Complices 2: Nuestro destino.

Capítulo 4

TRAIAN

Acaricio su mejilla suavemente con el pulgar. Su cabeza descansa en mi pecho, mientras que su mano descansa en mi abdomen.
Mi brazo rodea su cintura, mientras que mi otra mano acaricia su rostro.
Todo está tranquilo ahora. Completo silencio.
Mi mano acaricia su abdomen, ahí había un bebé. Un bebé Cech.
Frunzo el ceño y aparto la mano de su abdomen hacia su cintura.

Si decidí irme era porque tenía motivos importantes. Sino, no lo hubiera hecho en mi jodida vida.
Mi estancia en Europa tampoco ha sido la gran cosa, estaba solo, un completo año sin ella. También ha sido duro para mí.
Pero tenía que ser así, para arreglar los asuntos y que la dejarán tranquila.
Todos los jodidos que intentaban amenazarme con quitarme lo que más quiero, ahora se piensan que estoy muerto. Y por eso, no han atacado ni van a atacar a Eire. Porque ya no les sirve para nada.
Ellos son listos, pero yo, lo soy más.
No iba a dejar que hicieran mi vida una mierda, ni que atacarán a lo que más quiero. Nunca.
Antes prefiero estar muerto, como lo hice.

Sé perfectamente que ella ha estado sufriendo. Y me duele, me duele en el puto alma haberla abandonado. Y más, sabiendo ahora que estaba embarazada. Pero no lo sabía, de haberlo sabido las cosas hubieran salido diferentes.
Quizás había muerto de verdad, y no fingirlo. Pero al menos ese bebé estaría vivo y en manos de la que sería la mejor madre.
De todas formas, me alegro que no esté aquí. Sería otro tiro blanco para esos cabrones, y entonces, si que no permitiría nada. Si hace falta, nos iríamos a la luna a vivir para que no nos encuentren.

Shawn me informaba de todo lo que pasaba. Aunque no me contó esas dos cosas que fueron graves; lo del bebé, y que casi Eire cae en una enfermedad.
Si me contó que apenas comía y bebía, pero no lo otro.
Me siento mal por haberle hecho pasar toda esta mierda, pero era por su bien.
Es lo más importante, lo único bueno que me ha pasado en la vida. Y no iba a dejar que le hicieran daño.
Ahora todo está tranquilo por el momento, podemos seguir nuestras vidas como antes de marcharme.

Su cuerpo se remueve y sus ojos se mueven debajo de sus párpados. Abre la boca soltando un pequeño bostezo, y abre los ojos mirándome.
Me quedo mirándola fijamente. Ella alza el rostro mirándome por unos segundos, frunciendo el ceño.
Aparta mi brazo de su cuerpo y se levanta de la cama, cruzándose de brazos.

—¿Que haces aquí? Pensaba que te habías marchado.
–dice fríamente.

Sus palabras frías calan mi interior y siento una punzada por dentro. Joder, no quiero que se comporte así.

—Te quedaste dormida. No quería dejarte sola.
–admito colocandome de pie.

Suelta unas risas frías, sin apenas ese sonido que tanto me gusta escuchar. Me mira fijamente, sin ninguna expresión en su rostro. Como si ya no significara nada para ella. Como si fueran alguien más.

—Me dejaste por un año entero. Y ahora, no querías dejarme sola en la noche. ¿Acaso sabes cuántas noches he pasado en vela llorando por ti? Sin poder dormir, hecha una completa basura por tu culpa.

Aprieto la mandíbula.
No quiero contestarle, no quiero que esta mierda se convierta en una pelea y nos separe aún más. No quiero eso.

—Y no te ha importado.
–finaliza por último.

—Lo hice por tí. Para salvarte. Si no hubiera hecho esto, ahora misma la que estaría bajo tierra serias tú. Pero claro, yo no hubiera dejado que te hubiese pasado nada. Y ahora mismo el que sí estaría debajo tierra tiroteado o tirado por un acantilado:  sería yo.

Su mirada se desvía de la mía,  mirando hacia otro punto. Tragando saliva.
Vuelve a subir la mirada hacia mis ojos, siguen igual de fríos que antes. Pero esta vez, reteniendo lágrimas. 

—¿Acaso piensas que yo lo he pasado de puta madre allá? Completamente solo, echándote de menos y contando los días, horas y segundos hasta el día que pueda volver a verte. Las he pasado putas, no me fuí de vacaciones a Ibiza ni nada por ese jodido estilo.

La temperatura va subiendo.
Los dos nos estamos calentando y no de la manera que tanto me gusta, no. De una manera, que, los dos vamos a teminar jodidamente mal.

—Podías habérmelo contado. Nos hubieramos ido los dos, a otro lugar, a otro mundo si hacía falta. O simplemente habermelo dicho, quizá no lo hubiera pasado tan mal.
Pero lo hecho, hecho está y ya no hay vuelta atrás –toma un suspiro y vuelve a hablar– antes de que te enteres por los demás, quiero contartelo yo.

¿Que me tiene que contar ahora?
Frunzo el ceño y cruzo los brazos esperando a que me cuente.
Suelta un suspiro y mirándome fijamente y habla.

—Estoy saliendo con alguien.

¡¿Qué mierda?!
Suelto carcajadas, me retuerzo de la risa.
Esto debe de ser una jodida broma, seguro que lo es. Quiere ponerme celoso, es lo que está intentando.

—Muy gracioso Eire, pero con eso no vas a conseguir ponerme celoso.

Miro su rostro; está totalmente serio.  Sin ningún gesto gracioso en el rostro, totalmente neutra.
No me puedo creer que la mierda que acaba de contar sea cierta, imposible.

—Traian, es verdad. Tu mismo dijiste que sea feliz con otro, que me qusiera y que me cuidara. Tú no estabas aquí, te hice caso. Había pasado un maldito año, no esperarías que mi mente adivinara que estabas vivo.

Ahora se que lo está diciendo de verdad. Cuando Eire miente comienza a reír y a ponerse nerviosa, pero ahora, habla totalmente en serio. 
¿La he perdido? No puede ser verdad. 

—Lo sé, pero estoy vivo. No puedes seguir con él, no puedes dejarme solo Eire, por favor.

Niega con la cabeza decidida.
Siento que me acaban de rajar el pecho y haberme sacado el corazón a lo vivo, sin anestesia, sin nada. A la bruto.
No puede ser real lo que esta contando, me niego a creer que ya no es mía. Que es de otro.

—Lo siento Traian.

—¡No, no,no! No digas que lo sientes, di que me amas y que es una maldita broma lo que estas diciendo. No puede ser real, joder, ¡no puede!

Estampo mi puño contra la pared. No puedo contener la ira, me voy a volver jodidamente loco.

—Nadie más puede tocar tu cuerpo. Nadie puede hacerte reír, hacerte gritar, hacerte enfadar. ¿No lo entiendes? Eres mía joder, mía. 

Intento tomarla de las caderas pero se aparta antes de que pueda apenas rozar su cuerpo.

—Deje de ser tuya, desde el momento en que me entere que hiciste esto.
Puede que hayas hecho bien y sea un gesto algo "bonito", no digo que no lo sea. Pero me has hecho daño, más del que tú te crees. Y ahora, por favor, vete de mi casa.

¿Me esta echando? Sí, lo está haciendo.
¡Me cago en la puta joder!

—Yo me voy, pero las cosas no van a quedar así. Claro que no, tu eres mía y siempre lo serás.

Me pongo delante de ella, mirándole fíjamente. Traga saliva y aparta la cabeza y mirada.
Esto no se va a quedar así, eso, está más claro que el agua.

Paso por un lado suyo, dándo un golpe a la pared antes de salir por la puerta. La cuál abro de golpe haciendo que choque contra la pared y la cierro de golpe haciendo un estruendo. Me importa una mierda quién me vea, estoy jodidamente cabreado y celoso en este momento.
Solamente necesito alcohol para quitar esta mierda de encima.

¡Nos leemos pronto!
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