Capítulo 30

314 21 6
                                    

-Debemos irnos- finalmente tomé impulso para decir. El silencio se había vuelto más pesado y eso me hacía sentir muy incómoda.

Él parecía perdido y muy desconcertado, sus ojos no irradiaban el mismo brillo de minutos atrás, además, estos no volvieron a fijarse en mí.

El cielo se había cubierto de estrellas, haciendo presencia junto a la fría y oscura noche.

Se inmutó a solo asentir. Ambos nos levantamos y subimos a la motocicleta. No sabía si era correcto volver a sujetarme de su cintura, así que solo me tomé de los lados, a pesar de que aún me parecía inseguro.

-Disculpa- pronunció de manera muy tenue. Mantuvo su mirada al frente por un par de segundos antes de girarse hacia mí. -No era mi intención. Además, no quiero que ahora te sientas incómoda-

-Está bien- me limité a decir.

-Sujétate- mis brazos se aferraron a su cintura mientras él empezaba a andar.

El camino a casa resultó mucho más cómodo que el anterior. Aferrada a él, podía sentir su piel fría, la cual empezaba a notarse por encima de su camiseta.

El frío de Londres era bastante rígido al caer la noche, pero a pesar de eso, mi cuerpo aún se encontraba cálido.

No dejaba de sonreír, simplemente no podía dejar de hacerlo, y le daba gracias a Dios por el hecho de que James no pudiera verme.

Había sido mi primer beso, y realmente no lo podía creer. Nunca me imaginé el momento perfecto o a la persona perfecta, pero estoy segura de que si lo hubiese hecho, esto lo habría superado.

No me importaba si él no había sentido lo mismo que yo. No me importaba si solo lo hizo por un momento de locura. No me importaba nada. Había probado sus labios y eso era más de lo que habría podido obtener.

Sus labios eran finos y muy suaves. El movimiento de su boca era delicado y su sabor era algo parecido a la menta.

Estaba feliz, muy feliz, a mis 16 años nunca había encontrado a alguien que me hiciera sonreír de tal manera, que me hiciera sentir amor y pánico a la vez.

Él era especial, y de una manera muy peculiar.

Sin darme cuenta ya nos encontrábamos en la cuadra de la casa de Alba. Desvié la mirada en su dirección, topándome con una chica y un chico que se hallaban hablando plácidamente mientras se ubicaban recostados en una motocicleta. Al observarlos bien, me percaté de que se trataba de Alba y Edward.

-¡Edwuard!- un grito proveniente de James hizo que me sobresaltara.

¿Él conocía a Edward? Obvio que lo conocía pero, ¿De dónde lo hacía?

Edward alzó su mano en un saludo, mientras que Alba sólo nos miraba desconcertada.

Por un momento pensé que James se detendría, pero no lo hizo, así que siguió andando hasta llegar a mi casa.

-Gracias por todo- dije estando frente a él.

-Gracias a ti por aceptar mi invitación- asentí.

-Una pregunta- pronuncié. -¿De dónde conoces a Edward?- sus ojos me miraban confundidos.

-Él es parte de la pandilla- dijo en lo bajo. ¿Cómo podría ser eso cierto? -Él era antes mi superior, pero ahora estamos en el mismo mando- comentó. -¿Por qué?-

-No, por nada- él dudó un poco para luego ambos quedarnos en silencio.

-¿Tienes frío?- dijo cuando vio que me abrazaba a mí misma.

Russian Boy •Editando•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora