Unos amigos fueron de turismo rural al Pirineo y se acomodaron en diversas cabañas. La primera noche y ante el estado del tiempo, cedieron ante el aburrimiento hasta que a uno de ellos se le ocurrió realizar la oija.
Después de prepararlo todo, se quedaron muy expectantes ante lo que pudiera ocurrir, menos uno de ellos. Este chico no respetó lo que tenían entre manos y no hacía más que reírse y tratar de "cazafantasmas" y payasos a los otros.
Se fue a dormir. Esa noche y en la oscuridad de su habitación descubrió un pequeño punto de luz situado en el techo. No hizo ningún caso y se durmió. La noche siguiente se repitió la misma visión esta vez un poco más grande, no hizo mucho caso diciendo que eran jugadas de su mente y durmió. Noche tras noche se repetía las misma visión y el objeto luminoso era cada vez más grande. Empezó a inquietarse sobre manera.
Por la noche descubrió que el objeto que noche tras noche aumentaba de tamaño mientras se acercaba era un puñal de hoja plateada. Encedía la luz y el puñal desaparecía, apagaba e intentaba cogerlo, no podía porque su mano desaparecía entre la oscuridad. Comenzó a volverse loco porque pensaba que si ese puñal se seguía acercando moriría. Una noche descubrió que el puñal estaba estático y a un palmo de su pecho. Por la mañana cambió de casa para dormir (en la de un amigo) pidió que no le dejaran solo.... A la mañana siguiente... murió de un infarto.