Capítulo 18

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Le he besado. ¿Por qué le he besado? 

¿En qué momento se me ha pasado por la cabeza hacer tal cosa? ¿Sinceramente? Desde que rechazó mi ayuda días atrás, cuando todo esto comenzó. El encuentro con este monstruo me ha hecho recordar que yo también rechacé una vez la ayuda de Zed. ¿Acaso se debe todo esto al Karma?

Separo lentamente mi rostro del suyo, mostrándome, como siempre, calmado. Sin embargo, el peliblanco no parece haberse tomado tal acto igual que yo. Está totalmente rojo, cosa que puede notarse fácilmente en su pálida piel, y sus ojos están abiertos de par en par. Tengo la sensación de que va a partirme la cara en cualquier momento, pero al alzar la vista me doy cuenta de que él no es el que peor está.

Miro más allá de nosotros. Con el yordle herido en brazos se encuentra la de cabello negro, Akali. No sabría muy bien si está cabreada o destrozada, de cualquier modo no logro entenderlo. Kennen no parece estar en tal mal estado, quizá demasiado bien para el ataque que ha recibido.

Me echo a Zed al hombro sin cuidado alguno, lo que da lugar a un agudo quejido del peliblanco, y camino hacia ella. Noto cómo respira hondo, tratando de volver a su seria expresión habitual.

-¿Sabemos de dónde sale todo esto, Akali?

-No, pero... -Pausa un momento cuando me adelanto, pues Zed le está haciendo un corte de mangas a mis espaldas.- Pero no podemos hacer mucho con un compañero herido y... esa carga inútil de tu hombro.

-¿La herida de antes? Tranquila, está mucho mejor.

-No me refería a eso.

No contesto, prefiero continuar andando. Realmente no me doy cuenta de a qué se refiere hasta pasado un rato, me sorprende que la carga inútil no haya rechistado. No habla, pero parece que le quedan energías para quejarse de vez en cuando. Mis pasos le mueven y hacer que sus heridas choquen contra mí; me está llenando el brazo de sangre.

Tras unos largos minutos avanzando hasta un lugar en el que Jhin no pueda atacarnos, Zed se decide a hablar. O por lo menos a pronunciar un par de estúpidas quejas que me llevan a dejarle en el suelo.

-Sé a dónde podemos ir... No haremos nada nosotros solos...

-Vaya, parece que la carga inútil no es tan inútil. -Comenta Akali.

-¿Deberíamos llamarle carga útil?

-DEJADLO YA.

Dar tal grito le provoca una fuerte tos después, por lo que le cojo en brazos esta vez.

-Guíanos hasta allí.

-Sabes perfectamente dónde está, pelorregla.

Alzo una ceja al principio, no comprendo muy bien a qué se refiere. Ni siquiera me ha dado el nombre del lugar, ¿cómo voy a saber yo...?

Oh. OH.

-Entendido.

Comienzo a avanzar entonces y, aunque está notablemente confusa, la chica me sigue. Me sigue hacia el lugar al que no pensé que volvería o, por lo menos, no así. Me detengo delante de la puerta y el mismo peliblanco logra bajar de mis brazos, perdiendo el equilibrio aunque sin llegar a caer. Se adelanta a nosotros, pero ni Akali ni yo avanzamos. Es entonces cuando Zed voltea y extiende los brazos frente al enorme edificio que fue una vez el dojo de Kusho.

-Bienvenidos a mi humilde morada.

-La... ¿Orden de las Sombras?

La única luz. [Pendiente de Editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora