AL anochecer de aquel día, cuando los oficiales de justicia del obispo procedieron al
levantamiento del cadáver dislocado del archidiácono, Quasimodo había desaparecido de Nuestra Señora.
Corrieron muchos ruidos sobre el tema. Todos estaban seguros de que había llegado el día en que, según el pacto el demonio debía llevarse a Claude Frollo, es decir, al brujo. Se supuso que le había roto el cuerpo para apoderarse de su alma, como esos monos que rompen la cáscara para comerse la nuez.
Por eso el archidiácono no fue inhumado en tierra sagrada.
Luis XI murió al año siguiente, en el mes de agosto de 1483.
En cuanto a Pierre Gringoire, consiguió salvar a la cabra y obtuvo muchos éxitos en
la tragedia. Parece que, después de haber
irobado la astrología, la filosofía, la arquitectura, la hermética y n poco todas esas
locuras, volvió a la tragedia que es la mayor [e las locuras. Era justamente to que él mismo llamaba haber heho un final órágico. A propósito de sus triunfos dramáticos, esto s to que puede leerse, ya en 1483, en el libro de cuentas del orlinario: «A Jehan Marchand y Pierre Gringoire, carpintero y com)ositor, que han hecho y compuesto el misterio representado en 4 Châtelet de París para la entrada del señor legado, ordenando os personajes, revistiéndolos y preparándolos según to requerido )ara el referido misterio, a igualmente por haber construido todo o relativo a la carpintería de la representación: cien libras para uender a todo to expuesto.»
Febo de Châteaupers tuvo también un fin trágico: se casó.