Capítulo 2

782 35 1
                                    

Los días iban pasando uno por uno y como era de esperarse aquel chico Ruso no había aparecido de nuevo en mi camino los días siguientes a ese.

Esa misma tarde, la efigie del chico sentado en la sólida acera de la poco transitada vía no llegaba a suprimirse completamente de mis pensamientos, era como un fantasma que me atormentaba a cada instante. Aunque con el transcurrir de los días, la imagen se iba desvaneciendo cada vez más, ya empezaba a superarlo.

Sin embargo, la tenaz inquietud de querer verlo de nuevo no desaparecía de mi sistema de forma total y definitiva. Por desconocida razón guardaba la necesidad de admirar minuciosamente la transformación que había experimentado los últimos años, donde en ninguno de ellos tuve la dicha de verlo. No era el mismo chico tierno que alguna vez llegó a ser, eso era más que evidente.

Era lunes por la tarde e iba camino al supermercado en compañía de mi madre, realizando la hora de compra semanal.

"¡Victoria ya te dije que no podré asistir!" exclamé a través de la bocina. Discutía mediante una llamada telefónica con mi amiga Victoria mientras ella persistía en que debía asistir a su presentación de baile, que por desgracia yo no estaba disponible a la hora en que se llevaría a cabo la presentación, por lo que se me hacía imposible acudir.

"¡Oh vamos, Marie! ¿Qué puede ser más importante que esto?" comenzaba a sentir culpabilidad por no poder dedicarle ese tiempo a mi amiga, pero ya estaba bastante responsabilizada en otros asuntos.

"Nada, solo que ya me he comprometido, y no quiero quedar mal"

"Está bien.." ella continuó platicando fluidamente pero intuitivamente mi mente se vio abstraída por medio de la figura que se había interpuesto ante mis ojos. Un chico algo atrevido se hallaba caminando por el bordillo de la calle sin camiseta. Mi vista se posó en sus facciones, viéndome atrapada sin control alguno por todas esas sensaciones de nerviosismo que ejercía mi cuerpo en este tipo de situaciones. El Ruso se ubicaba a pocos metros de mis ojos, exhibiendo su esbelto cuerpo. "¡Marie! ¿Sigues ahí?" De modo escandaloso, Victoria consiguió sacarme de mi ahora trance.

"El Ruso sin camiseta" gané a pronunciar en tono casi inaudible.

"¿De qué hablas? No te entiendo" preguntó confundida. Con cuanto me aproximaba a su lado, subía la ventana del auto, para así lograr que no percibiera una visión de mí mirándolo como una completa idiota.

"Estoy viendo a el Ruso caminando por la calle sin camiseta"

"¡¿Que?! ¡¿En serio?!" Consciente del hecho de que ella no me podía ver en estos precisos momentos, asentí torpemente con la cabeza. "¡Tómale una foto!" Giré mi cuello encontrándome con la mirada confundida de mi madre. Sin siquiera dedicarle un poco de atención a ello mi vista se desvió al iPad que se encontraba sobre mis piernas, tomándola entre mis manos para seguidamente colocar la cámara. Por lo común el tráfico para mí siempre resultaba una total fatiga, sin embargo, en esta ocasión se trataba de algo ventajoso, debido a que me otorgaba el tiempo suficiente para poder capturar la imagen. Maniobrando con el torpe temblor de mis manos conseguí presionar la pantalla, dando por finalizado el procedimiento, causando que el teléfono cayera dentro del agujero entre la puerta y el asiento del copiloto.

"¿Sigues ahí?" pregunté al haber logrado recoger el teléfono de debajo del asiento. No recibo ninguna respuesta por lo que opto por mirar la pantalla del teléfono, dándome cuenta de que la llamada se había cortado. Alcé la vista tratando de buscar al chico sin camiseta, pero para mí desgracia, sin yo ni siquiera darme cuenta, ya habíamos pasado la cuadra.

Persistente anhelo de querer abandonar el auto y caminar de vuelta a dos calles atrás, recorrían cada centímetro de mi cuerpo, más sabía que eso nunca iba a suceder. No poseía las suficientes agallas para hacerlo, además no quería lucir desesperada. Sabía que iba a lucir como una completa idiota, así que solo decidí controlar todas esas emociones que no me llevaban a nada.

Russian Boy •Editando•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora