PUM.

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Me cogió de la mano y nos marchamos de ese horrible aeropuerto.

-Justin, estás loco.

-Por ti, ¿algo más? - me besó en los labios - 

-Bf - sonreí - me gustas tanto.

Todas las niñas y chicas del lugar me miraban, estaba claro que habían reconocido a mi chico.

-Hey Justin! eres el mejor.

-Hola chicas, gracias, os amo.

Nunca se cansaba de sonrieirlas, era una conexion especial que había entre el y sus chicas.

Para mi sorprensa apareció una moto de la nada, un casco y.

-Toma, pontelo.

-¿Justin? ¿de quién esta moto? 

-Eso que importa - comenzó a reir- 

Me agarré a su espalda y fium.

Nos pusimos a mil por hora, mi corazón no paraba de latir, no sabía si porque estaba enamorada de este imbécil o porque ibamos demasiado rápido.

Cogiamos las curvas con velocidad, pero no le dabamos gran importancia.

Paramos en un mirador.

Fuí directa a la valla, wuau, menudas vistas, me apuesto que desde aquí se ve todo Madrid, llena de lucecitas.

-¿te gusta? - me agarraba por la cintura mientras apoyaba su barbilla en mi hombro -

-Casi tanto como tú.

Me giré y le besé, no podia estar ni un segundo sin pobrar sus labios, eran los mejor que había probado en mi vida.

-Eh, ¿y esto? dejame respirar idiota - me decía riendo - 

-No - puse pucherito - prefiero que me beses.

-Yo también lo prefiero, para que mentir, pero no soy inmortal y

-¿y? yo cuando estoy contigo si lo soy

-¿enserio?

-bueh, no, pero me gusta pensar que a tu lado todo es posible

-es que lo es

Estas conversaciones son las que le contaré a nuestro hijos el día de mañana, las típicas de tontos enamorados.

-Me podrías cantar algo jo.

-¿quieres?

-Claro, tu voz para mi es ay.

Comenzó a cantar Catching Feelings, una de esas canciones que me llegaban a lo más profundo, pero solo porque la cantaba él.

Le comecé a tocar su carita de bebé, parecía mentira que acabara de cumplir 20.

Me encantaba abrazarle, tocarle, besarle bf.

-Sabes, nunca me imagine que entraras así en mi vida.

-¿cómo? 

-Tan inesperadamente princesa, eres la chica más tierna que conozco, eres eres ...

-Tuya, para siempre.

Su sonrisita traviesa se fue acercando hasta que dejó un beso en mis labios.

-Bueno, ¿nos vamos? creo que ya es hora de ir al restaurante que tengo reservado.

-Ohhhhhhhhhhh, mi amor, no tenías que haberte molestado, seguro que te has gastado un dinero ..

-Para eso hago música, para ganar dinero y tenerte como una reina.

-Ay, vamos. 

-Ponte el casco mi vida.

-¿y tú? si me lo pongo yo tú no tienes.

-No pasa nada, yo tengo cuidadito, pero no quiero que tu corras riesgo, ¿sí?

Asentí, mientras a él le pareciera correcto yo lo haría, confiaba plenamente en él.

-Espera, un segundo, llamo al sitio para decir que ya vamos.

Mientras los dos sonreíamos complices mientras hablabamos de una cena que nunca se llevaría a cabo, nunca nos sentariamos sobre las sillas de ese lugar, ni entrariamos por su maravillosa puerta, esa cena NUNCA se haría.

Curando las heridas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora