Una Promesa Olvidada

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Hoy parecía una mañana como cualquiera, el sol brillaba, los pájaros cantaban; en fin todo parecía normal.

En la ciudad de Tokio, las personas venían de un lado a otro. Unos yendo a sus trabajos u quizás a otro lado que para ellos es importante. En una bella casa, un joven de 21 años se levantaba gracias a las dulces palabras de su madre.

-Naruto Namikaze Uzumaki- llamo desde la puerta de su habitación - ¡levántate, ahora mismo!

El pobre rubio salto de la cama, se paro firme como un soldado a la espera de la orden de su superior. Había sido una mala idea no haberse levantado cuando su alarma había sonado.

Es que... ¡él no tenia la culpa de que su cama no le quería soltar!

Su madre bajo para dirigirse a la cocina a preparar el desayuno y ver a su esposo.

Mientras que Naruto a regañadientes fue a tomar una ducha y después cambiarse, hoy tenia mucho trabajo en la empresa de su padre como diseñador gráfico.

Mientras tanto en la mesa...
Un rubio casi idéntico a su hijo leía el períodico mientras tomaba una taza de café recién preparada por su bella esposa.

-Kushina- llamo - ¿estas segura que él ya no recuerda absolutamente nada? Quiero decir... No quiero que nos odie por lo que hicimos hace tres años.
-Despreocupate Minato, ¡Eso ya esta solucionado, ttebane!

A Minato le cayo una gotita estilo anime. Su esposa seguía siendo la misma desde la secundaria. Eso hizo que se enamorara de ella profundamente.

Ambos escucharon unos pasos desde las escaleras, era su hijo Naruto. Era ya un joven apuesto, que físicamente se parecía al padre pero con la diferencia de que la personalidad se parecía a la de Kushina.

Después de tomar un buen desayuno y no era ramen para desgracia del rubio menor. Ya en el auto, Minato veía un poco a su hijo, se veía muy preocupado. Se mordió el labio en señal de nerviosismo.

Suspiró. Era mejor preguntarle, aunque no sabía si era lo mejor.

-Emm... Naruto, hijo, ¿que te pasa? ¿te peleaste con Sakura, otra vez?

-No, papá. Es solo que... hoy me siento algo diferente. Es como si algo me faltara, sabes siempre es estas fechas me siento así.

-Solo es el cansancio, hijo. Ya verás que todo ira bien.

-Quizás, pero... no me puedo quitar esta sensación de que no cumplí con algo, mejor dicho con alguien.

-A ver Naru, tienes unos buenos padres que te dieron amor y te inculcaron valores. Tienes a una bella novia. Dime, ¿que mas puedes pedir?

-Yo...

Minato paro frente a un gran edificio, era su empresa que heredó de su abuelo Jiraya. Claro que cuando Naruto cumpliera los 25 años pasaría a sus manos.

Al entrar mucha gente los saludo a ambos con una reverencia. Padre e hijo se encaminaron a la oficina del rubio mayor.

Minato se sentó en su silla mientras que Naruto se fue a su propio escritorio que estaba en una esquina de la oficina.

Ambos se pusieron a trabajar. Naruto no se podía concentrar, algo aburrido abrió su laptop para que al menos esta le diera ánimos de hacer algo.

-¡Naruto, oe dobe!

-¡¿Ah?! Papá, ¿me dijiste algo?

-Ehhh, no que yo sepa.

-P-pero yo escuche me llamabas.

Minato alzó unas de sus cejas, eso era algo raro. Quizás podría ser eso.

¡No, mejor era no sacar conclusiones apresuradas!

Sonrió levemente para dirigirse a su hijo.

-Naruto, ¿por qué no te tomas el día libre?

-Umm... No sé.

-Vamos, puedes hacerlo. Pero solo por hoy.

-Ok, te veo mas luego papá.

Naruto salio de la oficina, dejando a un Minato algo preocupado. Algo le decía que hoy iba a pasar algo muy importante.

Con Naruto...
El rubio salio de la empresa, se sentía algo desorientado. El estaba seguro que alguien lo había llamado, la voz le era tan familiar que hacía que su cabeza le diera tantas vueltas al tema.

Camino por un par de minutos hasta que llegó a un parque. Aprecio un poco la belleza de los árboles de sakura que habían florecido el día de ayer.

¡Era algo hermoso!

Se fue a sentar a una banca que estaba desocupada. Se aflojó un poco la corbata, ya que sentía que este en cualquier momento lo iba a ser robar el aire.

Cerro los ojos un momento para sentir el fresco aire. Un pequeño recuerdo vino a su mente.

Era el de joven, cuando había cumplido los dieciocho. Pero había alguien a su lado, un joven de cabello negro y piel blanca. Con unos ojos negros realmente hermosos.

-...be! ¡Oe, dobe!

Abrió los ojos para ver a esa persona, no había nadie por su lado. ¡Esta vez lo había escuchado muy claro!

Pero... ¿quien era él?

Era muy lindo y tenia una voz muy encantadora. Sentía que lo conocía sin embargo su pecho dolía.

Tal vez era alguien importante para el. Pero lastima que no podía recordar, eso fue gracias al accidente que había tenido hace tres años y despertó del coma que fueron dos meses.

Se levantó y comenzó a caminar sin rumbo. Levanto la vista y pudo ver una vez mas a los árboles. Una lágrima descendió de su ojo derecho.

Se sentía mal, realmente muy mal. Era como si su cuerpo estuviera muy cansado, poco a poco su visión se fue haciendo borrosa. Hasta que se desmayo en pleno parque.

Un grupo de personas acudieron en su ayuda. A lo lejos una persona observaba toda la escena.

-Naruto, ¿por qué lo hiciste?

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Holaa n_n vengo con una nueva historia. Espero que les guste, prometo actualizar rápido, ojala que las tareas no me atrapen.

Perdón por las faltas ortográficas n_n ¡Hasta la próxima!

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