvió, con una bolsa en la mano, le hizo una reverencia a Kyungsoo y éste se encogió de hombros.

—¿Qué tengo que hacer ahora?

—Oh, no te preocupes, pequeño chico. Cada empleado tiene su propia habitación, esta será la suya. El amo ahora mismo está ocupado, por eso no ha podido recibirte, pero más tarde le avisaremos.

La sirvienta salió de la habitación, esta vez cerrando la puerta. Kyungsoo no tenía nada para distraerse colocando en su nuevo cuarto, así que solo se sentó en la enorme cama comprobando su comodidad.

A decir verdad, estaba muy feliz, pues nunca había estado en un cuarto tan grande y cómodo, hasta el aroma de ese lugar era distinto, todo era muy agradable.

Estuvo unas horas completamente aburrido, caminando alrededor del cuarto, dando vueltas alrededor de la cama, observando cada detalle de ese lugar.

Hasta que al fin escuchó la puerta abrirse, corrió hasta situarse delante de ésta, como un cachorrito esperando a su dueño.

—Acompáñame, ya puedes conocer al amo.

"El amo". Esas palabras sonaban para él como si fueran todos esclavos, como si estuvieran obligados a llamarlo así. Había llegado el momento de conocer a "el amo", el momento decisivo. Por fin sabría si esto era un engaño o simplemente iba a trabajar de sirviente.

Subió unas escaleras junto a aquella sirvienta de cabello azabache, y se quedó quieto cuando vio a un chico moreno haciendo quién sabe qué, pero estaba dando vueltas alrededor de un cuadro. Se quedó ensimismado viéndolo, parecía un ángel caído del cielo. Entonces ese chico notó su presencia y se acercó con un rostro extraño.

—¿Qué hace una persona como él aquí? Arruina el ambiente. —Dijo pasando su mirada penetrante por el chico. Kyungsoo no podía responder nada, ahora de cerca podía apreciar mejor la perfección de su rostro, su piel morena y sus cabellos lucían muy suaves, y qué hablar de sus labios, la forma era perfecta. Nunca había visto tanta perfección en una misma persona.

—Amo, él es el nuevo empleado. Su padre ha traído con él la maleta, indicando que es el nuevo.

El chico recorrió su rostro con una mirada de desprecio y se dio la vuelta dándole la espalda.

—¡Maldito sea mi padre! ¡Le pedí una sirvienta, no un maldito niño pobre!

A Kyungsoo le dolieron esas palabras, ¿niño pobre?

—Perdone usted, pero tengo 21 años, no soy un niño.

El chico se giró lentamente, con el ceño fruncido y una expresión de descontento.

Codicia&Altruismo |  KaiSoo |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora