Sentía hueco el pecho. Ya habia estado triste millones de veces antes, pero ahora no me salía ni llorar; y era una sensación de mierda. Soñaba con Reus todas las noches, con el brillo felino de sus ojos verdes, en el hecho de que alguien tan irresistible se haya fijado en mi. Me hacía falta el sonido de su risa en mis oídos, había perdido la cordura, me había dejado hecha trizas.
El humor de Valeria había mejorado con el correr de los días, "sabía que harías lo correcto" me decía. Pero mientras más feliz era ella, más desgraciada era yo. Bloqueó a Marco de todas mis cuentas luego de que le diera like a una de las fotos que ella misma había subido, yo no protesté porque quería ahorrarme los reclamos posteriores pero así también terminé por perderle el rastro. Me conformaba con saber que al menos uno de los dos se divertía. Y respiraba.
—Roma amore, tienes que comer—mi mamá no le quitaba la vista de encima a mi plato sin tocar—Creí que el risotto bianco con capesante era tu favorito.
—Si, mamma—eché un trago más de vino blanco—Pero ahora no tengo hambre.
El ambiente era tenso. Valeria había insistido en almorzar con mis padres, una manera de que me vieran y se quedaran tranquilos, pero yo sabía que esto solo los ponía más nerviosos, sobre todo a mi padre. Ella lo tenía entre ceja y ceja desde siempre y le había preparado un nuevo golpe.
—Quiero aprovechar esta oportunidad señor y señora Sproviero para pedirles la mano de Roma en matrimonio.—dijo Valeria, muy sonriente.
La expresión horrorizada de mi madre era como verme en un espejo, a mi padre parecía estar dándole un infarto mientras Gianluca lo filmaba todo con su móvil, sin parar de reírse a todo pulmón.
—¡Esto es lo más obsceno que he oído en mi vida, un casamiento de zorras!
—Nos puedes llamar zorras, Luca. Pero eso no hará que te crezca el pito—contestó ella muy relajada. realmente parecía gozar con la situación.
Mi padre estaba a un paso de la congestión y yo no podía recuperarme de las palabras que había oído.
—Nunca ¿me oíste? ¡Nunca! No te lo voy a permitir, antes muerto que ver a mi única hija casada con una zoccola—los gritos de mi padre fácilmente se podían escuchar en todas las Baleares, pero Valeria lo resolvió todo con una sola frase.
—Si ese es su deseo se puede arreglar fácilmente, signore.
Ahora no solo tenía a Marco en la lista de amenazados, también a mi padre. Claro que no era mi persona favorita pero tampoco lo quería muerto. Valeria estaba completamente fuera de control, la idea del matrimonio era completamente ridícula. Era una desconocida para mí.
Necesitaba pedir ayuda pero estaba aterrada, si me iba de su lado me buscaría hasta en el último rincón del mundo y estaba segura de que esta vez lograría acabar conmigo. Parecía una historia de nunca acabar.
—¿Con quién hablas?—preguntó con brusquedad cuando volvimos al yate.
—Con Patrick, quiere que salgamos esta noche.
—Dile que no, estoy cansada.
—Pues tú quédate, yo si voy a salir—me encogí de hombros. Estaba harta de estar encerrada.
No le había dirigido la palabra en todo el camino de vuelta luego del almuerzo. Ella no paraba de hablar de casarse en Milán, el sindaco de Roma aún no autorizaba las uniones de parejas del mismo sexo, así que tendríamos que casarnos en otro lugar.
— ¡No dijiste nada delante de tus padres, tendrías que haberme apoyado!
— ¡Ni siquiera lo hablaste conmigo!
— ¿De qué? Hicimos una promesa, Roma; acordamos estar juntas toda la vida. Prometiste que jamás nos separaríamos. Estamos juntas hace casi seis años ¿De qué más quieres hablar?
— ¡De nada, es evidente que contigo ya no se puede hablar de nada!
