Lo que os voy a contar le sucedió a mi madre cuando yo era todavía muy pequeña. Esto ocurrió poco después del fallecimiento de mi padre en un accidente de tráfico, dejándonos solas a mi y a mi madre.
Según cuenta ella, una noche lluviosa, mientras leía un libro en el salón, el teléfono empezó a sonar, ella, extrañada por lo tarde que era, preocupada, descolgó el teléfono y preguntó quien era, pero nadie le contestó. Unos instantes después, el teléfono volvió a sonar.
Ella dudó,se sentía insegura, sola, conmigo pero sola y el teléfono no paraba de sonar.
Al fin, se dispuso a coger el teléfono de nuevo, pero nada, no había nadie al otro lado, no contestaban, por lo que, aterrada subió a mi habitación y me cogió en brazos, según ella para no sentirse desamparada en medio de la noche.
Claro, en los tiempos que corren.Aún no se había sentado en su sillón, volvió a sonar el teléfono.
Harta y decidida para batir el miedo que sentía, contestó al teléfono, y de nuevo... nada, nada se oía. Entonces, llamó a la policía y explicó lo sucedido. La policía la tranquilizó y le dijeron que localizarían la llamada.
Más tranquila, se sentó pero sonó otra vez, cogió el teléfono tranquilamente pero nadie contestaba. Muerta de miedo, insegura y temblorosa, sonó repetidamente el teléfono y con paso titubeante se acercó, descolgó y una voz dijo:
Señora, hemos localizado su llamada, la llamada proviene de su propia casa.
Teníamos dos teléfonos, el del salón desde donde hablaba ella con la policía y el otro, el de la habitación de mis padres..