Capítulo 5

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Eran alrededor de las 4 AM cuando Hiro se despertó con la respiración agitada y su cuerpo empapado de sudor. Las imágenes de la pesailla que habían acabado con su sueño todavía lo atormentaban. Estaban plasmadas en su mente, claras y vívidas. Sacudió la cabeza y miró la hora. Un suspiro de frustración se escapó de los labios del chico. Metiéndose nuevamente bajo sus sábanas, Hiro trató de seguir durmiendo, pero no lo consiguió. Decidió que una caminata bajo la luz de la luna aclararía sus pensamientos y le permitiría dormir, ya con su mente despejada.

Rápidamente se bajó de su cama, tirando las sábanas y acolchados al suelo durante el proceso. Hiro se sacó su sudorosa remera blanca para remplazarla por una azul oscuro, sus pantalones de pijama por unos jeans y por último una campera negra para evitar pasar frio. Luego de colocarse los zapatos, bajó silenciosamente las escaleras y se escabulló por la puerta delantera, siempre cuidando que Cass no se despertara.

El joven se movía calmadamente por las levemente iluminadas calles. No tenía rumbo alguno, pero en ese momento no podía importarle menos. No había mucha gente afuera, y solo se podía ver algún que otro auto pasar de vez en cuando. Despegando su vista del suelo, Hiro cruzó la calle hasta llegar a una pequeña plaza a unas cuadras de distancia de su casa. Paró en seco al notar una alta y delgada figura sentada en la única banca. La zona estaba pobremente iluminada, por lo que no podía distinguir quien era. Se acercó con cautela, y allí es cuando no notó. Era un adolescente de su edad, con cabello castaño oscuro y cuerpo delgado. De cerca no parecía ser tan alto, sino que tenían la misma altura. El pelinegro contuvo la respiración. Aquel chico misterioso lo había notado. Sus labios se curvaron en una media sonrisa mientras se ponía de pie y caminaba hasta Hiro.

-Vaya, vaya. ¿Qué hace un chico como tú solo a estas horas? -El castaño colocó sus manos en sus bolsillos.

Silencio.

- ¿Acaso tienes miedo?

-No -Murmuró Hiro- Además, podría preguntarte lo mismo.

-Mhm...-Sonriendo, colocó un cigarro entre sus labios- Tienes confianza. Me gusta. ¿Quieres uno? –Le extendió su mano, ofreciéndole la caja con cigarrillos.

Hiro arrugó la nariz, disgustado. El castaño solo se encogió de hombros y guardó la cajita, prendiendo el que tenía entre sus labios. Soltó un poco de humo antes de hablar.

-Eh, niño. ¿Cómo te llamas?

-Soy Hiro...-El pelinegro frunció el ceño levemente y clavó su vista en sus zapatos, como si fuesen lo más interesante del mundo.

-Itona, a tu servicio -Una risa burlona se plasmó en la cara del castaño.

Antes de que Hiro pudiese comentar algo más, Itona soltó un suspiro y apagó su cigarro. La sonrisa seguía curvada en sus finos labios, dejando al otro chico un tanto incómodo. Miró las vacías calles, sus ojos verdes examinando sus alrededores.

-¿Sabes? Te he visto en las peleas de robots, y conozco un par de chicos que están interesados en conocerte. Quieren saber cómo ganas tan fácilmente -Desvió su mirada hasta encontrarse con la de Hiro- ¿Te interesa conocerlos?

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