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Estaba caminando por los pasillos de la gran mansión de los licántropos. Algunos licántropos salían de sus habitaciones con atuendos deportivos o con libretas en manos... parecía una universidad.

Continúe mi camino hasta llegar a la habitación de Aaron, toque la puerta una vez y Aaron abrió.

-Hey.- dijo él con una sonrisa-Pasa.- dijo moviéndose a un lado y entre a su habitación.

-¿Cómo te encuentras?- pregunté con curiosidad mientras jugaba con las mangas de mi suéter. 

-Mejor. Ya puedo cuidarme solo.- dijo el un tanto bromista solté una ligera risa mientras me giraba a verle. Este estaba cruzado de brazos y me sonreía ligeramente, camino hacia su cama y se sentó.

-Claro.- conteste incrédula y me acerque a encontrar me senté a su lado y sentí una tranquilidad un tanto extraño.

-¿Dónde estuviste hoy?- me preguntó y me giré a verle, su mirada estaba sobre mi y su tez estaba relajada.

-Fui a tomar un café... pero mi paz se fue en cuanto llegaron unos demonios.- dije y este tenso su mandíbula.-Zac y los chicos también aparecieron ahí.-

-¿Te dijeron algo?- me preguntó Aaron con el ceño fruncido.

-Escondí mi esencia en cuanto entre.- comencé a decir.-pero estos aun así me miraban de reojo, pero en cuanto llegaron los vampiros estos dejaron de prestarme atención, cuando salí intentaron hablarme.- dije y Aaron asintió varias veces.

-Y por supuesto que los entrometidos de Zac y sus colegas fueron a cuidarte.- dijo un poco molesto y asentí con diversión.

-Trate de ser linda al despedirme.- le dije y sonrío.-Pero ambos sabemos que no soy muy buena en eso.- dije y me giré a ver otro punto de la habitación mientras recargaba mis palmas de las manos en la cama.- Zac es un buen chico... aunque te cueste trabajo de creer.- dije.

-Tan solo verlo me hace creer que es un busca problemas, siempre busca cosas con las cuales provocarnos.- dijo el con mala cara.

-Es su naturaleza.- dije sin importancia-Todo esto me hace sentir exhausta.- dije y me recosté en la cama con mi abdomen boca abajo y mis codos recargados sobre la cama.

-¿Qué cosa?- me preguntó Aaron girándose a verme, estaba preocupado y toda su atención estaba sobre mía. 

-Toda mi vida he estado rodeada de vampiros egocéntricos.- dije y este me sonrío divertido.-¿Y ahora debo de lidiar con seres idiotas?.- pregunte bromista.

-¿Yo soy un idiota?- dijo y recostó en la cama quedando al lado mías me giré a verlo y este había puestos sus brazos detrás de su cabeza haciendo que los músculos de sus brazos se marcaran aun más.

-Aun te estoy analizando.- conteste  divertida mientras trataba de verme seria.-Hasta ahora solo me he percatado de que no eres tan idiota como el resto.- dije con sinceridad.

-Me alegra escuchar eso.- dijo y se incorporó un poco quedando muy cerca de mi, mi respiración se entrecortó.-¿A ti no?- preguntó casi en un susurro. Nuestros rostros estaban demasiado juntos, mis sentidos estaban alertas y por extraño que pareciese... me gustaba estar cerca de él.
Nos miramos por algunos segundos... sus ojos recorrían mi rostro con lentitud, miraba mis labios y regresaba a mis ojos...

La puerta de la habitación se abrió de golpe. Aaron y yo nos alejamos con rapidez, me quede parada a un lado de la cama y Aaron se quedó sentando en la cama con la mirada fija en otro punto que no fuese yo.
Mire la puerta y ahí estaba Caleb y Dante mirándonos con sorpresa y con un poco de picardía.

Sangre IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora