C'erano due persone e si amavano

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— ¡Esto es espectacular! —explotó sencillamente mi padre al ver las gráficas—¡Es algo maravilloso! Lo han hecho muy bien.

—En realidad, lo ha hecho todo Roma sola— Gianni me dio un leve golpecito en la mejilla—Es mucho más joven, sabe por qué lado atacar al publico de su edad.

Papá se levantó y me dio un beso en la frente que me hizo revolverme incomoda. No toleraba muy bien su contacto, se me hacia falso.

— ¡Sabía que lo podías hacer, lo sabía!

—Gracias, babbo—le respondí. Estaba ansiosa por irme. Me alegraba que hubiéramos terminado rápido y que le hubiese gustado. Tal vez me dejaría en libertad de ir a Tailandia y alcanzar a Valeria, ahora que ya había cumplido el compromiso con la familia.

Salí de la casa de veraneo donde la mayor parte de la familia se hospedaba y me encaminé a la marina de Formentera. Necesitaba intimidad, así que me estaba quedando a bordo del yate de mi padre, una embarcación de 29 metros de eslora y equipado a todo lujo. Lo habían bautizado en mi honor como "La Romana".

—Señorita Sproviero—me detuvo uno de los encargados de las embarcaciones—Tiene usted visitas.

— ¿De verdad? —me pareció raro porque no esperaba a nadie esa tarde.

—Pues sí, está esperando en las oficinas de administración. No puedo dejar subir a nadie a las embarcaciones sin permiso de los dueños.

—Solo mándelo para el yate en cinco minutos, ¿de acuerdo?

Me apresuré a vestir algo más cómodo, rezongando; mi idea era tenderme al sol el resto de la tarde. Vestí un sencillo bikini negro y la primera camiseta que encontré, hasta que sentí que caminaban por la cubierta en dirección a la entrada.

—Según las buenas costumbres deberías vestirte en tu cuarto y no andando por ahí a la vista de todos—dijo una voz conocida a mis espaldas.

El corazón se me paró de alegría en cuanto escuché sus palabras y salté a sus brazos.

—Dime que sabes tú de buenas costumbres—contesté mientras la cubría de besos.

—Parece que bastante más que tu, señorita "Mírame las tetas" —Valeria apuntó a mi camiseta azul donde estaba estampada la frase "Look at my boobs".

La llevé de la mano al sofá donde pasamos los primeros minutos besándonos como si no nos hubiéramos visto en años.

— ¿Dónde estabas, vagabunda? ¡Te esperé más de cuarenta minutos!

—Trabajando, Val—suspiré—Estaba en lo de mis padres.

— ¿Y cómo fue eso? ¿Otra vez tuvieron que aguantarle los desplantes a Cristiano Ronaldo?

— ¡Para nada! —sonreí—No sé, Gianluca trajo a un alemán... no creo que lo conozcas.

Valeria me miró detenidamente, analizando mis ojos. Era extremadamente celosa y mencionarle cualquier interacción mía con alguien que no fuese ella, la ponía de muy mal humor.

—Se que estas pensando en mi— intenté calmarla, mientras la besaba suavemente.

—Estoy pensando en lo que haces cuando no estamos juntas—dijo ásperamente.

—Nada que tú no hayas hecho.

—Roma no me vengas con esas—siseó— ¡Y mejor ni me digas quién es porque me obligarás a dejarle la cara igual o peor que a Stephan!

Stephan El Shaarawy. Tenía que volver a mencionarlo. Solo somos amigos, de ahí no pasa la cosa. Sé que él siente cierta atracción hacia mí pero debería haberlo dejado en secreto. Cada vez que lo veo me consume la culpa después de los golpes que le propinó Valeria en una discoteca en Roma, donde festejábamos mi cumpleaños. Estaba muy sacada y malinterpretó un simple gesto de amistad. A mí no me gustaban los hombres, pero Valeria simplemente los odiaba.

Arrivederci Roma // Marco ReusWhere stories live. Discover now