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Mi llegada a Rosewood Hills fue de los más normal posible, a simple vista me pareció un lugar bastante agradable pues estaba repleto de bosques y cuando llegue había un clima bastante húmedo que no me molestaba para nada.
Mientras conducía pude mirar el cielo con rapidez y notar que esté aún estaba nublado, también note las diminutas gotas de lluvia caían sobre el cristal, bufé y continúe manejando sin prisa alguna hacia mi nuevo hogar.
Estaría viviendo sola hasta que las cosas en Inglaterra se calmasen o cuando mis padres se percatasen de que no necesito escapar de nadie ni mucho menos venirme a esconder al otro lado del mundo.

Lamentablemente me habían obligado a esconderme aquí ya que habían cazadores que buscaban híbridos a los cuales capturar y estudiar... ya que para ellos nosotros éramos una clase de abominación que debía de ser estudiada... vaya tontería.

No somos tan complejos como el resto del mundo sobrenatural nos llega a pintar. Puedo transformarme en lobo y a la vez beber sangre. Mi fuerza, agilidad, velocidad, y astucia sobrepasa cualquier criatura sobrenatural en este planeta.
Ser un híbrido puede ser lo mejor que puedes ser pero también tiene su lado lado pues si algo he aprendido es que debes de aprender a ser cruel... muchos solo se acercaran por la fuerza y otros simplemente se alejan por temor, quizás sea una buena decisión por parte de ellos no querer lidiar con todo esto.
Nosotros los Vellutini somos considerados los más fuertes de Inglaterra, somos conocidos y temidos por el resto del mundo sobrenatural. Técnicamente se podría decir que soy famosa entre los seres de las sombras...

Seguí manejando por unos cuantos mi uso hasta que por fin llegue a mi nuevo hogar, el cual esperase fuese de corto plazo. Rápidamente note que al rededor de la casa habían árboles, árboles y más árboles. Al parecer mis padres habían escogido la casa más alejada del pueblo.... por supuesto que si.

Abrí la cajuela del auto y saque dos cajas en donde había guardado algunas de mis pertenecías, cerré el auto y escuche un trueno

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Abrí la cajuela del auto y saque dos cajas en donde había guardado algunas de mis pertenecías, cerré el auto y escuche un trueno. Bufe molesta y con velocidad y un poco de torpeza logre abrir la puerta de la casa. En cuanto entre cerré la puerta y deje las cajas sobre el suelo de madera, encendí la luz y vaya sorpresa... la casa era hermosa.

-Wow- dije y deje las llaves sobre la mesa al lado mío.

Di un recorrido por la casa y me había enamorado de esta. Era hermosa y estaba decorada al estilo de mi madre, pero al entrar a una de las habitaciones note que habían muchas cajas con mi nombre. Esa era mi habitación. Mi madre la había mandado decorar tal y como le había dicho que la quería.

Después de dar un lento recorrido por la casa decidí ir a mi nueva habitación para comenzar a ordenar mis pertenencias. Mientras acomodaba las cosas note que la tormenta se hacia cada vez más fuerte provocando que algunas luces se apagasen de poco a poco. Me levante del suelo y camine hacia la puerta de mi habitación tratando de no pisar nada de lo que había sacado, al llegar salí y camine hacia la cocina en busca de velas que estaba segura mi madre había guardado en algún lugar.

Agradecí que por suerte si las había, las tome y volví a subir a mi habitación. Al entrar las puse por doquier y las encendí, apague las luces de la casa quedándome en completa oscuridad a excepción de las velas que tenía en mi habitación. Me volví a sentar en el suelo y acomode las cosas con lentitud, no tenía prisa.

Termine de acomodar las cosas, afuera la lluvia seguía igual de propensa y dentro de la casa la luz se había ido. Deje las cajas aún lado y repase mi habitación con la mirada asegurándome de que todo estuviese tal y como quería.
Escuche un fuerte trueno que me hizo sobresaltar.

-Joder.- dije molesta mientras caminaba hacia la ventana frente a mí. Mire por la ventana y vi cómo los árboles frente a la ventana se movían de lado a lado con búsquedad, deje de mirar y me acosté sobre la cama justo al lado... mañana sería un largo y asqueroso día.

Ya había ido al instituto más de mil veces y mis padres aún me obligaban a ir para que el resto de los humanos no sospechasen de mi... pero vamos, con todo lo que haga siempre llamare la atención de cualquier idiota.

Sangre IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora