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Zac P.D.V

Estábamos en la habitación de Aaron en donde Alexandra estaba tranquilamente recostada sobre la cama. Conforme pasábamos por los pasillos, algunos licántropos nos gruñían y tragaban de provocarnos pero nosotros al estar en territorio "enemigo" no podíamos hacer nada.

Nos habían dejado a solas con ella, pero era obvio que los tres guardaespaldas que ella siempre tenía detrás de ella, estaban escuchando detrás de la puerta atentos a cada palabra que decíamos.

Alexandra tenía su cabello suelto, estaba acostada sobre la cama, su rostro era tan intimidante que si no la conociera me habría hecho irme sintiéndome un tanto atemorizado... pero sabía perfectamente que ella siempre tenía ese rostro a pesar de que estuviese feliz.

-Hey- dije mientras que con cuidado me sentaba sobre la cama a un lado de ella.

-Hey...- dijo ella.-Me han dicho que fueron valientes- dijo con la voz un poco entrecortada.

-Siempre los somos, cariño- dijo Demian y se escucho un gran gruñido detrás de la puerta claramente por parte de Aaron.

-¿Cómo te encuentras?- pregunté después de soltar una ligera risa.

-Bien- mintió-Lo único que quiero hacer ahora es matar a esos idiotas- dijo un poco molesta.

-Ya hemos pateado sus culos, estaremos atentos por si vuelen a aparecer- dijo Christopher con una sonrisa.

-Gracias.- contestó ella divertida.-¿Han visto a alguno?- preguntó ahora con curiosidad.

-No, a los demonios de por aquí les gusta esconderse.... Solo salen a buscar problemas.- contestó Cristopher.-Pero tranquila,se que puedes terminar con ellos en menos de tres segundos.- dijo el un tanto bromista.

Aaron P.D.V

Los vampiros se habían ido después de haber hablado por mas de una hora con Alexandra.
Trate de escuchar un poco de su conversación pero lo único que logré alcanzar a escuchar fue nada interesante. .

Caleb y Dante habían ido a cambiarse a sus habitaciones para entrenar un rato en el campo y matar un poco el tiempo. Alexandra continuaba acostada y leyendo el libro que yo a propósito había dejado al lado de la cama.

-Ahora apestas a vampiro.- dije divertido mientras acomodaba las "medecinas" de las brujas.

-Tu igual Aaron.- contestó ella rodando los ojos con diversion-¿Te agradan?- preguntó un poco mas seria y cerro levemente el libro.

-No los conozco tanto, pero por leyes de naturaleza, no me agradan tanto- le dije tratando de no escucharme demasiado seco. 

-Tal vez si hablaras más con ellos... te agradarian- contestó ella con un tanto de ilusión.

-No lo creo, son demasiado...- pensé en una palabra adecuada.

-Anticuados- contesto ella por mi y asenti con una sonrisa-No les gusta actualizarse entre la sociedad, siguen en sus épocas.-

-¿Tienes mucha experienca con ellos?- pregunte ahora yo un tanto curioso.

-Siempre he estado rodeada de vampiros, pero nunca logré desarrollarme al cien con mi parte licántropos.- contestó ella con un poco de pena.

-¿Tu padre no te dijo nada acerca de ser lobo?- le pregunte mientras fruncía el ceño.

-No mucho, solo me decía que en el momento indicado encontraria a otro híbrido que me ayudaría con todo esto... pero te encontré demasiado tarde.- dijo ella un tanto bromista mientras soltaba una risa un poco seca.-En mi primera luna llena ya con dieciocho, mis padres habían decidido asistir a una de las típicas cenas de clanes. Lo único que recuerdo de esa noche es el dolor y un poco el bosque por el cual corría sin saber por donde iba.- dijo ella y no pude evitar sentir como mi estómago se apretaba... verla tan sensible me ponía mal.

-Si te hubiese conocido... yo te habría ayudado.- dije con seguridad mientras me sentaba al lado de ella y tomaba su mano.

-Lo se.- contestó en un susurro perdiéndose en sus pensamientos por algunos segundos.

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Alexandra P.D.V

Después de una semana me encontraba nuevamente con energía, pero aquellas sustancias que Aarón me obligaba a a tomar me provocaban mareos tan horrendos que no podía ni caminar sin ayuda de alguien .

Aquella tarde la fría brisa golpeaba mi rostro y mi pelo se alborotaba un poco. Aaron estaba a mi lado. Los dos estábamos sentados en una banca afuera de una heladería... cerré los ojos por unos segundos imaginando que era otra época, en donde ambos estábamos juntos saliendo a comprar un helado... donde los dos respirábamos y en donde nuestros corazones latían...

-¿En qué tanto piensas?- me preguntó Aaron provocando que abriese los ojos.

-Nada realmente.- dije con rapidez-No creí que me fuese a gustar tanto Rosewood- dije cambiando de tema-Quizás me quede- dije con una ligera sonrisa.- Aaron al escuchar esto me sonrió mostrándome sus perfectos dientes.

-Me alegra escuchar eso- dijo el con felicidad-¿Si te quedas... te unirás a la manada?- preguntó con un tanto de esperanza de que mi respuesta fuese un "si."

-Lo consideraré como una opción,- conteste un tanto divertida y la sonrisa de Aaron se agrando.

-Únete- dijo y se acercó a mí con lentitud-Quédate conmigo- dijo ahora a pocos centímetros de mi rostro.

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Caleb P.D.V

Aaron había pasado a dejar a Alexandra a su casa, nos había comentado que Alexandra quizás se quedase en rosewood, y cuando nos lo dijo este nos permitió ver lo alegre que esto lo hacía sentir.
Al lado de Alexandra Aaron era otra persona.

-Hey Caleb.- me llamo Dante sacándome de mis pensamientos.

-¿Qué pasa?- le pregunte girándome a verlo.

-¿Crees que a Aaron le guste Alexandra?- preguntó con un tanto de picardía y se enderezó en el sofá para mirarme con atención.

-No le gusta, le encanta- dije con diversión-¿Acaso no haz notado que Aaron cambia cuando está con ella?- pregunté-Sonríe, ríe y no tiene cara de culo como siempre, todo eso se debe a Alexandra.-dije y calle unos cuantos segundos.-Tan solo espero que no sea al igual que el resto de su familia...- dije esto en voz baja y trague en seco.

Sangre IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora