Un torbellino de pensamientos me inundaban la mente, trataba de entender exactamente que había hecho, qué ganaba provocando a Marco Reus de esa manera. Lo cierto era que me había gustado, me había excitado y solo la última gota de sentido común había evitado que lo violara como si estuviera desesperada. No tenía idea de que había cambiado en este tiempo, porque ciertamente no sentía la misma necesidad de lanzarme sobre ninguno de los tipos que se me habían cruzado esos días siguientes a nuestro último encuentro en el yate. Apreté las piernas al sentir como los calientes recuerdos de su miembro duro en mis manos me volvían a humedecer. Que absurdo, era un hombre como cualquier otro. Más común incluso que cualquiera. Pero me había desequilibrado químicamente como nadie antes lo había hecho. Al menos no como alguien que tuviera algo colgándole entre las piernas.
—Roma... ¡Hey, Roma! ¿Me estás oyendo?—Enzo, mi hermano mayor, chasqueó los dedos frente a mis ojos interrumpiendo el hilo de mis divagaciones.
La familia Sproviero al completo estaba en Ibiza para el lanzamiento oficial de la nueva colección, sería una fiesta exclusiva con invitados famosos. Por supuesto, Reus también estaría ahí. Era la cara visible de la marca, después de todo.
Enzo, Andrea, Antonello, Gianni, Paolo y Gianluca comentaban sobre tal o cual mujer con las cuales asistirían. No tenían ninguna delicadeza, mis hermanos son como bestias, representan el clásico estereotipo del italiano machista. Solo teníamos una cosa en común, a los siete nos gustaban las mujeres más que comer o respirar. Con la diferencia de que yo sí sabía tratarlas.
—¿Traerás a tu zorra a la fiesta?—terció Luca, encendiendo un cigarrillo—He oído por ahí que tuvo un altercado con Reus en la playa.
— ¿Otra vez? —inquirió Paolo—¿No tuvimos ya suficiente cuando esa desquiciada golpeó a El Shaarawy en tu fiesta de cumpleaños? Todavía le estoy pidiendo disculpas.
—¿Cuándo te dejaras de estupideces y te comerás il bananino? —completó Andrea.
De Paolo y Gianluca hasta lo podría entender, pero Enzo y Andrea están al borde de los cuarenta, se comportan como pendejos y sus esposas tienen cuernos más grandes que el mismísimo Coliseo. Me dan lástima.
—Hoy no estoy de humor para sus pendejadas—contesté poniéndome de pie—No quiero verlos hasta la hora de la fiesta, me da vergüenza estar emparentada con ustedes.
Sus comentarios soeces me siguieron hasta más allá de la puerta. Estaba más que acostumbrada a tratarlos, eran como una manada de focas idiotas pero hoy no tenía cabeza para preocuparme por ellos. Tenía un vacio en el estómago que no sabía nombrar.
—Deseo—dijo, Patrick. Mientras nos arreglaban el cabello—O pura y simple calentura, pero no creo que sea más que eso.
—Esperaba sentir repulsión, asco ¡qué sé yo! Pero cuando me besó no quería soltarlo. Te lo juro, Patrick; estuve a punto de pedirle de rodillas que me follara. No sé qué me pasa.
—Parece que el asunto es grave, te sientes culpable.
—Por supuesto que sí, en ese momento no podía más que pensar en la urgencia de tenerlo entre mis piernas. Pero luego se me vino Valeria a la cabeza y me sentí morir.
Dos horas después, tras haber hecho uso de todos los sofisticados servicios de spa, estamos listos. Quería verme sexy pero elegante, así que mi vestido rojo largo y de amplio escote cumplía con todos los requisitos. Llegamos a la mansión de mis padres en Ibiza donde todo estaba decorado con las fotos de la campaña, me mordí los labios viéndolas y es que no solo yo creía que Reus se veía espectacular.
—¡Roma, esto es una autentica maravilla, cielo!—exclama mi madre, mientras corre hacia mí y me rodea con sus brazos. Se aparta un poco y me inspecciona—Me encanta ese vestido.
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Arrivederci Roma // Marco Reus
FanfictionRoma es una chica hermosa y adinerada pero rebelde y desorientada, que cree tener sus ideas muy claras. Pronto descubrirá que cuando se acuestan la razón y el deseo, todo puede ponerse muy difícil.