16/12/13
Querido Amigo:
Hoy desperté sintiendo los constantes, y abruptos, golpes en la puerta delantera. Me senté en mi cama, me puse mis pantuflas de Stitch y, luego de restregarme los ojos con las manos, salí de mi cálida habitación hacia el oscuro y frio pasillo. A mitad de camino hacia las escaleras, escuche los gritos desesperados de mi madre. "¡Suéltenlo! ¡Él es inocente!". Dijo casi al borde de la desesperación. Abrí los ojos sorprendida y apresuré el paso. Baje uno por uno los escalones y, al llegar al último, pude ver a mi querido (nótese el sarcasmo) padrastro, Murphy, con un par de esposas en sus muñecas.
Me senté sobre el escalón y observé toda aquella escena entretenida y feliz. Por fin aquel horrible y repugnante ser saldría de nuestras vidas. Hoy es el día más feliz de mi vida. Pero, al ver a mi madre tirada sobre el porche llorando, supe que debía ocultar mi sonrisa y consolarla... o hacer el intento.
Nunca se me habían dado muy bien lo de demostrar mis emociones. Siempre fui conocida en la preparatoria como "Sam, la Reina de Hielo". Todos creían que en vez de un corazón latiente poseía una pedazo de puro hielo... y tan equivocados no estaban. Pero, vamos, si tuviera hielo en vez de aquel órgano, estaría muerta ¿no? Pero yo si tengo un pedazo de hielo, de forma literal, no te asustes. Como sea, ya me estoy desviando del tema.
Luego de aquel escándalo, comencé con los preparativos para ir a clases. Mi rutina era siempre la misma: Me despertaba, iba al baño a hacer mis necesidades mañaneras, bajaba a desayunar, o si iba algo atrasada, buscaba algo que comer por el camino; a continuación volvía a subir a lavarme los dientes y a buscar mi mochila. De ese modo comenzaba mi día.
Lo siento, pero mi madre me está gritando desde la planta inferior. Debo irme.
Con cariño:
Samanta*******************************************************************************
Deje el sobre color nieve sobre mi escritorio. Luego alcé la vista y observé el reloj de pared que se hallaba en mi cuarto. Este era cuadrado y tenía, como fondo, una imagen de la Torre Eiffel. Había sido un regalo de Débora, mi mejor amiga, por lo que tenía un gran valor sentimental.
20:55 PM.
Solté un suspiro y decidí bajar a ver que quería la mujer. Era pleno invierno. Hoy en específico hacía muchísimo frio. Apenas mis pies descalzos tocaron el suelo de madera, una corriente eléctrica surcó por mi espina dorsal, ocasionándome escalofríos.
-¡Samanta!- Juro por mi difunto padre, que el grito de aquella mujer se escuchó hasta el condado vecino.
-¡Ya voy!
Salí a paso veloz hacia el pasillo. Cuando llegué a las escaleras baje los escalones de dos en dos, encontrándome en primera plana con la sala y con la puerta principal, la cual se encontraba abierta.
Terminé de bajar el último escalón. Camine a paso lento hasta donde se encontraban mi madre y un tipo de traje y corbata. A mi mente llegó rápidamente la posible respuesta de quien era, pero decidí a esperar que mi madre me lo confirmase.
-Él es Robert Lerman. Es el abogado que contraté para resolver el caso de Murphy.
Lo observé con seriedad y lo analicé con la mirada. Se veía como el típico hombre estafador. Con solo mirarlo podría decir que no hará nada para sacar al desgraciado de la cárcel. Una vez obtenido su dinero, haría cualquier cosa menos lo indispensable para ganar el caso. Pero me calló bien. No me importaba el dinero de mi madre, sino que Murphy se quedara en la cárcel.
-Está bien.
Sin decir más nada, me puse de pie y volví a subir a mi habitación. Tome la carta entre mis manos y volví a bajar a la planta inferior. Ignoré a los adultos y salí por la puerta principal. Caminé unas cinco cuadras hasta el correo. Metí el sobre en el buzón y me fui.
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¡Holis personitas bellas de wattpad!
¿Cómo han estado? ¡Pos yo muy bien!
Estaré actualizando, atención, TODOS LOS SÁBADOS. Pero, por si algún motivo no puedo hacerlo ese día, avisaré con anticipación.
¡Besos desde fondo de bikini!
Paula.
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Cartas a un Desconocido © #DiamantesAwards2016 (PAUSADA)
Teen FictionUn día, una carta. Luego de que su profesora de literatura les pidiera un proyecto; Samanta decide enviarle, todos los días, una carta a un amigo anónimo que eligió al azar entre millones y millones de personas. En ellas cuenta su vida, sus sentimi...