Vivía sola en la casa de mi madre, ya que ella se encontraba en otro país junto a mis hermanas mayores. Yo decidí regresar porque deseaba terminar la universidad, así que aproveché la casa de mi madre para evitar costos innecesarios.
A los 2 meses de estar en casa un día me sentí deprimida y un poco asustada, ya que cuando eramos más pequeñas mis hermanas y yo siempre tuvimos la sensación de que alguien más estaba con nosotras, así que ese día la sensación regresó, solo que esta vez fue peor ya que yo estaba sola en casa y la habitación en la que me encontraba estaba en el segundo piso así que si algo ocurría tenía que recorrer las escaleras y pasar por la cocina y sala antes de encontrar la puerta de salida.
Como ya he dicho antes, me sentía sola y un poco deprimida, y por si fuera poco tenía la sensación de que algo andaba mal, lo percibía en el silencio de mi casa.Como me sentía un poco asustada decidí dormir con la televisión encendida y la puerta de mi cuarto totalmente cerrada, eran cerca de las 11 de la noche cuando dije "basta de pensar en boberías" y puse la alarma,que al día siguiente entraba a las 7:00 am a la Universidad y poco a poco fui conciliando el sueño. Cuando eran las 12:59 am alguien tocó a la puerta de mi cuarto lo suficientemente fuerte como para despertarme, un poco entorpecida por el sueño, mi mente empezó a pensar y dije alguien está llamando a la puerta pero yo creía que era la puerta que daba a la calle.Transcurrieron cerca de 10 segundos cuando volvieron a tocar solo que esta vez me pude percatar de que el golpeteo fue en la puerta de mi habitación, apenas recupé el aliento cuando volvieron a dar el golpe y sentí que mis pulsaciones estaban incontroladas. No tenía fuerza, ni voluntad siquiera para arroparme con la sabana.
Después de 10 minutos y de armarme de valor encendí la luz de la habitación y subí el volumen de la televisión y empecé a tratar de distraerme con una película, pero el sueño no regresó hasta después de las 3 am.Cuando por fin me quedé dormida empecé a sentir como el colchón de mi cama se hundía lentamente, no había duda, alguien estaba subiendo a mi cama, no abrí los ojos pues no quería ver a nadie.
Cuando la cama dejó de moverse, sentí un poco de alivio y empecé a decidir que tenía que levantarme y salir de ahí, justo en ese momento sentí como unas manos empezaban a aplastar mis hombros, alguien estaba abrazándome y yo estaba perpleja pues sabía que ese no era un abrazo de alguien vivo. Me apretaba con tal fuerza que casi no podía respirar e intenté ser valiente y moverme pero fue inútil, mi cuerpo estaba paralizado, pasaron cerca de 5 minutos cuando sentí como dejaban de apretarme al mismo tiempo que bajaban de la cama.
Cuando pasó todo esto comencé a llorar y a orar, hasta el día de hoy muchas cosas más han ocurrido en mi casa y otras tantas han dejado de pasar. Pero eso se los platicaré en otra historia.