Misterios.

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Capitulo 13.

Llegue a casa con un solo pensamiento: SEXO.

No podía evitar pensar que a Justin le afectaba el tema de no hacerlo, osea lo de no tener contacto físico.

Me arme de valor y bajé a la farmacia.

Estaba a unas calles de mi casa, y nunca había ido la verdad.

Entre y estaba lleno de señoras mayores y me daba corte pedir unos preservartivos.

-Hola preciosa - dijo uno de los farmaceuticos que parecia ser el hijo de el dueño-

-Hola - dije algo avergonzada - me puedes dar unos, eh .. unos ... - no podía hacerlo -

El chico me miró fijamente y empezó a reirse, como si supiera lo que quería pedir.

-De que te ríes gilipollas - me disponía a irme cuando me tocó el brazo - 

-Eh relaja nena - me guiñó el ojo - que si tu novio no te da de lo tuyo no es mi culpa eh.

Siguió con las risitas y yo me quería morir, las señoras mayores no se enteraban, y gracias al cielo eso era positivo.

-Mira, acabemos con esto, dame una caja de preservativos y dejame en paz, ¿te parece?

-Está bien, tranquila fiera.

Se adentró en el almacen o en lo que fuera eso y salió con una caja azul.

-Toma, tus condones chata.

-Adiós nena.

Había pasado el peor rato de mi vida, y lo peor de todo es que me estoy riendo solo de recordarlo.

Ese chico, ese chico me recordaba a uno de mis compañeros de instituto, me volvía loca por él.

Era el típico malote de la clase, al que todas aman en secreto. Y yo no podía ser menos. Recuerdo en el último curso, en el viaje de fin de curso a París. 

Nos besamos, y fue genial. Yo estaba loquita por él, pero luego el instituto acabó y no nos volvimos a ver, se quedo en un amor de instituto.

El caso es que ese chico se parecía a él. Moreno, alto, ojos oscuros, lunares, tatuajes por los brazos y esa sonrisa picara que a todas nos gusta.

¿_____? Deja de pensar en esas cosas joder.

Ya tengo lo importante ¿no? Son las siete de la tarde, tiempo suficiente para llamar a Justin, decirle hora para cenar, ducharme, ponerme guapa o sexy, o lo que sea eso y ... disfrutar de la noche.

Hoy estaba dispuesta a darlo todo, a volverme loca o mejor dicho a volverle loco.

-Hola bebé - dije nada más oír un 'hola' al otro lado del tlf-

-¿Me echas de menos? 

-Mucho amor, ¿vienes a cenar? - me mordía el labio-

-Claro, en una hora y media o así estoy por allí.

-Vale, te quiero, no tardes.

Colgamos.

Dejé el móvil sobre la mesa y corrí hacia la ducha mientras escuchaba música.

Escuchaba a Miley, la mujer que más me puede inspirar en este mundo.

Frotaba mi pelo y me enamoraba del olor del champú. Notaba como el agua caliente se hundia en mi piel y me calentaba poco a poco. No paraba de pensar en Justin y en sus ojos miel deborandome poco a poco.

Me sequé el pelo y dejé mi melena ondulada suelta. Me puse un vestido que me habían regalado hace mucho, pero nunca me ví lo suficiente guapa como para lucirlo, pero. Hoy era el día.

Era un vestido bonito pero sencillo. Era de tirantes, de la cintura para arriba era blanco y la parte de la falda era negra. Era realmente echo a mi medida. Me pinté un poco los labios y los ojos.

Decoré la casa a la perfección, todo lleno de velas, la mesa puesta, música chill out de fondo y una sonrisa nerviosa.

Eran las nueve y media y Justin no tardaría en llegar.

Fuí a la cocina y empecé a ver que había para cenar y a revolver todo para que saliera algo que se pudiera comer.

En menos de 10 minutos, cuando menos lo esperaba sonó el timbre.

Corrí a abrir. Me miré al espejo y ensayé cara sexy.

-Eh que linda estás - me dije a mi misma-

Oí el ascensor, ya estaba aquí, dios, malditos nervios. ¿Cuándo los controlaré? Nunca.

Abrí la puerta de par en par y puse mirada felina, intentaba no parecer una tarada.

-Hola bombonazo - me dijo mientras ponía sus manos alrededor de mi cintura-

-Me puse guapa para tí, espero que te guste - besé su cuello con ansia -

-Me gustas siempre, y lo sabes.

Su cuello se arqueó hacia atrás y seguí besandolo.

-Te hice la cena, o lo intenté, y luego nos espera una noche divertida cielo - guiñé un ojo -

Justin no daba credito, me estaba comiendo con la mirada, cada milímetro de mi.

-Oye, y que tal si pasamos de cenar y pasamos al postres es que - puse mi dedo indice en su boca -

-Shhhhh - reí-

-¿Qué? es que joder, no puedo aguantar.

-Cada cosa a su debido tiempo cielo, lo bueno, se hace esperar.

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Un besazo enooooooooooooorme <3

Curando las heridas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora