Capítulo 8

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Finalmente, sus planes para su nuevo diseño estaban prontos. Solo tenía que conseguir los materiales adecuados y podría construir el robot perfecto para...

Un golpecito en su ventana.

El pelinegro trató de ignorar el ruido para concentrarse en los toques finales de su diseño, pero el ruido solo creció. Gruñendo, Hiro se puso de pie y caminó hasta la ventana solo para encontrarse con una piedra chocando contra el cristal. Abrió los ojos como platos antes de mirar hacia la calle. Itona sonreía levemente avergonzado, sus ojos clavados en el chico de la ventana.

-¡¿Qué haces aquí?! –Le cuestionó una vez que logró bajar las escaleras y evadir a Cass sin problemas- ¿Me seguiste?

-Eh, no... ¿Recuerdas que me diste tu número y dirección? Yo te di el mío.

Hiro lo miró perplejo antes de restregarse los ojos con su mano, tratando de recordar lo ocurrido. Al no poder recordar nada, levantó la vista y suspiró.

-¿Me drogaste? –Susurró.

-¿Qué? No, Hiro...-Itona comenzó a reír- No hasta que tú lo quieras.

Ante este comentario, el chico solo logró emitir un quejido. Itona dejó de reír y palmeó la espalda de su amigo. Este solo bufó, girando su cabeza en dirección contraria.

-Bueno, tal vez no... pero no estoy mintiendo. En fin, vine a decirte que Ritsu tiene una pelea esta noche. ¿Interesado?

-Seguro... las peleas de ayer estuvieron bien. Gracias por prestarme tus inventos.

-No me agradezcas –Sonrió- Por cierto, si necesitas ayuda con el tuyo, tengo algunos materiales sin uso en casa.

Hiro asintió levemente antes de dedicarle una pequeña sonrisa al castaño. Soltó un leve suspiro antes de mirar hacia la puerta del café. Itona, quien se había mantenido en silencio por un tiempo prolongado, colocó disimuladamente un brazo alrededor de los hombros de Hiro. Este recostó su cabeza contra el castaño.

Necesitaba escapardel lugar de sus pesadillas, el hogar de las voces. Su casa ya no era la misma.

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