Ese mismo día.
Habíamos decidido ir a comer pizza a la plaza de acá cerca. Era algo de otro mundo sentir algo por el tan rápido, sabiendo que por un chico estaba así ahora.
Al entrar pude notar como unas chicas se lo comían con la mirada, era obvio era la chica arena al lado del chico guapo con finta de malo. baah. já no era que me molestara pero, no quería llamar la atención y eso es lo que estaba ocurriendo.
Pude sentir la mirada de asesinato de parte de ellas, pero le reste importancia. Yo era la chica a su lado, yo era la que se montaba en su moto, Y YO ERA A LA QUE EL LE HABÍA ROBADO DINERO, no ellas. Debes calmarte Ally esto es absurdo. -pensé.
Sacandome de mis pensamientos me habló.
-Y que tal, ¿Aquella mesa?- pregunto mientras señalaba la última mesa del lugar.
-Perfecta. -respondí y sonreí como boba.
Que rayos me pasaba, oh creo que ya lo sé. Era lo que temía.
Al sentarnos en la mesa sentí una mirada fija en mi rostro, era él. ¿No trataba ni de disimular un poco?
-Carraspeo nerviosa-.
-Lo siento, es que eres..-dijo nervioso-
-¿Rara? Lo sé. -respondí un poco sincera.
-Hermosa. -me torne de un rojizo de inmediato.
En ese momento llegó la mecera.
-¿Qué desean?-No despegó la mirada de su libreta y no paro de mascar chicle.
-Una de peperoni, por favor ¿Tú?
-Una mixta. -digo mientras veo aún carta.
-¿Eso es todo? -dijo algo arrogante.
-Y dos limonadas, gracias.
Era increíble como me conocía tan bien. Era simplemente perfecto.
[*..]
Después de pasar toda la tarde bromeando con Jay y hablando de nosotros, pude darme cuenta lo mucho que tenemos en común. Me contó que había perdido a sus padres y que vivía con su hermana y una que otra cosa, yo también le conté un poco de mí, pero sin dar demasiados detalles, aún me sentía incómoda hablando de cosas personales.
Íbamos en la motocicleta por la carretera de camino a casa, al llegar a la entrada de la casa me baje, le devolví el casco, y lo mire tiernamente. Y antes de que pudiera hablar el lo hizo.
-Fue una tarde increíble. -Puso su casco entre las piernas.
-Lo fue. -Sobe mi codo como de costumbre.
Eso hacía cuando era nerviosa, ¿mi punto débil? Que me miraran a los ojos.
-¿Hasta mañana? -pregunto entusiasmado.
-Lo pensaré. -dije tratando de ser graciosa.
Río a carcajadas. -Hablo en serio, ¿saldremos mañana?
Me encogí de hombros. -Tengo colegio.
-¿Paso por ti? -me miro con esperanza.
-Claro. -sentí unas manos en mi cintura y me erize.
-Hasta mañana, hermosa. -se acerco a mis labios, y de repente beso mi frente.
Suspire. -Hasta mañana, Jay. -me di la vuelta y camine hacia la puerta.
Me di la vuelta y pude ver cómo me veía con sus ojos hermosos, esperando a que entrara. Seguí caminando hasta la reja y al meterme en ella vi que se despedía con la mano, y le correspondí igual. Entre a la casa, cerré la puerta y me deslice sobre ella para sentarme en el suelo de espalda, cuando oí arrancar la motocicleta sentí un alivio.
Había sido el mejor día sin duda.
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Bajo La Luna.
Teen FictionPor la orilla de la playa se encontraba sola, con 25 dólares en el monedero y sin ilusión alguna, lastimada una vez más. Cuando de pronto llega aquél chico que te pone los pelos de punta y te hace quererlo aunque no lo desees. Ese chico que llega a...