No llegué ni a hacer el ademán de volverle la espalda cuando me cruzó la cara con el cenicero de cerámica que estaba sobre la mesa. Ahogué un grito de dolor porque en realidad el mareo me tenía viendo estrellas. Me había tomado del cuello para asegurarme contra el piso, blandiendo una navaja a escasos centímetros de mi rostro.
— ¡Yo sé cuál es tu problema, Roma! Es el alemán, ¿no es así? Parece que te falla la memoria desde nuestra última conversación pero yo te la voy a refrescar: no quiero volverte a oír hablar del tal Marco, no quiero que veas a Patrick ni a tu familia, ni al maldito Papa ¿Lo has oído bien? Esa gente solo te quiere separar de mí, Roma—como siempre comenzaba a llorar, bañándome en sus lágrimas sin soltar el arma—Y si tú me dejas, te voy a buscar; y si te encuentro, ya sabes lo que te va a pasar ¿Me has entendido?
Valeria lloraba a lágrima viva mientras repetía: "No me obligues a hacer lo que no quiero, no me obligues"
— ¿Por qué me quieres dejar sola, Roma? Todo el mundo se va y me deja sola. Tú también te irás, un día me voy a despertar y tú no vas a estar. Voy a quedarme esperándote toda la vida y tú no vas a llegar. Así no quiero vivir, no podría vivir sin ti, no puedo, no puedo... no me dejes te lo pido por favor, no me dejes...
—No te voy a dejar pero quédate tranquila, por favor.
Estaba contagiada de su angustia, abrazándola para que se calmase y dejara de llorar, mientras que yo no podía derramar ni una sola lágrima. Había llegado a mi límite y se me habían llenado de polvo la boca y los ojos.
—Roma, mi amor—dijo tratando de tocar mi mejilla abierta del golpe—Perdóname, yo te voy a curar, pero perdóname por favor.
Se durmió luego de ingerir varios comprimidos de Alprazolam, que cada vez le hacía menos efecto. Por eso fue Patrick el que terminó por limpiar y curarme el rostro.
—¡Mi flor, pero mira como te ha dejado!—sacudió la cabeza, al borde de las lágrimas.—Esta vez la tienes que denunciar ¡Y en serio!
—No
—Si, Roma ¡La próxima te matará, tienes que ponerle un límite!
—Ella me quiere y me necesita.
— ¿Así te quiere? Ven—me tomó de la mano y me obligó a verme en el espejo, la hinchazón empezaba a desfigurarme y casi no podía abrir el ojo—¿Cómo puedes decir que te quiere si te hizo esto? Mírate... Roma, tenemos que ponerle un fin a esta desgracia.
—Amenazó a mi familia, amenazó a Marco, lo menos grave que puede hacer es matarme a mí. Mientras yo esté a su lado, Valeria estará tranquila.
— ¡Vives aterrorizada, por el amor de dios! ¡Vámonos ahora, no lo pienses más!
— ¿Pero a dónde?—estaba tan dolorida y asustada que no podía pensar.
— ¡Adonde sea, Roma! Cualquier lugar es el paraíso al lado de este infierno.
No perdió otro minuto mientras me arrastraba hacia su auto y yo lo dejaba hacer. Me sentía una muñeca de trapo, completamente desprovista de emociones, sentimientos ni voluntad. Cuando estuvimos a resguardo en casa de su abuela, puesto que a su apartamento sería el primero al que Valeria acudiria a buscarme, se acercó a mí con cara de quien ha hecho una travesura.
—Aquí hay alguien que quiere hablar contigo—dijo, mientras me tendía su celular.
Su voz era la misma de la primera vez, el inglés chistoso matizado por el áspero acento alemán y aun así fue como sentir fuego en el medio del pecho. Me di cuenta que tenía los ojos llenos de lágrimas de tanta angustia y rabia contenidas.
—¡Marco... Amore... mi sei mancato da morire! (Me has hecho mucha falta)
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Arrivederci Roma // Marco Reus
FanfictionRoma es una chica hermosa y adinerada pero rebelde y desorientada, que cree tener sus ideas muy claras. Pronto descubrirá que cuando se acuestan la razón y el deseo, todo puede ponerse muy difícil.