Curando las heridas.

El primer 'te amo'.

Capitulo 11.

*Un día después*

Me desperté temprano, giré mi cuerpo hacia el otro lado de la cama para poder rodear con mis brazos el torso de mi chico. Pero para mi sorpresa solo estaba la almohada. Mire a todos lados y no le vi. Supuse que estaría en el salón o en alguna otra parte de la casa, y de puntillas y en silencio fui a buscarle.

Llegué al salón y vi el balcón abierto, ¿estaría allí?

Me quedé muerta al verle. Y no por lo guapo y sexy que iba.

Estaba fumando, pero no un cigarro. Y eso fue lo que me impacto.

-Justin ¿Qué haces fumando eso? – dije enfadada –

-Eh, yo .. eh – le note nervioso – necesitaba relajarme nena.

No me gustaba que fumara esas cosas, solo le perjudicaban.

-No quiero que te relajes de esa manera, ¿me prometes que no volverás a hacerlo? – dije sonriente, pero en realidad estaba preocupada-

-Está bien amor – dijo él sonriendo mientras me cogía de la cintura y tiraba el porro – lo prometo. A partir de ahora, mi única droga van a ser tus labios.

Nos empezamos a besar de nuevo. Estaba contenta de que dejara esas cosas por mi.

No podía evitar sentirme bien con él. Era como un príncipe moderno.

Noté como Justin metía su mano por debajo de mi camiseta. Me puse nerviosa.

-Eh Justin, yo , en fin , ¿vamos a dentro?

-Está bien pequeña, pero ¿no prefieres que nos vayamos tú y yo a mi apartamento? – dijo guiñando un ojo-

-Es que Paula me va a llamar y …

Que excusa más mala le he puesto para no … hacerlo.

Antes de que terminara la frase Justin hizo un gesto señalando a Paula, que justo pasaba por debajo de mi apartamento con un chico. Y parecía estar … ocupada.

Me giré y la vi besándose con un chico.

-Eh , vale , está ocupa – empezamos a reírnos- bueno , si no queda otro remedio iré contigo. Pero me iré pronto a casa eh Justin, te recuerdo que mañana tenemos que madrugar.

Justin me cogió de la mano – está bien princesita, pero antes quiero que pases la noche conmigo-

Me vestí y me arreglé y metí dentro de la mochila unas cuantas cosas que necesitaría para pasar la noche en casa de Justin y nos fuimos.

Subimos a su casa, que estaba a penas unas calles de allí.

Su ático estaba tan desordenado como siempre. Lleno de hojas y de bolis medio vacios.

-Justin, un día vendré a ordenarte todo esto, y a traer cosas cuquis para decorar.

-A mi con que vengas tú, me vale – me rodeo con sus brazos por la espalda-

Me gustaba que me tratara tan bien. Pero veía que quería algo más que un par de besos, quería sexo, estaba segura.

-Justin, para pls – empezó a besar mi cuello.

La verdad es que me encantaba. Pero ¿enserio íbamos a acostarnos a las dos semanas de conocernos? No se, me parecía pronto. Me empecé a excitar cada vez más. Le quite la camiseta tirándola a un lado. Nos tiramos sobre su cama.

-Eh baby, tranquila – dijo acariciándome la cara – no va a pasar nada que tu no quieras.

Asentí.