Final.

452 30 4
                                    


-Louis ¿Estás listo para irte? -Preguntó Jay observando a su hijo revisado su Iphone.

-Si... Claro -Medio murmura antes de por fin haberse levantado del sofá.

Habían pasado dos años desde el incidente con su padre, dos años en los que aún vivía encerrado en esa burbuja. Después de quedarse inconsciente tras la cantidad excesiva de pastillas tomadas despertó en la sala de un hospital encontrándose con su madre supuestamente muerta llorando a su lado. Al principio creyó que era una ilusión, pero después de que su madre le relato que estuvo encerrada todas esas semanas en el sótano de la casa de su padre supo que lo que estaba viviendo no era un sueño, su madre por obra de Dios o del destino escapo en el mismo día en cual le esperaba su muerte y si hubiera llegado tan solo unos segundos más tarde su cuerpo estuviera tres metros bajo el suelo.

Su padre fue arrestado el mismo día y condenado a cadena perpetua después de unas semanas. Con respecto a sus amigos y Harry no sabía nada de ellos, el y su madre se mudaron de localidad y se despidieron de sus antiguas pertenencias para obtener nuevas, por ejemplo ahora tenía nuevos amigos como Lea, una loca pelirroja que dedicaba su mayor parte del tiempo tratando de conquistarlo y Sam quien le encantaba sacarlo de sus cabales solo para verlo enojado.

Su vida antigua ya era parte del pasado, aunque nunca pudo olvidar al ojiverde y las atrocidades que hizo su padre con su cuerpo. A veces tenia ataques de pánico repentinos y una leve depresión. Su madre intento llevarle a psicólogos y nada funcionaba, aún seguía metido en su burbuja de relatos del pasado, hasta que un día Jay escucho hablar a una de sus amigas sobre un grupo de apoyo y no dudo en apuntar a su hijo.

-Louis es por tu bien -Jay se acercó hacía en muchacho abrazándolo por la espalda- quiero lo mejor para ti, quiero que te olvides de lo que paso con tu padre.

-Estoy bien mama -Mintió volteándose para mostrarle una falsa sonrisa a su madre- pero está bien, iré por ti.

-Te quiero cachetón -Rió Jay pellizcándole las mejillas a su hijo- aunque estas muy flacucho después de todo -Suspira con decepción.

-Pareces abuela -Bufa Louis molesto.

-Tu así de flaco pareces más viejo que yo -Comentó fingiendo molestia- ya nada de hablar cariño, vamos, vamos -Repitió las últimas palabras mientras lo empujaba fuera de la casa- buena suerte -Dijo por último antes de cerrar la puerta en la cara del ojiazul.

El castaño tomo una gran bocanada de aire antes de comenzar su camino hacia el grupo de apoyo. Se colocó sus auriculares para comenzar a escuchar una canción aleatoria desde su teléfono. El viento chocaba contra su rostro haciendo sus mejillas enrojecer, el cielo se tornaba negro conforme caminaba y las personas huían del camino temiéndole a cosas tan inocentes y pequeñas como las gotas de lluvia, mientras él se sentía libre y limpio sobre todo cuando las gotas cristalinas tocaban su blanca piel.

El camino se tornó más corto mediante la música pasaba y el viento junto a la lluvia se incrementaban.

-Habrá una tormenta -Murmuró Louis dándose cuenta del feo panorama- de todos modos ya se lo prometí a Jay -Suspiro siguiendo su camino empapado.

Después de unos minutos se encontraba en una pequeña casa donde estaría él y los demás extraños para platicar sobre sus problemas.

Tocó la puerta levemente deseando que nadie pudiera escuchar el sonido para así volver con rapidez a su casa. Pero eso no paso, una niña de pelos rubios atados en dos coletas y una enorme sonrisa con dientes faltantes abrió la puerta invitándolo a pasar a lo que el accedió con pesadez.

InsecureDonde viven las historias. Descúbrelo ahora