IX

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24/12/13

Querido Amigo:

Hoy desperté sintiéndome extrañamente feliz. Apenas abrí los ojos recordé la fecha en la que nos encontrábamos. 24 de diciembre. Nochebuena. Hoy nos sentaríamos la familia entera en la mesa a esperar las doce de la noche para darnos regalos.

Porque para mí, siempre fue eso.

Nunca me importó la familia, solo los regalos. Pueden llamarme egoísta u otra cosa aún peor, pero, simplemente, sus comentarios me tienen sin cuidado. Creo que aquello fue así porque nunca estaba la familia entera sentada en mi meza. Siempre fuimos papá, mamá, Cloe y yo. Al morir papá, solo fuimos la pareja de turno de mi madre, mi madre y yo. Nunca estuvieron mis abuelos ni mis tíos. Por una gran razón. Ellos odiaban a mi mamá. Aunque eso, es otra historia.

Como sea, luego de quedarme un rato más haciendo fiaca en la cama, me dispuse a levantarme. Me puse mis ya nombradas pantuflas de Stitch y, luego de hacer mis necesidades, salí de mi habitación rumbo a la planta inferior. Al llegar al inicio de las escaleras, escuche la voz de mi madre gritándole a alguien, posiblemente mi hermana.

Rodé los ojos con molestia. Ya se me hacía extremadamente raro esa sensación de "amor y paz" que se podía sentir en la casa. O sea, entre mi progenitora y mi querida hermana, jamás hubo una buena relación. ¿No por eso mi hermana se había ido? Y ahora de buenas a primeras todo era amor y paz entre las dos.

Vaya farsa.

A pesar de que me molesten sus constantes discusiones, al menos puedo decir que esto es "normal", no como aparentar llevar una buena relación. Al llegar a la cocina, me recosté sobre el marco de la puerta a observar la acalorada discusión de ambas, intentado descifrar de qué se trataba en esta ocasión.

"¡Son mis gustos! ¡Deja de meterte en mi vida!" Observé a mi hermana ponerse roja de la furia. Mi madre tenía una mirada de decepción y ¿asco? "¿Qué respete tus gustos?" Dijo ella "Más que gustos, es una enfermedad. ¡¿Es que no te das cuenta que eso está mal?!" "¿Y dónde dice que lo esté? ¿Quién dijo que debo amar a un hombre y no a una mujer?"

Observé estupefacta a mi hermana. ¿Acaso ella era... lesbiana? Bueno, pensándolo bien, nunca le había conocido algún novio. ¡Creo que nunca tuvo uno!

Pero, al contrario de mi madre, aquello no me importo. Era mi hermana al fin y al cabo. ¿No debía importarme solamente que fuese feliz, este con quién esté? Pero, eso no evito que la molestia recorriera cada parte de mi ser. ¿Por qué no me lo había dicho antes? ¿No es acaso eso lo que hacen las hermanas, contárselo todo? Puede que nuestra relación en los últimos años se haya enfriado, pero eso no significa que no esté aquí cuando ella me necesitase.

"Cloe. ¿Por qué no me lo dijiste? ¿Acaso las hermanas no se lo cuentan todo?" Ella abrió los ojos sorprendida. Me miro y miró a mi madre. Luego, con las lágrimas bajando por su mejilla, salió corriendo por la puerta trasera. Le dirigí una mirada de decepción a mi progenitora, para luego salir corriendo tras mí hermana.

Al parecer, esta será una nochebuena algo... interesante.

Con cariño:

Samanta


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Cartas a un Desconocido © #DiamantesAwards2016 (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora