La esperada salida del infierno.

1.2K 203 76
                                    

–Se ha despertado.

Abrí los ojos y vi todo negro. Llamé a esa persona en susurros pidiendo su ayuda, pero sentí su presencia muy lejana.

Unos pitidos retumbaban en mi oído haciendo que me doliera la cabeza. Volví a cerrar los ojos y cuando los abrí de nuevo vi ligeras sombras. Noté la presencia de dos personas a mi alrededor.

Entonces comencé a mover mis articulaciones, ya podía controlar parte de ello.

–K...– Intenté hablar pero solo conseguí abrir la boca y hacer un sonido. Mis cuerdas vocales no funcionaban.

Cuando tomé el control completo de mis articulaciones, todavía sin ver del todo nítido, mi brazo se estiró con fuerza buscando a esa persona. No encontré nada a mi lado. Juraría que habíamos caído juntos.

Seguí buscando a mi lado hasta que una mano me agarró la muñeca y me detuvo.

–K-... –Traté de hablar de nuevo pero se me hizo aún más pesado. Entonces fue cuando mi vista se aclaró y se me humedecieron los ojos. Pestañeé un par de veces y miré con los ojos muy abiertos la habitación a mi alrededor. Mi mirada viajó hacia las personas a mi lado, que me miraban atentamente.

Rápidamente mi cabeza giró hacia mi izquierda, esperando encontrar a esa persona.

No había nadie. Solo una cama vacía.

Tomé una bocanada de aire.

–¡¡¡KYUNGSOO!!!  –Conseguí gritar con todas mis fuerzas, tanto que mi garganta dolió. Las personas que estaban a mi alrededor se me acercaron a toda prisa y me intenté levantar, arrancando todos los cables enterrados en mi cuerpo.

–¡No puede levantarse todavía!

Me agarraron y mi cuerpo estaba tan débil que consiguieron tumbarme de nuevo.

–¿Dónde está? –Susurré con las lágrimas escapándose de mis ojos, mirando fijamente al techo.

–Relájese, acaba de despertar de un coma, no puede irse todavía. Hemos llamado a un familiar suyo.

¿Familiar?

Mi mirada incrédula se posó en la persona que dijo eso, esperando que dijera algo más.

–Pero no ha contestado.

–Claro que no –Dije con la voz ronca y sin despegar la mirada de esa persona. –Quiero irme de aquí, déjenme salir. Quiero que me digáis dónde esta él.

Las personas como si yo no existiera salieron de la habitación, sin responderme nada.

Me levanté arrancándome de nuevo los cables y al pisar el suelo me caí de rodillas.

Me agarré de la camilla y conseguí ponerme en pie. Me había olvidado de cómo se caminaba.

Necesitaba encontrarlo. ¿Por qué no estaba conmigo? Mataría a la persona que lo arrebató de mis brazos.

La furia inundó mi cuerpo e ignorando el hecho de que no podía moverme correctamente, comencé a lanzar todo lo que estaba por la habitación. Salí del cuarto corriendo, tambaleándome, esperando que no me vieran.

Conseguí escaparme de ese lugar y corrí por la calle, esperando volver a mi mansión y encontrarlo allí.

_________________________________________________


_________________________________________________

Era algo que debía de pasar.

Entré por los pasillos del establecimiento, con mi traje negro que hacía juego con el exterior.

Unas personas me señalaron el lugar y entré, con el sonido de mis pisadas haciendo eco en la vacía habitación.

Yo era la única persona que había venido a despedirlo.

Me acerqué al cristal y apoyé mi frente en él, mirando fijamente el rostro de esa persona.

"–...Tuvo una muerte cerebral. De todas formas, habría quedado en coma para toda su vida. "

Le sonreí y mi mano acarició el cristal, queriendo acariciar su rostro.

–Kyungsoo... –Mi voz hizo eco en la vacía habitación. Mi mirada viajó por su rostro calmado y mi corazón dolió por unos instantes.

Me di la vuelta y miré hacia los vacíos sillones sin expresión.

–Era vuestro destino –Dije mirando fijamente a la madre de Kyungsoo, que abrazaba a Yonsok intentando calmar su llanto.

Un dolor agudo de cabeza me hizo caer y retorcerme en el suelo de dolor. Cuando volví a mirar ya no había nadie.
Me levanté del suelo y volví a acercarme al cristal que nos separaba a mí y a Kyungsoo. Mi mano se cerró con fuerza y de un puñetazo rompí ese cristal, haciendo que unos cristales cayeran encima de la caja donde estaba él.

Entré dentro, cortándome la pierna sin darme cuenta con un cristal y derramando mi sangre por el piso. Me acerqué a Kyungsoo y abrí la caja en la que yacía, pudiendo ver después de tanto tiempo su rostro tan cerca.

Me acerqué y deposité un último beso en sus fríos labios, a la vez que se escapó una lágrima de mi ojo izquierdo y cayó en la mejilla de Kyungsoo, resbalando a través de ella como si él también llorara.

Salí del establecimiento con la cabeza gacha y las manos en los bolsillos. La persona que me había traído en coche abrió la puerta trasera del auto cuando pasé a su lado, pero me negué a entrar y seguí caminando por la calle, dejando que el frío de la noche helara mi cuerpo.

Estaba nevando, como aquella vez que nos besamos por primera vez.

Como aquella vez cuando yo me fui.

Y la vez que volví e hicimos el amor por primera vez.

También la vez que él sufrió la pérdida de sus familiares.

Y cuando ambos decidimos no salir del cuarto.

Hasta que la oscuridad lo absorbió por completo y ambos caímos en una especie de shock.

Un copo de nieve se derritió en mi cuello y cuando me di cuenta estaba llorando.

Deberías haber despertado conmigo...

Seguí caminando hasta que mis pies estuvieron en la punta de una piedra. Miré hacia abajo del acantilado, donde se veía el mar y me mantuve en esa posición durante un largo rato, sin cambiar de expresión.

Estaba a un paso de él.

Sería el momento de reunirnos de nuevo para despertar juntos.

...

Entonces di ese último paso.

Codicia&Altruismo |  KaiSoo |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora