Ya había acabado de comprar y me estaba despidiendo y porsupuesto agradeciéndole por haberme ayudado. Vanny era una chica sensacional y muy divertida. Al final le pedí su número telefónico para estar en contacto y me retiré con una sonrisa.
Sólo quedaban 4 horas para que Jay pasara por mí. Me pondría unos pantalones rasgados y una blusa blanca con una chaqueta ensima algo sencillo.
Tenía planeado ver la televisión un rato pero me detiene un ruido en la puerta.
Fui a abrirla y ella la prima de Jayden. O Dios, que extraño.
¿Qué hace aquí?
-¿Qué haces aquí? -pregunte mientras miraba confundida a los lados.
-Vengo por ti. -sonrió.
-Esta bien..-abrí y la puerta y la dejé entrar.
-¿Tienes una manzana?
-Claro, pasa a la cocina y toma lo que quieras. -Apunte a la puerta marrón.
-Gracias. -dio pequeños brinquitos y entró.
Ahora tenía que cambiarme desde ya. Estaba tan emocionada por ver el maratón de los simpson, ahora tendré un trauma psicológico, bueno tampoco.
[*..]
Ahora me encuentro cepillando mi cabello, mientras que -Astrid juega con su celular. Cada vez que se enoja grita y eso me da mucha gracia.
-Astrid ya estoy lista. -Me voltea a ver.
-O no. -Me preocupé un poco.
-¿Qué pasa, crees que no le gustaré? -pregunte melancólica.
-No, no. -Suspiro- te vez hermosa. Le encantará.
Me sonroje, y baje la vista al suelo. Era la hora, mi primer cita con Jayden o algo así. No era del todo una cita. Sino una tocada con su banda. Uy ojalá fuera una cita.
Al llegar pude notar que era una casa con un jardín enorme. Y a lo lejos vi a Jayden abrazo de una chica tez morena quien le pedía una foto. ¿Tan reconocido era? No es tiempo para preguntas conciencia tonta. Sí lo es. Que No. De pronto sonó mi celular.
Mensaje de texto:
Jhoanna: ¿Podemos hablar?
Esto iba a terminar mal. No sabía que responder. Por un lado nunca le di la oportunidad de explicarme lo que sucedió y por otro era tonto escuchar a la amiga de toda la vida que se metió con tu novio. Pero. ¿y si no fue así?
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Bajo La Luna.
Teen FictionPor la orilla de la playa se encontraba sola, con 25 dólares en el monedero y sin ilusión alguna, lastimada una vez más. Cuando de pronto llega aquél chico que te pone los pelos de punta y te hace quererlo aunque no lo desees. Ese chico que llega a...