XVI

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31/12/13

Querida Samanta:

Tenía 9 años cuando murieron mis padres... o mejor dicho, los asesinaron. Mi padre, un agente de policías muy aficionado al trabajo, tenía una lista bastante extensa de enemigos, hombres a los que había apresado y metido a la cárcel. Mi madre, una importante abogada penalista, no era la excepción. Los hombres a los que no había podido defender, o los que había vencido, siempre se encargaban de que no olvidara de lo que eran capaces.

Mi hermana tenía 15 y estaba en una faceta bastante dura. Era una adolescente hormonal y problemática, que no contribuía a la armonía de la casa. Siempre estaba discutiendo con mi madre o conmigo, aunque yo tampoco hacía nada para evitarlo, al contrario, también ayudaba haciendo cosas que sabía que le molestaban.

En síntesis, un gran caos... pero yo amaba ese caos, porque se sentía como hogar. Si bueno, debes creer que estoy loco, pero juro que no lo estoy... o bueno, no tanto como para preocuparse.

Como sea. Ya me eh desviado bastante del tema.

El día de su muerte, ambos se encontraban en el auto rumbo a casa, habían salido antes del trabajo por lo que decidieron pasar por la cena antes de volver a nuestro hogar. Mi hermana y yo nos encontrábamos en la casa de nuestros abuelos, ellos eran quienes nos cuidaban mientras mis padres trabajaban.

A unas doce cuadras de la casa de mis abuelos, el auto volcó dando varios tumbos. Se prendió fuego y exploto. Sus cuerpos sin vida fueron hallados totalmente carbonizados.

Según las pericias- y uno que otro testigo- un auto negro se les había cruzado en su camino y mi padre había intentado frenar, derrapó y volcó, pero nadie sabía porque había explotado, el tanque no presentaba ningún agujero por donde podría haberse salido el combustible. Mi hermana y yo creemos que habían puesto explosivos en el auto y el otro vehículo (el negro) solo había servido de distracción para que volcaran y así simulara que solo había sido un accidente.

Lo que más nos molesta, es el hecho de que nosotros le dijimos nuestras sospechas a los forenses y a las autoridades, pero ninguno nos hizo caso. El caso se cerró y quedó en el olvido. Y los culpables de sus muertes quedaron impunes, saliéndose con las suyas.

Pero juro por mis padres, que esto no quedará en el olvido. Lucharé por justicia...

Con Cariño:

Aaron

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Observé la fotografía de mis padres. Ambos tenían cabello oscuro, pero mi madre tenía los ojos azules y mi padre los tenía verdes. En el centro se encontraba una niña de 10 de cabellos oscuros y ojos verdes, y estaba yo, con mis cabellos negros y mis ojos azules.

-Los extraño mucho...


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Cartas a un Desconocido © #DiamantesAwards2016 (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora