¿Un gran dia?

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Ya que estábamos encerrados en aquel cobertizo y pronto caer la noche, Kevin y yo decidimos echar la puerta abajo, o al menos a golpes intentar que se abriera, con un poco de suerte el padre de Lise no habría cerrado el candado.

Nos pusimos manos a la obra, contamos hasta 3 y empujamos la Puerta, no dio resultado.

Volvimos a intentarlo, de nuevo fue un intento fallido. A el tercer intento el candado cedió, la puerta se abrió y Kevin y yo caímos al suelo del jardín de la casa de Lise. Buscamos un lugar donde escondernos mientras su padre llegaba corriendo a ver lo que había pasado, por suerte no sospechó de nosotros ya que por la mañana nos había visto merodear por la casa. Cuando se fue, Kevin y yo saltamos al otro jardín y salimos corriendo de allí, asustados y cansados por la experiencia que acabábamos de vivir.

Caía la noche mientras me despedía de Kevin y a grandes zancadas volvía a mi casa, estaba en una calle muy iluminada con bonitas casas adosadas, como la mía, por cierto, bonitos jardines decorados con flores de llamativos colores y grandes vallas de madera, las típicas de una casa inglesa, vamos.

Cuando llegué a casa mi madre me echó la bronca durante unos 10 minutos pero no me pareció gran cosa, después de lo que acababa de vivir, así que subí a mi cuarto mientras ordenaba mis ideas. Me acosté pensando en Lise, ¿Qué habría sido de ella?, esperaba que al día siguiente fuese al instituto.

Llegó el gran día, me desperté, me vestí y me lavé los dientes como cada mañana, especialmente esa, me sentía feliz, con ganas de comerme el mundo, pensamiento de todo adolescente, me vestí con mi ropa favorita, tejanos color cielo de pitillo, mis convers negras y mi sudadera de color negra también.

Llegue al instituto con Scott y me senté como siempre, al lado de Kevin. Giré la cabeza para poder observar la ventana del aula de Lise, y allí estaba, sentada en su mesa hablando con Tris. Decidí que no podía esperar más para hablar con ella y resolver el misterio que todo el mundo me ocultaba así que consulté el reloj de la clase y aún tenia unos 5 minutos de tiempo antes de que empezase la primera clase. Salí del aula y llegué a la clase de Lise en pocos segundos, le llamé y le pedí que se acercase a lo que ella asintió:

- Lise, ¿Por qué no viniste ayer?, tu madre me dijo que estabas enferma y no cogías el móvil.

- Sí, estaba mala, lo siento, hablamos luego.

- Lise, perdóname, pero, necesito saber que te pasa conmigo, desde que te dije que me gusta Paula no haces más que evitarme

- ¿Quieres saber lo que me pasa?, que he sido una idiota durante todo este curso ayudándote con Paula mientras que yo sufría.

- ¿Sufrías?

- Joe, hace meses que me gustas, casi todo el mundo lo sabe, menos tu, no se como no te has dado cuenta.

- ¿Es una broma verdad?

- No

- ¿Después de tantos años detrás de ti, ahora te gusto?

- Si, antes te veía como el típico inmaduro, pero durante este tiempo me he dado cuenta de que no eras así

- Lo siento Lise, no puedo, primero , me gusta Paula, segundo, no estaré siempre disponible para alguien que no sabe decir las cosas de frente.

No se si le había dejad con las palabras en la boca, pero con un gran dolor dentro, que no sabía de donde venía, volví a mi clase y me senté en mi sitio al lado de Kevin. Mis amigos me estuvieron preguntando toda la mañana que me pasaba porque yo no era de las típicas personas que están calladas y serias, normalmente suelo estar gastando bromas y riéndome con los demás.

No volví a hablar con Lise en toda la mañana, sabía que me había pasado pero, ya fui detrás de ella dos años y ella tampoco se había dado cuenta. No soy adivino.

Pensativo y solo, me fui a casa, pensando en todo lo que había pasado aquel dia. Giré varias esquinas alargando el camino de regreso para poder estar solo mas tiempo. No como pero llegué a casa de Paula, y justo ella salía de allí.

Le conté todo lo sucedido y, inesperadamente, ella me abrazó. Me encantaba aquella chica. Estuvimos paseando por largas calles durante bastante tiempo y mientras el sol caía, nos paramos en un parque, justo en el parque donde, durante mucho tiempo, había quedado con Lise. Lise. No podía dejar de pensar en todo lo sucedido.

De pronto, no me podía creer lo que estaba pasando, Paula se había inclinado, y nos fundimos en un beso, inesperado, pero a la misma vez, deseado.

Tu y yo, para siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora