III

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Moví el pie impacientemente hasta que vi como las puertas del elevador se volvían a abrir. Salí y me encontré, en primera plana, con un enorme ventanal, por el cual se veía la ciudad entera. Viré la vista y observé la sala a un costado. Busqué con la vista un asiento vació en el cual sentarme. Al encontrarlo, camine hasta él y tome asiento. Saqué una hoja y una lapicera de mi mochila y comencé a escribir.

18/12/13

Querido Amigo:

Hoy será el primer juicio de Murphy, y yo estoy muy nerviosa. A último momento, el juez decidió que yo pasaría al estrado y narraría mi versión de los hechos. No pude negarme. No debía, mejor dicho. Así que ahora, me encuentro en la sala, a la espera de que digan mi nombre y poder ingresar.

Hace una semana, más o menos, mi amigo Louis se fracturo el brazo. Se había caído de un árbol al querer bajarle la pelota a su hermanito menor. Recuerdo que cuando me lo avisaron, yo me encontraba en clases de hockey. Deje mi entrenamiento y salí corriendo hacia el hospital, el cual quedaba a siete cuadras del club donde practicaba. No recuerdo haber corrido tanto en toda mi vida. Mis pies parecían tener vida propia y ni siquiera parecía que tocaban el piso. Había llegado a emergencias en un tiempo record de 10 minutos. Cuando pregunté por el paciente Louis Robinson, me dijeron que le estaban haciendo rayos x. No me quedó de otra que más sentarme a esperar. A los pocos segundos llegó Débora con una mueca de preocupación en su hermoso rostro.

Era ya conocido, para mí, el hecho de que mi mejor amiga estaba enamorada de mi mejor amigo. Pero, por supuesto, esta nunca se animó a confesárselo; a pesar de qué le había insistido en que lo hiciera. "Sí le digo, terminaré con una amistad de años". Aquella había sido su respuesta a mi insistente pregunta. "Eso es solo una excusa para no enfrentar tus miedos". Había sido mi respuesta. Y de aquella manera, habíamos dados por finalizada nuestra charla sobre aquel tema.

Ahora Louis deberá hacer reposo por dos semanas. No puedo dejar de pensar que será aburrida la preparatoria sin él. Pero, por supuesto, su salud está primero.

Te dejo porque el guardia de seguridad ha venido a buscarme. Es hora de ingresar a ese maldito infierno. Deséame suerte.

Con cariño:

Samanta


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Cartas a un Desconocido © #DiamantesAwards2016 (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora