Capitulo 18

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"Un nuevo mundo"

Parte 1

La figura de perla, que deslumbraba luz y parecía ser más un espejismo que una persona real, camino hasta el cuerpo sin vida de Chris que reposaba sobre la arena húmeda que yo misma había creado en un ataque de pánico al ver a la persona que amaba muerta. Perla se inclino, acaricio el rostro de Chris, provocándome algo de celos, lo que me hizo apartar la cara para no tener que ver lo que ella estaba haciendo; volví a mirar, esta vez tocaba la herida de su pecho y la presionaba con fuerza, fue cuando me rompí por dentro y deje escapar toda mi tristeza.

El viento y todo a nuestro alrededor seguía azotando, ya que aun no podía tranquilizar mi interior y no lo haría hasta que Chris me sonriera una vez más, cosa que es prácticamente imposible... quería morir de eso no cabía duda alguna, ya no sentía ganas de seguir respirando cuando claramente por mi culpa la persona que amo murió.

Me acerque a Chris del otro lado para no interrumpir lo que Perla estaba haciendo con él. Ella me miro y me sonrió, por alguna extraña razón su sonrisa me calmaba y me brindaba paz y calidez. Le devolví la sonrisa aun con las lágrimas escapándose de mis ojos. Me extendió la mano, yo la tome. La llevo hasta la herida de Chris, me rehusé a tocarla, porque me daba miedo de que mi obscuridad lo dañase más, pero ella insistió y me hizo colocar la mano sobre la sangre de su camiseta.

––Cierra los ojos y pídele con todo tu corazón que vuelva

Obedecí. Apreté mis ojos con tanta fuerza que algunas lágrimas que se mantenían ocultas se escaparon. Gritaba en mi mente su nombre y le pedía a suplicas que necesitaba verlo, que quería tenerlo conmigo otra vez, verlo sonreír, serio, triste, quería verlo llorar, verlo morirse de la risa, verlo jugar con los niños de la aldea, quería tener una familia con él, que ya no fuese más mi guardián, liberarlo a él y a todos mis amigos... quiero ser libre y que él sea quien me acompañe en esa libertad tan anhelada, liberar a Atalanta y que él sea mi guía para saber liderar esta nación.

––Quiero que vuelvas conmigo––Dije sollozando––Necesito que vuelvas conmigo

Acaricie su mejilla fría y deposite un beso en su frente. Perla mantenía la mejor sonrisa posible, no entendía su razón, la razón por la que sonreía tanto, pero me gustaba, me mantenía tranquila y cuerda, al parecer ella si fue todo lo que Albert y Chris decían. Es sumamente hermosa, con una sonrisa resplandeciente, que irradia paz y alegría, es como si la fuese visto... como si yo también la fuese amado... claro no de la misma manera que Chris y Albert, fue un amor de hermanas... lo sé.

Perla coloco su mano sobre mi cabeza, lo que hizo que la mirara, limpio unas cuantas lágrimas y luego cerró sus ojos. Sentía que me estaba transmitiendo algo... por que la corriente en mi cabeza era fuerte como si mi cerebro estuviese impidiendo que viera algo... como si ese algo estuviese guardado bajo llave y ahora estaba siendo forzado para abrirse.

En una imagen me veía sosteniendo un pequeño oso de peluche, mi madre me llevaba sostenida de la mano, mientras tenia a mi hermano cargado y mi padre hablaba con quien parece ser David. Al costado de él, estaba un pequeño de cabello en hongo de color negro y unos ojos un tanto achinados, seguramente Rick... al otro lado una niña mucho más grande tal vez de unos nueve u ocho años, su cabello largo y muy brillante, esa era Perla. La pequeña se acerco a mí, al parecer yo estaba llorando, porque ella acerco un paño y lo paso por mis mejillas.

––No llores mas––Dijo la imagen de mi cabeza––Nos volveremos a encontrar, te lo prometo

Por algo que no entendía, sus palabras revolvieron mi estomago, es como si estuviese despidiéndome de ella para siempre, mi cuerpo se movió por sí solo y la abrazo como si jamás fuese a verla. Perla correspondió al abrazo. Luego un portal se abrió, mire a mí alrededor, había muchas personas, entre ellas mi abuela y seguramente la que la rodeaba eran sus guardianes. La imagen de perla se distorsionaba cuando entramos al portal, yo mantenía mi mano elevada, esperando a que ella me agarrase y me sacase de ahí, porque yo quería estar con ella, la quería proteger así como lo había hecho ella.

AtalantaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora