XVIII

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02/01/14

Querido Aaron:

Maldito Louis, mil veces maldito. Yo soy tranquila la mayor parte del tiempo, pero si te metes con mis amigos o con mi hermana, no importa quien seas, te daré una maldita paliza... y no me importa si eres mi amigo o no. Pero Louis... se ha pasado.

Él hijo de fruta sabe que Debby lo ama, que lo hace desde... bueno, desde hace algunos años, pero aquello no le importó. Creía que él era distinto, ambas lo creíamos, pero él demostró ser igual al resto de los hombres; infiel, manipulador, farsante, entre otras cualidades. Creía que él era el príncipe azul que mi amiga estaba esperando, aquel príncipe azul con el que soñó desde niña, pero solo fue un ogro que se disfrazó de príncipe para engañarla y lastimarla....

Juro que cuando encuentre a ese maldito, le cortaré su maldito pene.

Aún no puedo olvidar el llanto de Débora cuando se enteró del engaño. Cuando la puta zorra de Natalie se nos paró enfrente, miró a mi amiga de arriba abajo y, con una sonrisa de superioridad, se burló de ella diciendo "Ahora entiendo porque Louis me buscó. Yo sí sé complacer a un hombre en la cama, no como tú, maldito mojigata"

¿Sabes? Creo que nunca en mi vida eh visto a un cerdo con la nariz rota... pero, en mi defensa, ella se lo merecía, ¿No lo crees?

Como sea. Luego de aquel episodio- y de que Debby se encerrara en el baño y me negara la entrada- fui corriendo a donde se encontraba Louis, con la furia recorriendo mi cuerpo y unas ganas inmensas de dejarlo sin bolas frente a todo el colegio. Cuando el maldito me vio, y vio mi mirada asesina, salió corriendo, por la puerta trasera de la cafetería, como el cobarde que es. Pero, ¿Crees que Samanta Jones se dio por vencido? Ni hoy, ni nunca. Corrí en su persecución, ignorando las suplicas de mi EX amigo. Cuando logré alcanzarlo, le di tal golpiza que me ocasiono una suspensión de una semana a mí, y el labio partido y la nariz rota al imbécil.

Luego, cuando llegué a casa, recibí los regaños de Cloe y blah blah blah, pero la ignoré y me encerré en mi cuarto, ideando un plan muy macabro para vengarme de la zorra de Natalie Hale, y de Louis Robinson.

Cambiando de tema. Eh intentado hablar con Débora, pero no contesta su teléfono. La última vez la que vi, fue hoy a la mañana, cuando salió corriendo del pasillo, subió las escaleras y se encerró en uno de los cubículos del baño de mujeres del segundo piso. Yo intenté hacerle entrar en razón, intenté infinitas veces que saliera de allí y se fuera a su casa, que yo la cubriría diciendo que se sentía mal, pero me ignoró y siguió con su lamento.

A la salida no la vi, ni tampoco esta tarde en la práctica de Hockey, y dudo que mañana vaya a la escuela. Pero me urge saber cómo está, saber que no ha hecho una maldita estupidez ni nada por el estilo, corroborar que aún sigue con vida. Si bueno, quizá haya exagerado un poquitín con lo última, ¡Pero es Débora! ¡Y uno nunca sabe que locura se le puede ocurrir!

¡Ahg! Tanto dramatismo me da náuseas...

Y a ti Aaron ¿Alguna vez te han engañado?

Con cariño:

Samanta

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Ring....Ring.... Ring...

Maldición Débora Marcini, ¿Por qué no contestas maldita seas?

Dejé mi celular sobre mi escritorio y me dispuse a intentar terminar la tarea que tenía pendiente, pero mi mente solo tenía espacio para una sola cosa: Débora.

Es mi mejor amiga, y se supone que las mejores amigas están en las buenas y en las malas, entonces, ¿por qué no me deja consolarla?

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Cartas a un Desconocido © #DiamantesAwards2016 (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora