Capítulo 40

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James Beckett:

'Marie ¿Dónde rayos estás?'

'Lo siento, olvidé decirte que me iría lejos de la ciudad por tres días'

'Sí, creo que se te olvidó.

Empezaba a preocuparme. Yeezus se ha enterado y con ello llegué a pensar que ya había hecho de las suyas'

Con una expresión alarmada dejé el teléfono sobre mi pierna, mientras intentaba acoplarme a la conversación que abundaba por todo el interior del autobús (que habíamos alquilado sólo para nosotros)

Todo estaba yendo tan rápido que de cierta manera me aterraba el hecho de pensar en lo que pudiera llegar a pasar más adelante.

Tenía miedo, tenía mucho miedo. No sabía quién realmente era Yeezus, no sabía que sería capaz de hacer. No sabía en qué me había metido.

Y sin mencionar las terribles ganas que abundaban mi cuerpo en todo su resplandor en irme a Alaska, con sólo pensar en que un pran de una banda delictiva de Londres querrá hacerme daño o algo que solo él se podrá imaginar.

No quería contarle nada de esto a nadie, ni siquiera a mi madre. No quería preocupar a nadie. Esto era mi problema y yo misma debía enfrentarlo.

Una parte de mí quería pensar que James iba a estar ahí y me ayudaría a pesar de que se tratase de su jefe. Pero también tenía muy en cuenta el hecho de que James en ciertas ocasiones no estaba consciente de sus actos y eso me hacía pensarlo más de una vez.

-Marie- un fuerte alarido proveniente de los asientos de al lado, hace verme obligada a volver al presente. Giré mi cabeza, encontrándome con Nathaly mirándome fijamente. -Es la quinta vez que te llamo- amplió sus ojos.

-Lo siento- susurré apenada.

-¿Qué sucede?- preguntó ahora un poco preocupada.

-Nada importante-

-¿Estás segura? Tu cara parece contradecirte-

-No es nada- guardé el teléfono en mi bolso. -Súbanle volumen a esa canción- manifesté emocionada. Estos días eran para celebrar el cumpleaños número 17 de Nathaly y no iba a estropearlo.

El conductor hizo caso a mi pedido, y todos empezamos a cantar Let Me Love You de Justin Bieber.

-Marie- oí como la ligera voz de Jeremy me llamaba. Me giré en su dirección.

-¿Sí?-

-¿Has conseguido hablar con James de lo sucedido?- dice en un tenue susurro, que solo yo logro oír. Estaba segura que Jeremy se había dado cuenta de que me había tensado y por eso no dijo nada ante mi silencio.

-Creo que no es el momento- él asintió.

-Okay-

Inconscientemente aquellas palabras me habían hecho recordar mi fracasada conversación con James la tarde de ayer.

Todo aquello que tenía planteado decirle, nunca salió de mi boca. Las preguntas que quería hacerle respecto a los últimos días, nunca fueron formuladas. Y en vez de aclarar un poco mi mente, lo único que hizo fue que me sintiera mucho más confundida de lo que ya me encontraba.

Aún seguía sin saber qué era lo que intentaba hacer entre ese bullicio de hombres en motocicletas. ¿Cuál era su rol? ¿Estaba siendo parte de una cobranza? No lo sabía.

Y las suposiciones que se creaban en mi cabeza se volvían cada vez más crueles con la realidad.

Luego estaban esas cicatrices. No dejaba de pensar en ellas. ¿Cuál sería el motivo? Tampoco lo sabía. Lo único que quería pensar con respecto a ello, era que no fueran a llegar a ser permanentes. Aunque la profundidad de aquella más llamativa, era lo suficientemente vasta como para durar toda su vida.

Russian Boy •Editando•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora